Foto: Ejército del Perú
Resumen
La vida tal y como la conocemos ha cambiado radicalmente en todo el mundo. Con la llegada del COVID-19 al Perú, el Gobierno adoptó medidas para evitar la propagación del virus entre la población y mitigar su impacto, principalmente en término de vidas humanas. Estas disposiciones incluyeron la declaratoria del estado emergencia para el empleo de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) dentro del marco constitucional.
Esta situación, sin embargo, viene generando grandes retos para las instituciones armadas ya que, no necesariamente, se encuentran convenientemente equipadas o entrenadas para enfrentar este escenario. Antes de que esta pandemia llegara al país, el Ejército del Perú se encontraba inmerso en un proceso de transformación para desarrollar capacidades y cumplir eficazmente los roles asignados por el Estado, los cuales se aprecian en situaciones de emergencia como la actual. Este proceso de transformación nació como una iniciativa al interior del Ejército, no sólo con la finalidad de modernizarlo e implementar cambios profundos en su gestión y cultura organizacional, sino también con la esperanza de que los decisores políticos reconozcan su importancia, asignándole los recursos requeridos.
En este artículo se describe la relevancia del empleo del Ejército del Perú, como parte de la estrategia formulada por el Gobierno, para enfrentar la pandemia del COVID-19. Asimismo, se analiza la importancia de continuar y respaldar el proceso de transformación iniciado por esta institución, ya que con ello se fortalece la capacidad de respuesta del Estado ante situaciones de emergencia.
Análisis
Covid-19: Retos y oportunidades
En el Perú, el primer caso conocido de COVID-19 se reportó el pasado 6 de marzo y la primera muerte trece días después. Sin embargo, a la fecha (22 de abril del 2020) el número de enfermos detectados es de 19,250, mientras que el número de fallecidos es de 530.[1] Si bien la cantidad de enfermos y fallecidos, a consecuencia del COVID-19, se viene incrementando diariamente, esta cantidad habría sido mucho mayor si el Gobierno no hubiera tomado una serie de medidas orientadas a imponer el aislamiento y la inamovilidad social, necesarios tanto para reducir la propagación del virus, como para ganar tiempo y evitar el colapso del sistema de salud. Es aquí donde el Ejército del Perú, en apoyo a la Policía Nacional del Perú (PNP), desempeña un rol importante, asegurando el cumplimiento de estas medidas las 24 horas del día. Se estima que de los aproximadamente 60,000 efectivos de las FF. AA. que actualmente vienen cumpliendo acciones de control territorial y control de fronteras, el 75% corresponde a efectivos del Ejército, el 17% a la Marina de Guerra y el 8% a la Fuerza Aérea.[2] No obstante, la unidad de comando o, al menos, la unidad de esfuerzo entre las FF. AA. y la PNP es vital para el éxito de las acciones en curso, ya que mejora el entendimiento de la situación, la sincronización y la adecuada asignación de recursos.
El Gobierno peruano ha dispuesto igualmente un paquete de medidas para fortalecer el sistema de salud y afrontar con mayor eficiencia esta pandemia. Estas medidas incluyen la declaratoria de la emergencia sanitaria, la aprobación del plan de acción para enfrentar la pandemia, el despliegue de hospitales móviles y módulos de atención exclusiva para enfermos del COVID-19, al igual que la creación de un Comando Operativo encargado de coordinar la capacidad de respuesta de todos los integrantes del sistema de salud a nivel nacional, cuya creación ha sido replicada en diversas regiones del país.
Para el logro de estas medidas, el Ejército cumple un significativo rol de apoyo. Por ejemplo, dos de los Comandos Operativos Regionales (Arequipa y Lambayeque) vienen siendo liderados por Oficiales Generales del Ejército. Asimismo, las aeronaves de esta institución vienen realizando el traslado de material e insumos médicos, muestras para ser analizadas, así como del personal de salud y funcionarios que requieran desplazarse a alguna región del país.[3] Por otro lado, miembros del Ejército apoyaron en la habilitación de un hospital provisional en la Villa Panamericana con capacidad aproximada para 3,000 camas.
Las medidas de aislamiento e inmovilización social impuestas por el Gobierno peruano, aunque necesarias, vienen impactando negativamente la economía del país, escenario que se agrava debido al alto índice de informalidad, en el mercado laboral nacional (aproximadamente 70%). Para enfrentar esta situación, el Poder Ejecutivo ha dispuesto la asignación de bonos, la entrega de canastas con alimentos a casi un tercio de la población del país, la aprobación de líneas de crédito para las empresas, y un plan de reactivación para la economía peruana. En este sentido, el Ejército viene apoyando diariamente a los gobiernos locales y regionales en el transporte, seguridad y distribución de canastas con alimentos, así como viene elaborando y distribuyendo el “Pan Bicentenario,” un pan de gran tamaño y elevado valor nutricional. Otras acciones de apoyo a la población incluyen la desinfección de calles en diversas regiones del país y la recepción de llamadas telefónicas que se realizan a la línea 113, donde se atienden los reportes de presuntos casos sospechosos del COVID-19.
Aunque el esfuerzo es grande, esta pandemia muestra las debilidades existentes en los diversos sistemas del Estado y deja lecciones aprendidas que deben ser tomadas en cuenta, si se desea encontrar oportunidades al término de esta crisis. Un claro ejemplo de esta situación es la necesidad de recursos humanos en el Ejército del Perú, por lo que el gobierno ha dispuesto el llamamiento extraordinario de 10,500 miembros de la reserva orgánica del Ejército por un periodo de 60 días.[4] Si bien es cierto que la respuesta de los reservistas ha sido sumamente rápida, para recibirles se requiere de infraestructura, vestuario y equipamiento disponible que permita absorber rápidamente esta cantidad de personal. Otro de los retos se relaciona precisamente con el cumplimiento de las acciones de control interno y de frontera, ya que su ejecución implica la posibilidad no sólo de lidiar con ciudadanos violentos, sino también – de ser necesario – reducirlos, sin ocasionarles daños permanentes. Para ello no sólo se necesita contar con un adecuado marco legal, sino también disponer de doctrina, equipamiento y entrenamiento para enfrentar estas situaciones. Al respecto, el Gobierno ha manifestado que se dotará con armas no letales a los miembros de las FF. AA. y la PNP.[5] Sin embargo, la adquisición, distribución y entrenamiento para el adecuado empleo de este material toma tiempo, lo que genera un problema debido a que el tiempo, en situaciones de crisis, es un recurso muy limitado.
En el Perú mucho se ha hablado sobre la utilidad de contar con FF. AA. en pleno Siglo XXI. Diversos analistas han manifestado que el desarrollo de capacidades en las FF. AA. es un gasto que constituye una carga para el Estado; sin embargo, la realidad demuestra que el desarrollo de estas capacidades constituye una inversión, principalmente en situaciones de emergencia. Por ejemplo, el Ejército del Perú actualmente puede transportar a personal y material para que realicen diversas acciones, en gran parte, gracias a los 308 camiones todo terreno MAN adquiridos el 2016 y a los 24 helicópteros MI 17 SH-P adquiridos el 2013. Esto ha quedado demostrado no sólo durante esta pandemia, sino también durante los desastres por eventos naturales que el país ha sufrido en los últimos años. De no haberse realizado estas adquisiciones, el Ejército tendría actualmente grandes dificultades para realizar sus tareas, repercutiendo negativamente en la capacidad de respuesta del Estado.
La transformación debe continuar
Durante la última década, diversos Ejércitos de la región, incluyendo al Ejército del Perú, han iniciado procesos de transformación que les permitan enfrentar los retos y amenazas a la seguridad nacional y cumplir eficazmente los roles que el Estado les asigna. La transformación militar involucra cambios profundos en la institución que la implementa, revisando y rediseñando sus procesos medulares (a través de una reingeniería), así como cerrando las brechas existentes en sus capacidades actuales (a través de una modernización). Sin embargo, la transformación implica, principalmente, cambios significativos en la cultura organizacional, es decir, cambios en el conjunto de creencias, hábitos, valores, actitudes y tradiciones existentes en la institución militar.[6] En el marco de la transformación, la reingeniería busca que la gestión institucional sea más moderna, eficiente y transparente, así como el cambio de la cultura organizacional demanda en todo su personal un accionar basado en pilares como honor, honestidad, lealtad y transparencia.
A principios del 2020, el General de Ejército Jorge Céliz Kuong, Comandante General del Ejército del Perú, aprobó el Plan de Transformación Institucional (PTI). Este Plan constituye el Plan de Desarrollo Institucional al 2034 el cual -en su primera fase- pretende alcanzar la Visión del Ejército, en ese horizonte de tiempo. El PTI, en su primer nivel de planeamiento, contempla 16 objetivos estratégicos, 86 acciones estratégicas y diversos indicadores que permitirán medir el logro de los objetivos y el desempeño de la organización. Asimismo, el PTI aprobado guiará la implementación del proceso de transformación institucional y permitirá el inicio del planeamiento del segundo nivel (a cargo de los Comandos y Divisiones de Ejercito); así como, el posterior planeamiento del tercer nivel (a cargo de los Elementos de los Comandos y de las Grandes Unidades de Combate).
Al igual que en muchos países, los esfuerzos de las instituciones públicas peruanas actualmente se enfocan en mitigar los efectos de la pandemia. Sin embargo, todo hace presagiar que este problema no se solucionará rápidamente y, aunque suene incómodo, se deberá aprender a convivir con él. Es decir, la vida continuará, pero con mayores restricciones. Consecuentemente, el Ejército del Perú deberá continuar con su desarrollo y concentrar sus esfuerzos en el proceso de transformación iniciado si es que se desea aprovechar alguna oportunidad después de esta crisis. Por una parte, las acciones estratégicas deberán ser implementadas tanto por las Direcciones del Estado Mayor General del Ejército, como por los Comandos y Divisiones de Ejército. Por las circunstancias que se viven, el cumplimiento de las metas originales constituirá un reto para aquellos líderes que realmente están comprometidos con el proceso de transformación. Por otra parte, los Comandos y Divisiones de Ejército deberán continuar con el planeamiento del segundo nivel, ya que las acciones estratégicas que formulen complementarán el PTI y guiarán el planeamiento del tercer nivel a cargo de sus elementos subordinados. Como se puede apreciar, las acciones por realizar son diversas y demandarán un gran esfuerzo, siendo uno de los aspectos más cruciales la asignación de los recursos financieros de la institución, de acuerdo con las prioridades contempladas en el Plan de Transformación.
El cambio de la cultura organizacional es fundamental para el éxito del proceso de transformación, ya que el principal esfuerzo ha de enfocarse en el cambio de la mentalidad de sus miembros. En este sentido, tanto la Dirección de Personal del Ejército como el Comando de Educación y Doctrina del Ejército cumplen un rol fundamental, toda vez que las nuevas normas que forjen la cultura organizacional deberán ser formuladas, difundidas, interiorizadas y cumplidas por los miembros de la institución. Esta tarea no es fácil, debido a que se intenta cambiar el patrón de suposiciones básicas compartidas por la organización durante muchos años.
La situación de emergencia que se vive debería ayudar a las instituciones públicas, incluyendo al Ejército, a aprender de los errores cometidos. Para ello, un adecuado programa de lecciones aprendidas constituye una herramienta clave para una mejora continua, ya que permite identificar, recopilar, analizar, difundir y archivar no sólo las lecciones, sino también las mejores prácticas, al tiempo que facilita compartir el conocimiento y la experiencia adquirida. Este programa se deberá dar tanto en el nivel táctico (para mejorar las tácticas, técnicas y procedimientos vigentes) como en el nivel estratégico de la institución (para revisar procedimientos, corregir Directivas y determinar claramente los roles y responsabilidades).
Asimismo, esta emergencia tendría que servir, de ser necesario, para revisar el desarrollo de la fuerza dentro del proceso de transformación, identificando aquellas capacidades que el Ejército debería incrementar para cumplir eficazmente sus misiones y reforzar la capacidad de respuesta del Estado. Por ejemplo, la capacidad de contar con una sanidad militar con los recursos y la preparación requeridos es primordial ya que esta constituye la reserva de sanidad estratégica del país. En la actualidad, los países que cuentan con una sanidad militar robusta vienen empleando esos recursos en apoyo del sistema de salud, operando hospitales militares de campaña debidamente equipados y con personal de salud preparado para enfrentar la pandemia. No obstante, para el desarrollo de esta y otras capacidades se requiere de una adecuada asignación de recursos por parte del Estado.
Es aquí donde la línea de esfuerzo de sensibilización del proceso de transformación cobra un rol trascendental, ya que permitirá mostrar los beneficios de este proceso tanto para la sociedad como para los diferentes sectores y organismos del Estado. Dichos esfuerzos deberán centrarse en hacer que los decisores políticos comprendan que la asignación de recursos para el adecuado desarrollo de capacidades en el Ejército no constituye un gasto, sino una inversión para el futuro que fortalecerá la capacidad de respuesta del Estado frente a situaciones de crisis.
Conclusión
Esta pandemia muestra la necesidad de fortalecer el sistema de salud peruano, pero también la necesidad de fortalecer la capacidad de respuesta del Estado para afrontar situaciones de emergencia. Muchos ciudadanos desconocen la importancia de contar con un Ejército debidamente equipado y entrenado, reconociendo su utilidad únicamente cuando se encuentran viviendo situaciones de crisis.
Sin embargo, el principal problema radica cuando son los propios decisores políticos los que no la reconocen ni valoran oportunamente, limitando su necesario desarrollo. El proceso de transformación del Ejército del Perú constituye una valiosa oportunidad para que el Estado fortalezca su capacidad de respuesta, siendo necesario que el Gobierno asegure la oportuna y adecuada asignación de recursos para que esta institución castrense desarrolle sus capacidades y pueda actuar de manera eficiente en contextos de alta complejidad como es el actual. Ahora más que nunca, el proceso de transformación debe continuar. “Mayor esfuerzo hacia la misma meta…sigamos avanzando”.
[1] La República, “Coronavirus en el Peru”, accedido 22 de abril de 2020, https://larepublica.pe/coronavirus-en-el-peru/.
[2] Defensa.com, “Fuerzas Armadas del Peru en lucha frontal contra el Covid-19”, 26 de marzo de 2020, accedido 19 de abril 2020, https://www.defensa.com/peru/fuerzas-armadas-peru-lucha-frontal-contra-covid-19-galeria.
[3] Plataforma Digital Única del Estado Peruano, “Aeronaves de las Fuerzas Armadas han realizado cerca de 50 vuelos en apoyo a la lucha contra del COVID-19”, accedido 19 de abril de 2020, https://www.gob.pe/institucion/mindef/noticias/112047-aeronaves-de-las-fuerzas-armadas-han-realizado-cerca-de-50-vuelos-en-apoyo-a-la-lucha-contra-del-covid-19.
[4] Peru21, “Martín Vizcarra llama a la reserva del Ejército de los tres últimos años para cuidar las calles”, 26 de marzo de 2020, accedido 19 de abril de 2020, https://peru21.pe/politica/coronavirus-en-peru-martin-vizcarra-llamaremos-a-la-reserva-del-ejercito-licenciada-en-los-anos-2018-2019-y-2020-covid-19-coronavirus-peru-fuerzas-armadas-noticia/?ref=p21r.
