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Una decisión estratégica clave de los Estados: ¿Más seguridad o más desarrollo?

Foto: Freepik

Resumen

La propuesta de este análisis es señalar la vital importancia del reconocimiento de la interdependencia de la seguridad y el desarrollo y su consecuente materialización en documentos político-estratégicos del más alto nivel. La discusión no es si más desarrollo o más seguridad, porque se requiere precisamente más seguridad y más desarrollo para alcanzar un elevado nivel de bienestar de las personas.  Para ello, es imprescindible contar con una Estrategia de Seguridad Nacional de carácter general y transversal que integre aspectos de seguridad y desarrollo. Sin embargo, hasta el momento, en la práctica, ningún país de América Latina ha desarrollado una Estrategia de Seguridad Nacional con estas características.

Análisis

Como producto de la Conferencia Especial sobre Seguridad realizada en México en octubre del 2003, actualmente en el continente americano prevalece el enfoque de seguridad multidimensional que abarca aspectos militares, políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. Sin embargo, en los documentos político-estratégicos oficiales, la dimensión militar continúa constituyéndose en el eje principal de la acción del Estado para hacer frente a las amenazas que afectan a la Seguridad Nacional.

Félix Arteaga nos proporciona una muy buena definición de Estrategia de Seguridad Nacional de carácter eminentemente pragmático: “Las estrategias son documentos programáticos que sirven para integrar la respuesta de los Estados a problemas que afectan seriamente al bienestar, seguridad y futuro de las sociedades y poblaciones”. (Sobre la Estrategia Española de Seguridad”, 2011).

A inicios del presente siglo, Estados Unidos fue el primer país en diseñar e implementar una Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) con un enfoque integral que incluye aspectos de seguridad y desarrollo. Continuaron otros países como Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Canadá, España, entre otros. Actualmente es una tendencia entre los países más desarrollados del mundo.

Por otra parte, los aspectos más relevantes que contempla una ESN, son el alineamiento entre los intereses nacionales, la Política Nacional y los Objetivos Nacionales, así como, su orientación para promover el desarrollo. Es decir, supera la visión restringida de seguridad e implementa el nuevo concepto de seguridad multidimensional. En el caso de América Latina, sin embargo, en la práctica, no se ha superado la concepción de seguridad limitada.

La característica común de los países de América Latina es que ninguno dispone de una Estrategia de Seguridad Nacional, que, a mi juicio, es el indicador más claro del reconocimiento de la multidimensionalidad de la seguridad. Otro aspecto común de los países latinoamericanos es la débil cultura de seguridad existente en la sociedad, persistiendo la idea del siglo anterior, que la seguridad es asunto de militares y policías. De esta manera la respuesta del Estado se basa fundamentalmente en Estrategias de Defensa Nacional y el empleo de Fuerzas Policiales, para el mantenimiento del orden interno e incluso hay una marcada tendencia del empleo de Fuerzas Armadas en tareas policiales. Sin duda, ello evidencia claramente el desconocimiento de la multidimensionalidad de la seguridad que incluyen a otros actores como el sistema judicial, el ministerio público, entidades estatales, entidades privadas y la sociedad en general, de cuya actuación integrada dependerá finalmente el grado de seguridad de un Estado.

Hay importantes aportaciones en la región, que han superado una visión restrictiva de seguridad. La doctrina del Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN, Perú) vigente desde la segunda mitad del siglo XX, hasta finales de la Guerra Fría, contemplaba que la Defensa y el Desarrollo eran interdependientes y eran cara de una misma moneda. “No hay Desarrollo sin Defensa, ni Defensa sin Desarrollo”. Bajo este enfoque y teniendo en cuenta la evolución del concepto de seguridad, podríamos inferir que la Seguridad y el Desarrollo son interdependientes y que “No hay Desarrollo sin Seguridad, ni Seguridad sin Desarrollo”.

En este mismo sentido, John Griffiths (Teoría de la Seguridad y Defensa en el Continente Americano. Análisis de los casos de EE.UU. de América, Perú y Chile, 2011, pág. 593) nos presenta un cuadro de estabilidad e inestabilidad en un Estado, en función de las variables de seguridad y desarrollo, que nos permite utilizarlo como un instrumento de análisis para determinar en que cuadrante se encuentra un Estado, de acuerdo a como esté logrando los objetivos estratégicos  de seguridad y desarrollo y su impacto en el nivel de bienestar de los ciudadanos, que reflejará el grado de consolidación del Estado.

Pese a estos ejemplos que muestran, el surgimiento de un nuevo enfoque basado en una visión multidimensional de la seguridad, lo cierto es que, en la práctica, las decisiones y las políticas adoptadas están mediatizadas por el desarrollismo, de tal manera que las inversiones en seguridad son relegadas a un segundo plano y se prioriza la dimensión económica, concentrándose la atención estricta y restringidamente en los datos económicos mensurables. Sin duda esta visión continua vigente, y de manera general los países de América Latina se constituyen en modelos desarrollistas, es así, que priorizan sus Planes y Estrategias de Desarrollo y descuidan los aspectos de seguridad, dejando de lado, un aspecto clave que debe orientar la respuesta integral y efectiva de un Estado: el reconocimiento de la interdependencia entre las variables de seguridad y desarrollo.

Por lo tanto, cualquier respuesta que diseñe e implemente un Estado para hacer frente a las amenazas que afecten a su Seguridad Nacional, debería considerar acciones estratégicas transversales, contemplando necesariamente aspectos de seguridad y desarrollo en función a la realidad de cada país.

En consecuencia, es imprescindible reflexionar sobre la vital importancia del reconocimiento de la interdependencia entre la seguridad y el desarrollo y su lógica materialización en documentos político-estratégicos del más alto nivel. La discusión no es si más desarrollo o más seguridad, porque se requiere precisamente más seguridad y más desarrollo para alcanzar altos niveles de consolidación como Estado, que proporcione un elevado nivel de bienestar a las personas.  Para ello, los modelos existentes de países referentes a nivel global nos muestran la importancia de contar en la actualidad con una Estrategia de Seguridad Nacional de carácter general y transversal, que incluya aspectos de seguridad y desarrollo. De esta manera, la ESN se constituye en un paraguas estratégico del más alto nivel, a partir de la cual se desprenden todas las estrategias ministeriales o de niveles similares, de tal forma que se asegure la participación articulada de todas las entidades públicas y privadas, así como de la sociedad en su conjunto. Con ello, se promueve una cultura de seguridad en la sociedad y se genera un compromiso e identidad de todos los actores como   componentes del Sistema de Seguridad Nacional, lo que finalmente redundaría en el empleo ponderado de todas las capacidades del Estado, para garantizar la protección de sus intereses nacionales, el bienestar de las personas, promover el desarrollo nacional y alcanzar los objetivos nacionales.

Referencias bibliográficas

ARTEAGA, FELIX, “Sobre la Estrategia Española de Seguridad”, Q&A del Real Instituto Elcano, 27/06/2011, http://129.35.96.157/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/defensa+y+seguridad/arteaga_estrategia_espanola_seguridad

CENTRO DE ALTOS ESTUDIOS NACIONALES (Colegio de Defensa de Uruguay), Conceptos de Seguridad y Defensa de los Países Iberoamericanos, desde la óptica de sus Colegios de Defensa, Uruguay, 2013.

G RIFFITHS SPIELMAN, John. Teoría de la Seguridad y Defensa en el Continente Americano, Análisis de los casos de EE.UU. de América, Perú y Chile, Santiago de Chile RIL Editores, 2011.

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Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú