Autor

Venezuela: La paradoja del régimen en estado vegetativo persistente

Resumen

A pesar de encontrarse en un estado crítico y recibir un constante flujo de presiones por parte de diferentes gobiernos del hemisferio, el régimen bolivariano tiende a fortalecerse, valiéndose, precisamente, de los resultados infructuosos de las gestiones emprendidas por aquellos Estados interesados en el restablecimiento de la democracia en Venezuela.

Planteamiento

Desde hace una década, Venezuela, bajo el régimen chavista, puede ser considerado como un Estado disfuncional, o que está severamente afectado en su desarrollo (González Pérez, 2019; Naim, 2019).

Un Estado disfuncional es aquel que no logra satisfacer en términos sistémicos las demandas de la población, ni garantizar que se suplan las necesidades básicas, ni asegurar un clima de gobernabilidad y estabilidad en un contexto regional (López Ureña, 2018; CPAL, 2019).

Con todo, un Estado disfuncional ( al que la literatura especializada suele asimilar como fallido o colapsado), puede permanecer vigente gracias a la concentración de poder, es decir, detentándolo, o sea, manteniendo bajo su control el aparato legislativo, judicial, informativo, económico y educativo ( López Martín, 2011 ).

No obstante, la situación en Venezuela se ha hecho aún más compleja por tres factores coincidentes:

  1. La pandemia por la Covid-19,
  2. El descenso radical de los ingresos por petróleo y
  3. La relación de interdependencia con el crimen organizado.

Esos tres factores han puesto al régimen en una situación a la que puede denominarse «estado vegetativo persistente» (EVP).

En nuestro modelo, un país se encuentra en EVP cuando, aparte de lo dicho las disfunciones son de tal calado que,

  1. Entra en alteraciones de conciencia histórica y social ( al negar, por ejemplo, que millones de sus ciudadanos han tenido que migrar por causa de la miseria y la persecución ) ;
  2. No logra establecer cooperación sostenible o comunicación armoniosa con el sistema regional -más allá de la que siempre ha sostenido con aquellos considerados como ideológicamente afines, y
  3. Para sostenerse, depende estructuralmente, es decir, económica, diplomática y militarmente, de potencias con curul permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU (CS-ONU).

En otras palabras, el régimen chavista, inmerso en EVP,

  1. Genera tensiones sociales permanentes en el sistema interamericano ( por causas migratorias asociadas a derechos humanos ) ;
  2. Mantiene sus funciones vitales gracias a la concordancia con Cuba, el ALBA y actores armados no estatales como FARC-EP y ELN con los que interactúa simbióticamente, y
  3. Evita intervenciones humanitarias o sanciones mayúsculas gracias al apoyo estructural de China y Rusia, países que obstruyen cualquier resolución que en virtud del Cap. 7 de la Carta fuese a tomar en su contra el CS-ONU.

Dicho de otro modo, el régimen se encuentra en la situación más crítica desde que se fundó hace más de veinte años.

Pero, paradójicamente, es cuando se aferra al poder con más ahínco, cuando se hace menos sensible en materia de derechos humanos y cuando más estresante se vuelve para el vecindario por su articulación con actores transgresores (OMCT, 2020; ONU, 2020).

Discusión

En tales condiciones, los gobiernos pluralistas y liberales del hemisferio han percibido la necesidad de cooperar en la búsqueda de restablecer la democracia en Venezuela.

Para ello, desarrollaron, inicialmente, en 2019, tres iniciativas que resultaron infructuosas:

  1. La transferencia de ayuda humanitaria desde el Caribe, Brasil y Colombia, operación conocida como “cucutazo” y que, en términos de la doctrina de la Responsabilidad de Proteger, fue percibida como una acción de sustitución del régimen para inaugurar la transición liderada por un presidente interino formalmente reconocido como legítimo ;
  2. El levantamiento militar del 30 de abril, tendiente a socavar la unidad preservativa del régimen, y
  3. El Grupo de Lima, prácticamente estancado e inmerso en dificultades similares a las que tuvo la idea de reemplazarlo por el grupo de firmantes del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Grupo que, impulsado por la posibilidad de que el presidente interino, Juan Guaidó, solicitase una intervención externa legitimada en virtud del artículo 187-11 de la propia Constitución venezolana.

Conscientes, pues, de tal cúmulo de frustraciones tanto humanitarias como cívico-militares y diplomáticas, los EEUU pusieron en marcha otras tres acciones cooperativas en 2020:

  1. Recompensas por 15 millones de dólares por información conducente a la captura de Maduro, 10 por su círculo íntimo de poder, y 5 por los cabecillas de las FARC-EP, Márquez y Santrich, en atención a que -como ya se mencionó- estos operan en convergencia con el régimen (VOA, 26 Marzo 2020).
  2. La operación Orión 5 -Antinarcóticos Ampliada- que integra a 25 países ( EEUU, Southcom, 24 Abril 2020 ; Colombia, Armada Nacional, 7 Abril 2020 ), y
  3. Un”Marco Democrático” conducente a elecciones presidenciales en el 2021 (EEUU, Secretaría de Estado, 31 Marzo 2020).