[5] El Peruano, “Pedirán prisión preventiva para agresores de policías y militares en estado de emergencia”, 27 de marzo de 2020, accedido 19 de abril de 2020, http://www.elperuano.pe/noticia-pediran-prision-preventiva-para-agresores-policias-y-militares-estado-emergencia-93569.aspx.
[6] Paul E. Vera, “Transformación Militar: Esfuerzo y Compromiso Institucional”, Military Review (Edición Hispanoamérica. Tercer Trimestre 2019), https://www.armyupress.army.mil/Portals/7/military-review/Archives/Spanish/Vera-Transformacion-militar-SPA-Q3-2019.pdf pp. 34-45.
Excelente apreciación y sin duda un análisis exacto del rol de las FFAA y del Ejército en particular. Es un artículo que debe ayudar al Comando del Ejército explotar la gran oportunidad que nos está dando esta crisis ante los políticos pues la población sabe de lo esencial que son las FFAA.
La incertidumbre de seguridad se incrementa con un presupuesto impredecible, son algunos impactos del COVID19, desconocidos pero predecibles, en lo económico y social. Existe países que la visión conjunta del empleo de la FFAA desde nivel estratégico impulsaron una transformación de nivel institucional, en otros países la cooperación militar internacional y la exportacion de seguridad fueron transcedentes para algunas iniciativas de cambio por los limitados recursos gubernamentales, y sólo en algunos paises emplearon decididamente las dos estrategias de cambio.
El plan de transformación es una oportunidad de generar el gran cambio de hacer entender a la sociedad y al estado que siempre las FFAA será necesarias , pero una institución será más grande cuando logremos mejorar las necesidades de nuestros hombres , bajo un pensamiento prospectivo , ético y moral,
Una clara y bien justificada exposición de la importancia de tener unas capacidades y los recursos necesarios para que las Fuerzas Armadas puedan garantizar una sólida resistencia ante fenómenos de esta índole. Felicidades
El CEEEP debe contar con personal multidisciplinario y realizar la Prospectiva correspondiente
Es cierto que solo en tiempos de guerra nos acordamos de Dios y de nuestros soldados… Está pandemia nos ha vuelto a convertir en seres más racionales… Esperemos que los valores se manifiesten como parte de su doctrina en las cabezas de todas las instituciones… Gracias glorioso EJERCITO!!! Su participación es valiosa para la sociedad espero que todos integren el nuevo chip de la reingeniería y modernización…. Unidos hacia una misma meta.
Excelente articulo Sr. Coronel. Plenamente de acuerdo con el cambio de cultura organizacional donde la formacion de lideres (especialmente lo que el Grl espanol Javier Marcos llama «pequenos grandes lideres») capaces de actuar eficazmente en situaciones complejas es vital; y, en la necesidad de que nuestros decisores politicos entiendan el para que si y el para que no respecto de empleo del instrumento militar que se vera reflejado en nuestros presupuestos. Sinceras felicitaciones.
Estimado señor José Robles.
Le agradezco por su comentario, con el cual coincido plenamente.
La calidad y el desarrollo de los líderes deben ser parte cualquier estrategia que se formule para ejecutar un proceso de transformación, debido a que ellos (los líderes) deben formar subordinados que asuman la responsabilidad de sus propias acciones y actúen de manera independiente. En ese sentido, los líderes estratégicos cumplen un rol clave en el proceso de transformación, ya que son los responsables de definir la visión, reafirmar los valores y liderar el cambio de la organización. Por esta razón, se debe priorizar la formación y el desarrollo de líderes estratégicos en el Ejército, mediante la capacitación y el empoderamiento. Asimismo, los líderes estratégicos deben entrenar y ser mentores de los futuros líderes de la institución porque ellos serán responsables de darle continuidad al proceso de transformación. Al respecto, Sullivan y Harper (autores del libro “La Esperanza no es un Método”) manifiestan que uno de los principales trabajos de los líderes estratégicos es, por consiguiente, hacer crecer a las personas que liderarán la organización cuando ellos se vayan.
