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Geopolítica post-pandemia

Resumen

El impacto mundial de la pandemia de COVID-19 no es todavía ponderable; sin embargo, es factible identificar las variables principales que actualmente definen la evolución del entorno estratégico. A partir de ellas, se pueden establecer escenarios prospectivos globales y analizar su impacto especifico en Latinoamérica.

Palabras clave

Pandemia, cuarentena, virus, vacuna, escenarios, multilateralismo, globalización, regionalismo, geopolítica, proteccionismo, xenofobia, cooperación, solidaridad.

Introducción

A la fecha (19 de abril de 2021), la pandemia de COVID‑19 ha causado no solo lamentables cifras (141 millones de casos detectados y 3 millones de fallecidos), sino también la aplicación de cuarentenas que han ocasionado la reclusión social y paralización económica a nivel mundial. De igual manera, durante este periodo, el ciberespacio se ha presentado como un área virtual fuera de restricciones, ganando relevancia tanto para el ocio como para el trabajo, sin dejar de mencionar el incremento de la ciberdelincuencia. Por otro lado, se inició una disputa por la responsabilidad del origen y propagación del virus, apareciendo variadas estrategias de propaganda y desinformación, y diversos laboratorios comenzaron una desenfrenada carrera para desarrollar una vacuna.

En este contexto, la tensión entre la República Popular China (RPC) y los Estados Unidos (EE. UU.) por el liderazgo mundial se ha hecho más evidente. Por un lado, la Casa Blanca ha acusado a Pekín de falta de transparencia en los datos relacionados con el coronavirus y por incumplimientos en el acuerdo comercial firmado a principios de 2020. Por otro lado, la RPC, de marzo a mayo de 2020 y en pleno pico de la propagación mundial del virus, envió suministros médicos – a modo de auxilio – a los países más afectados por la pandemia, lo que generó interrogantes como: ¿Fue esta una actitud desinteresada, una ampliación de su zona de influencia, o una simple respuesta a las acusaciones de los EE. UU?

Por su parte, la Unión Europea ha sido incapaz de generar una respuesta unificada ante la pandemia. La imposibilidad de afrontar en forma conjunta este desafío ha desembocado en la generación de una crisis interna ante la insolidaridad mostrada por varios de sus Estados miembros. Asimismo, el desentendimiento de los EE. UU. con sus aliados de la OTAN para afrontar coordinadamente esta crisis ha sido notorio, mostrándose proteccionista e indolente frente a las penurias de sus aliados, suscitando el desgaste de su imagen de potencia hegemónica redentora. Del mismo modo, el discurso del Expresidente Donald Trump por el cual se señalaba como responsable único de la pandemia a China, no sirvió al exmandatario para conservar su credibilidad, tanto interna como externa. En contraste, el apoyo chino a países como Italia y España, entre otros, fue notable.

Considerando la situación descrita, y pese a que aún existen variables que se encuentran en plena evolución, en este artículo se identifica y analiza una variada gama de escenarios probables pos-pandemia. Para ello, se han tomado como base los escenarios formulados por Joseph S. Nye 1 en su artículo titulado: “La geopolítica de la post-pandemia” 2, de fecha 06 de octubre de 2020, los cuales han sido reformulados de manera crítica. Asimismo, se ha considerado la existencia de factores que podrían alterar estos escenarios e incluso unificarlos como, por ejemplo, la aparición de una vacuna efectiva, que se produzca a gran escala y que se distribuya rápidamente. Por consiguiente, teniendo en cuenta la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de la situación geopolítica actual, se pueden inferir los siguientes escenarios:

Primero: Statu quo

Para el 2030, los efectos geopolíticos de la COVID-19 tienden a estar mitigados, eliminándose las medidas de confinamiento social y manteniéndose ciertas medidas de seguridad individual (distanciamiento social, mascarillas, alcohol en gel, teletrabajo, entre otras). Adicionalmente, las condiciones económicas previas son alcanzadas; no obstante, se puede visualizar un leve ascenso del poder chino favorecido por la creciente fragmentación social y la polarización política de Occidente. Por otra parte, coexiste la idea de una globalización de la causa ambiental con la revaloración de la economía mundial, en donde los EE. UU. y la RPC cooperan sin dejar de lado sus intereses y compiten por estos. 3 Asimismo, algunos organismos internacionales se debilitan y pierden vigencia mientras que otros se transforman y ganan posiciones, pudiendo –incluso- crearse otras organizaciones en pos de reinventar el multilateralismo. A pesar de todo ello, EE. UU. se mantiene como primera potencia mundial, pero sin el grado de influencia que tenía en el pasado.

Segundo: Conciencia ambiental globalizada

Aunque era posible prever el arraigo de una agenda internacional verde para el año 2030, la pandemia reforzó esta tendencia mundial. Como indicios, se pueden nombrar tanto los discursos de los mandatarios de gran parte de los Estados miembros de la ONU en su 75 aniversario, como la creciente adopción de políticas ante el cambio climático y la conservación ambiental por parte de algunos gobiernos y empresas. Con relación a los EE. UU., se puede vislumbrar un contexto político-doméstico diferente e, incluso, podrían generarse programas de acceso a vacunas y fortalecimiento sanitario para países en vías de desarrollado y aliados regionales, en el marco de su lucha por la influencia global. Estos esfuerzos, sumados al apoyo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 de la ONU y el Green New Deal 5 del presidente Joe Biden, devolverían a los EE. UU. parte del liderazgo perdido. De esta manera, la agenda verde se convierte en un bastión de la política doméstica con un efecto geopolítico análogo.

