Foto: CNN en español
Resumen
El presente artículo tiene como propósito analizar el panorama de las fuerzas de seguridad iraníes en el marco de la reciente crisis desatada por Estados Unidos, después del asesinato selectivo del general Qasem Soleimani y, con base en el análisis de la influencia de Irán en América Latina, plantear algunos escenarios y conclusiones para la región.
Panorama de las fuerzas de seguridad iraníes
El general Qasem Soleimani fue asesinado en Bagdad, Irak, el pasado 3 de enero por orden del presidente Donald Trump. La respuesta de Teherán, fue el envío de cerca de veinte misiles a bases militares estadounidenses en Irak, durante una operación titulada «Mártir Soleimani» el 8 de enero.
Las relaciones entre Estados Unidos e Irán han sido complejas desde la salida del trono del sha Mohammad Reza Pahlavi en 1979, que trajo consigo la creación de la República Islámica por el ayatolá Jomeini. Estos actos llevaron a que el 4 de noviembre de 1979 se rompieran las relaciones diplomáticas entre estos dos países. Posteriormente, estudiantes invadieron la embajada de Estados Unidos en Teherán después de sospechar que se estaba espiando a autoridades iraníes, donde secuestraron a 52 diplomáticos estadounidenses. La captación de la embajada duró cerca de 444 días. La respuesta de Washington fue la implementación de las primeras sanciones económicas contra Irán.
En 1995, Washington decretó un embargo de petrolero y posteriormente uno económico. Además, se prohibieron todas las transacciones financieras o comerciales entre los dos países. Barack Obama intentó hacer un cambio en las relaciones a través de un acuerdo para reducir las tensiones. Obama ofrece a Irán que finalice su programa de investigación nuclear y, a cambio, Estados Unidos levantaría las sanciones. Esta propuesta lleva a un hecho histórico: el 14 de julio de 2015 se firma un entre Irán, Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña y Alemania.
El acuerdo llevó a una reducción en cierta medida de las tensiones, sin embargo, la llegada de Donald Trump cambió el panorama. En 2018, el presidente estadounidense decide salir del acuerdo y endurecer las sanciones contra Teherán. Esto forma parte de la cadena de eventos que lleva a la decisión de ordenar el asesinato del General Soleimani en enero de 2020.
Irán argumenta que en el Medio Oriente sus represalias son proporcionales y finales, ocasionando que los intereses estadounidenses sigan expuestos. En realidad, las represalias pueden tener un efecto mayor en el dominio cibernético donde Irán es particularmente fuerte. Entre los principales riesgos se encuentran: el espionaje, el sabotaje o los ciberataques.
De hecho, uno de los últimos ataques registrados fue por parte de un grupo de piratas informáticos iraníes que atacó el Programa de la Biblioteca del Depósito Federal. El ataque consistió en presentar una imagen del presidente Trump siendo golpeado en la cara. Según la empresa estadounidense Cloudflare, los intentos de piratería de Irán dirigidos a sitios de instituciones locales o federales de los Estados Unidos aumentaron en un 50% después de la muerte del general Soleimani.
Si bien una confrontación entre el ejército estadounidense y el ejército iraní parece descartada, Irán tiene, como las últimas acciones, medios de disuasión contra sus adversarios, en particular contra los estadounidenses y los israelíes.
Por otro lado, Teherán depende de su ejército, así como del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) (Pasdarans). El ejército regular, Artesh, es un ejército defensivo clásico que cuenta con cuatro cuerpos: el ejército de tierra, la aviación, la marina y la defensa aérea. Tiene 350,000 hombres distribuidos en una docena de divisiones. Su misión principal es la guardia fronteriza y la protección del territorio. No tiene la capacidad logística para proyectarse fuera del país.
Los Pasdarans tiene un estado de fuerzza entre 150,000 y 200,000 hombres, sirven a la ideología del régimen e informan directamente al Líder Supremo, Ali Khamenei, y tienen la responsabilidad de proteger el régimen tanto por dentro como por fuera. A nivel nacional, son los mejor equipados, con los equipos más modernos, eficientes y estratégicos. Es una fuerza para proteger el régimen iraní y al mismo tiempo, una fuerza para proyectar la influencia del régimen en el extranjero (Pierre Razoux, IRSEM).
La fuerza de Quds, liderada hasta su asesinato por Qasem Soleimani, es la unidad de élite de los Pasdarans. Esta entidad es responsable de la inteligencia y las operaciones externas. Entre sus tareas se encuentran: informar directamente a Ali Khamenei y brindar apoyo logístico a las milicias chiitas pro-iraníes en Irak, Líbano y Siria. En los últimos años ha apoyado al régimen de Bashar al-Assad contra Daesh.
El presupuesto militar de Irán ronda los 16 mil millones de dólares por año, lo que lo ubica en el decimoquinto a nivel mundial. Por lo tanto, queda lejos de Arabia Saudita, cuyo gasto militar alcanza los 60 mil millones de dólares por año y, por supuesto, del ejército estadounidense y sus 700 mil millones de dólares. Además, su equipamiento militar es obsoleto. La fuerza aérea solo tiene sesenta y cinco aviones de combate, algunos de los cuales datan de la época del Shah (François Nicoullaud). Esto es resultado de las sanciones internacionales que le han sido impuestas al país.