Buen mensaje
Debo felicitar al Centro de Estudios Estratégicos y en particular al Señor Coronel Vera, por su iniciativa al escribir este artículo en el cual relaciona el Proceso de Transformación que viene emprendiendo nuestro glorioso Ejército del Perú y las lecciones aprendidas y por adquirir a raíz del Covid-19. Es complicado para un Oficial Superior en actividad hacer comentarios razonados sobre situaciones de orden político e institucional cuestionables y refutables por cierto.
Tenemos que hacernos varias preguntas y esperemos obtener respuestas objetivas e independientes. ¿Los procesos de transformación de las Fuerzas Armadas, corresponden al nivel político o institucional? De ahí se colige, que esta iniciativa no debió nacer en el interior del Ejército y menos constituir la propuesta individual de un mando circunstancial, en todo caso debió reflejar la iniciativa institucional y colectiva representada por del Alto Mando, Consejo Superior y el Estado Mayor General. ¿Porqué Marina de Guerra y Fuerza Aérea no han planteado una transformación? ¿Porqué el CCFFAA nunca se ha manifestado al respecto? tampoco el ejecutivo. Un proceso de transformación es lo mejor que podría pasarles a nuestras Fuerzas Armadas y las condiciones vulnerables de seguridad humana se prestan para gestionar los recursos necesarios que permitan implementar las capacidades operativas para atender el encargo de roles institucionales. Sin recursos económicos todo será una ilusión de papel y pérdida de tiempo.
¿Cambio de Cultura Organizacional? ¿Adonde deberíamos apuntar el esfuerzo del cambio? indudablemente hacia nuestros Centros de Formación ¿debemos empezar cambiando el concepto de administración en el Ejército? Deben haber excedentes o no, estos se deben revertir, reorientar para optimizar la gestión o ir a parar al bolsillo de los titulares y administrativos de la dependencia militar, aduciendo «es mi administración» ¿Porqué durante 40 años (1980-2020) se ha permitido que los Oficiales del Servicio de Intendencia, lucraran y se hicieran de mayores recursos económicos? sencillamente porqué nuestros líderes jerárquicos eran parte del círculo vicioso y corrupto. Este esquema administrativo debe extirparse de nuestros sentidos e idiosincrasia para poder intentar un cambio en nuestra cultura organizacional. ¿Porqué hasta ahora con tecnología existente, no podemos llevar adelante un proceso impecable en nuestra querida Escuela Superior de Guerra?
Los Estados Mayores no tienen porqué abrigar la esperanza ni mendigar a los actores políticos que reconozcan la importancia de la seguridad y defensa nacional, ellos saben y comprenden muy bien, pero hay algo más importante, no es rentable políticamente. Han pasado 18 meses desde que asumiera la Comandancia General del Ejército, mi dilecto amigo Jorge Celiz, quizá no llegue a ver los Carros de Infantería 8X8, que con tanto apasionamiento impulsó; sin embargo no fueron adecuadamente sustentados ante el MEF, tampoco se buscó el apoyo político deseado.
El proceso de transformación es inherente a las Fuerzas Armadas, su implementación garantizaría el incremento de las capacidades nacionales. Es importante proyectar al 2021, candidatos políticos de procedencia castrense para alcanzar los objetivos y metas previstas en el proceso de transformación institucional, es la única forma de continuar con el “Mayor esfuerzo hacia la misma meta…sigamos avanzando”.
Finalmente, lo felicito nuevamente por el excelente artículo, es bueno saber que hay gente pensante en el Ejército y sobretodo que expresa su punto de vista sin temor. la refutación y discrepancia enriquece el debate.
