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Resumen
¿Supone la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump una revolución? Es decir, ¿la actual administración estadounidense va a suponer un giro copernicano en las relaciones exteriores? O ¿se limitará a modificar ciertos aspectos de la política exterior de sus antecesores?
La base del análisis son los dos principales documentos oficiales publicados por la Administración republicana hasta la fecha: la Estrategia de Seguridad Nacional, publicada en diciembre de 2017, y la Estrategia de Defensa Nacional de 2018. El análisis de dichos textos, y su comparación con sus homólogos anteriores, nos permitirá observar tanto las diferencias como las consonancias entre las últimas Administraciones estadounidenses (principalmente, la de Obama) y la actual.
Cuerpo Artículo:
La última Estrategia de Seguridad Nacional de 2017[1] tiene como predecesora la elaborada en febrero de 2015 durante el segundo mandato del presidente Obama. La nueva NSS plantea algunos cambios en relación a la anterior, sin abandonar su estructura formal. Por ejemplo, ambos documentos sitúan la seguridad como su primer punto tras la introducción. En el caso de la NSS de Trump vemos que este punto es catalogado como Protect the American People, The Homeland, And The American Way of Live. En la NSS de Obama, el título se reduce a Security. Este es ya un indicio de hacia dónde van las prioridades de cada documento.
Ambos epígrafes incluyen la lucha contra el terrorismo, la prevención de la diseminación y el uso de Armas de Destrucción Masiva. En ambos documentos la principal prioridad económica es volver a la senda del crecimiento, siendo el liderazgo en Tecnología e Innovación una de los pilares necesarios para la mejora de la economía estadounidense. De hecho, ambas NSS poseen un subtítulo cuasi idéntico. La administración Obama lo catalogó como Lead in Science, Technology, and Innovation y la última NSS lo titula Lead in Research, Technology, Invention, and Innovation.
Sin embargo, cada documento posee un enfoque propio para alcanzar su objetivo. En la NSS de Trump aparece uno de los principales ejes de su campaña; la lucha por el “Comercio justo”[2], titulado en el documento como Promote Free, Fair, and Reciprocal Economic Relationships. Este apartado, que podríamos calificar como más proteccionista, también tiene ciertas similitudes con la NSS de Obama. De hecho, dentro del subtítulo Shape the Global Economic Order podemos encontrar la siguiente frase:
“Los Estados Unidos tienen una de las economías más abiertas en el mundo. Nuestras tarifas son bajas, y no usamos la regulación para discriminar contra bienes extranjeros. Esto mismo no es cierto en todo el mundo, y de ahí es por qué nuestra agenda comercial está centrada en reducir las tarifas sobre productos americanos, rompiendo barreras a nuestros bienes y servicios, y poniendo normas más altas para nivelar el campo de juego para trabajadores americanos y sus empresas”[3].
Si nos encontrásemos esa afirmación sin autor, definitivamente la atribuiríamos al discurso proteccionista del presidente Trump. Empero, ésta nos confirma la preocupación existente en ambas Administraciones por el doble rasero existente en algunos países sobre el comercio internacional.
Por último, ambas NSS establecen sus prioridades geopolíticas. En el caso de la NSS de Obama es capital destacar su ya famoso giro hacia el Pacífico. Este punto es descrito en el mismo documento como Advance our Rebalance to Asia and the Pacific.
En este sentido, el documento afirma que “Estados Unidos ha sido y seguirá siendo una potencia del Pacífico”[4]. Por ello, y como principal potencia mundial, el liderazgo estadounidense seguirá siendo vital para mejorar la estabilidad y la seguridad, facilitar el comercio a través de un sistema abierto y transparente[5], y asegurar el respeto de los derechos y libertades universales.
En esta misma dirección, la Administración Obama señala la modernización de las alianzas con Japón, Corea del Sur, Australia y Filipinas y la mejora de las interacciones entre ellos, como la mejor medida para garantizar la estabilidad en la región[6]. Por enésima vez, la NSS señala que resulta prioritario trabajar con los socios asiáticos para promover economías más abiertas y transparentes, apoyando el avance de las normas económicas internacionales, que son vitales para el mantenimiento del crecimiento económico mundial[7].