Sin embargo, Irán tiene uno de los mejores sistemas del mundo en términos de defensa aérea, en particular el radar ruso transhorizonte Rezonans NE 3. En 2016, adquirió el sistema de defensa aérea ruso S300, que le permite defender sus sitios estratégicos en un radio de doscientos kilómetros.
Finalmente, la República Islámica, de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, tiene también al menos trescientos misiles Shahab-1 y Shahab-2 con un alcance máximo de 500 kilómetros, que datan de la década de 1980 y de fabricación norcoreana; cien misiles cuyo alcance de acción supera los 1,000 kilómetros; y; misiles Shahab-3 capaces de atacar objetivos terrestres en un radio de 2,500 kilómetros.
Impacto sobre América Latina de la crisis entre Estados Unidos e Irán
Las agencias de seguridad e inteligencia de Estados Unidos han insistido y presionado a las autoridades gubernamentales latinoamericanos, desde hace más de dos décadas, del interés del régimen iraní de tener una actividad relacionada con posibles actos terroristas en contra de objetivos estadounidenses o israelíes.
La gran mayoría de los países de la región mantienen relaciones diplomáticas normales con Irán, algunos de ellos, por el conflicto con Estados Unidos, han decidido ampliar los niveles de cooperación, como es el caso de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia. En términos reales, Irán tiene muy poca influencia en la América Latina por la presión ejercida por Estados Unidos. Recordemos que la relación bilateral más importante para la mayoría de los países latinoamericanos y del Caribe es con la potencia norteamericana, de ahí que pocos países se han aventurado a estrechar sus relaciones con Teherán, a través de acuerdos de cooperación en distintas áreas.
El único país que ha tenido tensiones con el gobierno de Irán es Argentina, por el muy probable apoyo que recibieron los terroristas de Hezbollah, por parte de ese gobierno y que lo vinculan fuertemente con los atentados en Buenos Aires en contra de objetivos vinculados con Israel y la comunidad judía en 1992 y 1994.
Por otro lado, las agencias de inteligencia de Estados Unidos en colaboración con países de la región como Argentina y Perú ya han llevado procesos judiciales en contra de ciudadanos de origen libanés con ligas directas con Hezbollah. El primer caso en Argentina conocido como “Clan Barakat” vinculó a Assad Ahmad BARAKAT en una red de la delincuencia organizada y lavado de dinero. En 2018, las autoridades argentinas congelaron los activos de él y otros miembros de su organización vinculados con Hezbollah y que operaban en la zona de la Triple Frontera con Brasil y Paraguay.
En el caso del Perú, en 2014 el ciudadano libanés Muhammad Ghaleb Hamdar admitió ser miembro de Hezbollah. La investigación descubrió en su apartamento fotografías de lugares públicos frecuentados por turistas y judíos, así como rastros de explosivos.
En el caso de México y Centroamérica se ha documentado, en medios de comunicación, la detención de nacionales iraníes que buscan cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Los países de la región no se la juegan y normalmente detienen y extraditan a nacionales de Estados que se encuentran en las listas de terrorismo del Departamento de Estado.
A partir de la explicación de la situación geopolítica de la crisis reciente entre Washington y Teherán y con base en este análisis breve de la influencia de Irán en la región podemos prever los siguientes escenarios;
- Estados Unidos seguirá ejerciendo presión sobre los gobiernos latinoamericanos para mantener libre a la región de la operación de grupos terroristas vinculados con Irán.
- Asimismo, si la crisis entre los dos países aumenta, desde Washington puede venir la solicitud a algunos países latinoamericanos y del Caribe para expulsar a diplomáticos de esa nación del Medio Oriente.
- Países como México buscarán no caer en este tipo de presiones diplomáticas, por parte de Washington, pero no se arriesgarán y cooperarán al máximo con las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Europa e Israel para prevenir el uso de sus territorios como base de operaciones terroristas.
- Los gobiernos de Brasil, Argentina y Paraguay ya están redoblando los trabajos de cooperación para que presuntos terroristas no operen tan fácilmente en la zona de la Triple Frontera.
- Existe la probabilidad de ataques cibernéticos en contra de infraestructura estratégica en estos países. Son ataques con bajo costo para los perpetradores y de difícil detección y prevención todavía por los gobiernos del continente.
- Las alertas de viaje a Estados Unidos seguirán en un nivel intermedio y alto, lo que ocasionará molestias a viajeros que busquen ingresar a ese país desde puertos de Latinoamérica y el Caribe. También, destinos turísticos frecuentados por estadounidenses estarán en alerta y monitoreo permanente por parte de las agencias de seguridad de Estados Unidos.
Conclusiones
No estamos en la antesala de una confrontación de alcance global. Ni China ni Rusia se enfrentarán con Estados Unidos para defender a Irán. Esta última nación, tampoco está en una situación cómoda en términos económicos como para sostener una guerra de largo alcance en contra de Estados Unidos y sus aliados en la región: Arabia Saudita e Israel.
Los escenarios más probables que se presentan en América Latina son de corte diplomático y de posibles acciones de terrorismo que podrían ser cometidos por grupos de otras nacionalidades que apoyan al régimen iraní. Por lo anterior, las agencias de inteligencia civiles y militares latinoamericanas y del Caribe tendrán que redoblar esfuerzos de cooperación con sus contrapartes estadounidenses y europeas para evitar que el continente sea utilizado por terceros actores con fines terroristas.
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