En ese sentido, las acciones a y b guardaban una sincronización evidente puesto que, por un lado, las recompensas podrían generar fracturas en la unidad de mando, activar disidencias activas, o estimular la acción directa de agencias privadas transnacionales dedicadas a la caza de recompensas.

Y por otro, si el atractivo de las recompensas no surtiese el efecto esperado, la tarea podría ser completada por la acción combinada Orión, ejecutando una especie de operación Causa Justa, como aquella que, precisamente, permitió restablecer la democracia en Panamá, a fines de 1989.

Sin embargo, tales impulsos se vieron negados de inmediato con el lanzamiento del antedicho Marco Democrático por cuanto,

  1. Se desactivó cualquier posibilidad de uso legítimo de la fuerza al introducir la figura de un Consejo de Estado conformado por representantes de Guaidó y Maduro, con la finalidad de convocar a las mencionadas elecciones presidenciales en el 2021, y
  2. Lejos de impedir la presencia de Maduro como candidato en tales elecciones, la permitió (según el acápite 11) bajo la ilusión de que la ciudadanía no reelegiría a Maduro en el 2021 (Infobae, 2 Abril 2020).

En otras palabras, al aceptar, de entrada, que gracias a sus representantes, Maduro seguiría contando con la influencia necesaria en un Consejo de Estado; y que, a pesar de todas sus infracciones, podría ser candidato en el 2021 (con la clara oportunidad de seguir manipulando el sistema electoral), los EEUU y sus aliados volvieron a caer en la misma actitud inocua, intrascendente e improductiva del 2019.

Conclusión

Los aliados democráticos han identificado pero no han usado de modo contundente las herramientas disponibles para restablecer la democracia en Venezuela, es decir,

  1. La doctrina de la Responsabilidad de Proteger ;
  2. La Resolución 1373 del CS-ONU ;
  3. La Convención de Palermo ( que asimila a un régimen criminal como grupo delincuencial organizado – Art. 2, inciso 2 ) ;
  4. La invocación del TIAR ( asistencia recíproca – Art. 6 ), y
  5. El 187-11 de la Constitución venezolana  (que permite el uso legítimo de la fuerza externa en Venezuela).

En definitiva, a pesar de hallarse en Estado Vegetativo Persistente, el régimen pasó a verse consolidado en el poder.

Paradoja a la que habría que agregarle otra, aún más significativa: que Maduro no ha conseguido afianzarse tanto por su creatividad y virtudes como por las incongruencias en que han caído sus oponentes, es decir, las democracias del hemisferio.

De tal manera, él se ha dado el lujo de rechazar la oferta del Marco Democrático pero, al mismo tiempo, escudarse en ella, ya que si existe -así sea remotamente- la posibilidad de ser nuevamente un candidato presidencial legitimado, ningún actor o conjunto de actores, estatales o no estatales, va a asumir el riesgo de ejecutar una acción militar quirúrgica de alcance estratégico que procure la transición.

Y así, en vez de estar más cerca, ahora el hemisferio está mucho más lejos que hace dos años de restablecer la democracia en Venezuela.


Referencias

Colombia.  Armada Nacional.  (2020, Abril 7) Declaración del Presidente Iván Duque sobre el inicio de la Campaña Naval Orión V.

CPAL Conferencia de Provinciales -Jesuitas- en América Latina (2019, Marzo 6) Búsqueda de Alternativas Políticas a la Crisis de Venezuela.

EEUU.  Southcom.  (2020, Abril 24) Enhanced Counter Narcotics Operations.

EEUU.  Secretaría de Estado.  (2020, Marzo 31) Democratic Transition Framework for Venezuela.  Cfr. Punto 11: «Any Venezuelan citizen eligible in accordance with the 1999 Constitution can compete in the election.»

González Pérez, P. J. (2019) Aproximación de la Situación del Estado Venezolano al Concepto de Estado Fallido.  IUS Doctrina.  Vol. 12, # 1.  U. de Costa Rica.

Infobae (2020, Abril 2) Elliott Abrams confirmó que Nicolás Maduro y Juan Guaidó podrían presentarse a las nuevas elecciones bajo el plan propuesto por EEUU.

López Ureña, J. (2018) Los Estados Fallidos y el Estado Social y Democrático de Derecho en los Países de América Latina.  Tesis doctoral.  U. Complutense de Madrid.

López Martín, A. G. (2011) Los Estados “Fallidos” y sus Implicaciones en el Ordenamiento Jurídico Internacional.  U. Complutense de Madrid.

Naim, M. (2019) El Suicidio de Venezuela.  Foreign Affairs, enero, 2019.

OMCT & Vicaría de DDHH de Caracas (marzo 2020) Venezuela: «Enemigos internos» – La defensa de derechos humanos bajo ataque.

ONU (10 Marzo 2020) Bachelet: Continúa la violencia de las fuerzas de seguridad contra la oposición en Venezuela.

VOA (26 Marzo 2020) EEUU ofrece recompensa de 15 millones de dólares por Maduro.

COMPARTIR

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú

Imagen: American Conservative

NEWSLETTER