Atentamente
Coronel EP (R) Oswaldo Zapata Corrales
Arma Inteligencia
Doctor en Desarrollo y Seguridad Estratégica
Doctor en Gobierno y Política Pública
El PTI, como consecuencia del COVD-19 haran irrealizables los objetivos previstos en la transformación del Ejército, como bien indica el escrito, por la reducción considerable en la asignación de recursos financieros a los que se sumarán, como lo fue con los gobiernos anti militares luego de Fujimori y la ideología pro comunista enquistado en grupos de poder politico y economico. Ante ello, debería pensarse en reducirse para ser mas eficientes. Modificar la anticuada estructura de Regiones Militares por la de Divisiones de Fuerzas de Operaciones Especiales y una o dos Reservas Estratégicas Moviles. Dejar a la accion policial , la lucha conra los remanentes narcotraficantes en el VRAEM.
Excelente artículo mi Crl, nos pone en alerta para que tengamos en cuenta la gran dinámica del entorno en dónde las situaciones pueden cambiar rápidamente y el gran respaldo que podemos tener en un planeamiento organizado que nos permite identificar posibles soluciones a este tipo de problemáticas que afectan a todos los sectores del Estado
Completamente de acuerdo, somo consientes que el país desde que consolidó la frontera con el Ecuador el rol de nuestro Ejército tiene que cambiar en forma paulatina, teniendo en consideración que somos una Nación en vías de desarrollo situada en el Cinturón del Pacífico, una geografía especial y una criminalidad creciente, es que tenemos que orientar parte de su organización para afrontar los desastres naturales en apoyo de nuestra población, como lo que nos está sucediendo, pero con normas y reglamentos claros, en esta emergencia creo que el CCFFAA pudo hacer mucho más de lo que está haciendo (da la impresión que somo seguridad de la PNP para que actúen en el control de la población), supuestamente tenemos hospitales de campaña, que no se han visto, la intendencia en su organización cuenta con elementos de registro y entierro, que deben apoya a los hospitales que están colapsando, tenemos cocinas de campaña para apoyar a comedores populares de los AAHH, evitando que esa gente salga de sus casas, tenemos personal para hacer un registro y verificación de la gente que realmente necesita que los apoye el gobierno y que pueden repartir sobres con el dinero evitando grandes concentraciones en los bancos, se pudo aplicar la ley de movilización para el requise de vehículos de transporte y la descentralización de las personas, tantas cosas más en beneficio de la población si se hubiera puesto en ejecución el Consejo de Seguridad y hubiera participado el CCFFAA con mejores planes, mejor ejecución y sobre todo mayor control evitando el festín de algunas autoridades en la confección y reparto de canastas, finalmente recomendar que para estos casos de EMERGENCIA debe existir la NORMA de juicios sumarios para quienes traicionen al estado con actos corrupción y penas más drásticas
El proceso de transformación es muy necesario pero a la vez muy difícil, sobretodo porque implica un cambio de cultura, tarea que requiere un elevado compromiso de los altos mandos, mandos medios, mandos bajos y mandos en formación, quienes liderarán el cambio en el corto, mediano y largo plazo. Este cambio de cultura debe darse en todos los niveles simultáneamente; es como luchar contra un virus, si dejamos un sector sin atender, terminará regresando el virus a los demás sectores. Pero como dije será difícil, no imposible, y el soldado siempre a enfrentado situaciones difíciles, saliendo airoso de ellos por el sentimiento a su Ejército, a sus compañeros y al mando de sus líderes. Gran reto, construyamos el futuro.
Importante tener en cuenta la innovación y/o lo que tanto protegen de las mejores prácticas para estar a la altura de las necesidades, de otra manera son un Ejercito coludido por los intereses que salen de la geometría del Estado-Nación. Como dijo Álvaro Joaquim de Melo Siza Vieira «La tradición es un reto para la innovación». O.D.R.G.
Excelente informe , muy ilustrativo sobre todo para tener en cuenta en los nuevos roles del Ejercito del Peru