En resumen, lo que podemos afirmar es que, si bien ambas NSS son diferentes en sus enfoques, también tienen puntos de encuentro en temas fundamentales como la identificación de las principales amenazas exteriores (China y Rusia), los principales focos de inestabilidad (Irán y Corea del Norte), la necesidad de mantener la independencia energética, el auge de la región Asia-Pacífico, etc. Pero, sobre todo, ambas comparten el mismo acervo cultural y de valores, promoviendo la defensa de la libertad y la democracia. Esto no es más que otra prueba de que los intereses nacionales están por encima de cualquier partido e ideología, y es una de las claves para entender por qué Estados Unidos sigue siendo la potencia hegemónica de la actualidad.
Por tanto, a tenor de lo analizado, podemos dar respuesta a nuestra pregunta de investigación. Si bien podría parecer que la nueva NSS de la administración Trump supondría una revolución, más bien podemos catalogarla como una reforma[8].
A pesar de los temores iniciales del establishment estadounidense, la política exterior estadounidense sigue rigiéndose por el mismo principio básico: Estados Unidos como eje central de las relaciones internacionales. Como hemos visto a lo largo del artículo, la Administración Trump no reniega al liderazgo global, más bien lo subordina al bienestar de la sociedad estadounidense. En este sentido, la administración estadounidense deja muy claro en la NSS que Estados Unidos no va a abandonar a sus aliados, ni a aquellos que demanden su ayuda, siempre y cuando éstos compartan valores como la libertad, democracia o el libre comercio.
Sin embargo, sí que podemos afirmar que existen diversos aspectos que suponen un giro importante en la dirección que ya está tomando la política exterior estadounidense. El más importante ellos es el retorno al paradigma anterior a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Tras casi dos décadas en las que el terrorismo ha sido la principal amenaza (sobre todo para la Administración de Bush hijo), tanto la nueva Estrategia de Seguridad Nacional como la Estrategia de Defensa destacan que “… la competición estratégica interestatal, y no el terrorismo, es ahora la principal preocupación de seguridad nacional de Estados Unidos”[9]. Este hecho, ejemplifica la asunción de las tesis realistas por parte de la Administración Trump, por lo que un mayor conocimiento de esta escuela de pensamiento nos permitirá entender e incluso prever hasta cierto punto, el comportamiento exterior estadounidense
[1] En adelante NSS (por sus siglas en inglés).
[3] “The United States has one of the most open economies in the world. Our tariffs are low, and we do not use regulation to discriminate against foreign goods. The same is not true throughout the world, which is why our trade agenda is focused on lowering tariffs on American products, breaking down barriers to our goods and services, and setting higher standards to level the playing field for American workers and firms”. National Security Strategy 2015, p. 17
[4] “The United States has been and will remain a Pacific power”. National Security Strategy 2015, p.24.
[5] Una vez más, se vuelve a citar la necesidad de unas reglas justas e iguales para todos.
[6] En otras palabras, mantener el equilibrio de poder favorable a Estados Unidos.
[7] “We are also working with our Asian partners to promote more open and transparent economies and regional support for international economic norms that are vital to maintaining it as an engine for global economic growth.” NSS 2015, p.24.
[8] Entiéndase el término según la definición que la RAE da del mismo: “Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo”. Como apunta Calduch: “a pesar de las lógicas alteraciones derivadas de los cambios en la presidencia norteamericana entre republicanos y demócratas, las directrices básicas de la política exterior y defensa de Estados Unidos no han experimentado cambios radicales sino que, por el contrario, demuestran una clara continuidad con las únicas excepciones de la lucha contra el terrorismo internacional, especialmente el terrorismo yihadista tras el 11-S, y la pérdida de la importancia política y estratégica atribuida al área hemisférica a favor de una orientación mucho más clara y decidida hacia el área de Asia-Pacífico”. En Añorve, D.; Cid, I.; Gutiérrez, A.T. (coords.). – Los BRICS entre la multipolaridad y la unipolaridad en el siglo XXI.- Edit. Universidad Nacional Autónoma de México; Universidad de Guanajuato. México, 2012; p. 30. Disponible en: https://www.ucm.es/data/cont/docs/835-2018-03-01-Hegemonia%20multipolaridad%20y%20multilateralismo%20los%20casos%20de%20Estados%20Unidos%20y%20Uni%C3%B3n%20Europea.pdf
[9] “Inter-state strategic competition, not terrorism, is now the primary concern in U.S. national security”, Estrategia de Defensa Nacional, p.1.
Este artículo ha sido gracias al Instituto Español de Estudios Estratégicos.
Una versión más completa del articulo lo podemos ver en el siguiente link