Tercero: Crisis de la globalización, el regionalismo y el orden liberal

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los EE. UU. y sus aliados crearon un orden internacional estructurado, complejo y expansivo. Este nuevo orden fue construido alrededor de la apertura económica, las instituciones multilaterales, la cooperación en temas de seguridad y la solidaridad democrática, generando la liberalización del comercio y las finanzas internacionales. Sin embargo, mucho antes de la COVID-19, este orden mundial -en particular el multilateralismo- se enfrentaba al progresivo ascenso de la RPC, al crecimiento del populismo y del nacionalismo, así como a la alianza -por conveniencia- entre Pekín y Moscú. A medida que China crece como actor estratégico, aumenta su apetito por fijar normas y reglas propias. Mientras tanto, EE. UU. lucha por mantener su supremacía, rodeado por instituciones estériles y decadentes, en donde la pandemia funcionó como catalizador del debilitamiento de sus estructuras.

Cuarto: China asciende

En este escenario, la RPC derrota a la pandemia y genera empatía con otras potencias de relevancia mundial. Las relaciones internacionales preexistentes cambian rotundamente, lo cual facilita el crecimiento de la economía de Pekín frente a la de Washington, debido a que esta última se encuentra en retroceso para mediados de 2025. Respecto a su relación con Rusia, si bien se muestran como socios, China no deja lugar a dudas sobre quién tiene el porcentaje mayoritario en esta sociedad. Además, se aleja de otros países denominados emergentes. 6 Asimismo, China logra expandirse hacia zonas distantes, como Europa y América Latina, a través de iniciativas como el collar de perlas, la ruta de la seda y el tren bioceánico. Del mismo modo, como consecuencia del debilitamiento de la economía estadounidense, las empresas chinas adquieren derechos para fijar estándares y normas por medio de instrumentos institucionalizados verticalmente, los mismos que les son beneficiosos a la hora de ejecutar acuerdos.

Quinto: Autoritarismo como garantía del neoliberalismo

En este escenario, muchos gobiernos han aprovechado la crisis, extendiendo el alcance del Estado a niveles que rozan la libertad individual y sobrepasan los derechos civiles. Asimismo, el desempleo, la desigualdad y las distintas manifestaciones de demandas sociales crean condiciones favorables para que gobiernos democráticos se perfilen hacia políticas autoritarias. En este contexto, el proteccionismo, el aislamiento y el nativismo aumentan, al igual que los impuestos, la xenofobia y la violencia. Por otra parte, la violencia estatal -como respuesta al desorden social- se intensifica ya que la tranquilidad en las calles durante la pandemia fue solo un fenómeno temporal e ilusorio. Las relaciones entre los gobiernos y los ciudadanos se tensan a medida que la desinformación y la frustración del pueblo ante la gestión política se hacen más evidentes. Este es un escenario abierto de profunda crisis donde la clase política pierde el afecto y la confianza de la sociedad.

Sexto: Latinoamérica

Al analizar la situación en Latinoamérica, se aprecia que continúa siendo una región con altos niveles de desigualdad y de exclusión social. Asimismo, los ciudadanos se encuentran próximos a disociarse de la clase política debido a que entienden que el poder político es incapaz de dar respuestas a las demandas sociales. 7 Existe un aumento de la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado. Por otro lado, se ha extendido el miedo ante el empleo de las Fuerzas Armadas para fines políticos -como medios de coacción a disposición del Estado para enfrentar problemas internos-, generando inestabilidad política. 8 A esto, se suma el conflicto geopolítico entre EE. UU. y China, la parálisis de los Organismos Internacionales frente a la COVID-19, las alarmantes cifras económicas, el impacto sobre la educación y las tensiones fronterizas, entre otros aspectos. Por lo expuesto, se puede inferir que, a la vez de presentarse un determinado escenario global, en Latinoamérica existen problemas que continuarán agravándose por la pandemia, como la desigualdad social, el acceso a la salud, las brechas educativas, la economía informal y los niveles de pobreza.

Conclusiones

Nye formula un análisis prospectivo sobre cómo la pandemia podría afectar al orden establecido, delimitando variables que desestiman aspectos centrales de países periféricos como la crisis sanitaria y económica. En ese sentido, demuestra que ámbitos como la pobreza, la desnutrición y la inseguridad no son relevantes para su análisis, pero sí lo son el poder y la influencia.

Al reformular los escenarios, se puede observar una leve tendencia a que se desarrolle una combinación mayoritariamente favorable al Statu quo con influencia de la agenda verde. Respecto a Latinoamérica, ya es visible el cambio de política exterior de Joe Biden, principalmente encaminada a contrarrestar la influencia creciente de China y Rusia en la región.

La particular situación de Latinoamérica pone a los mandatarios de la región en el foco de atención ya que deberán ejecutar planes inclusivos y políticas de transición consensuadas con los ciudadanos. Asimismo, si desean tener éxito, deberán generar alianzas tendientes a la reconfiguración regional integral con vistas a la cooperación y la solidaridad. Por otro lado, no deberán obviar la justicia social y la sostenibilidad del pueblo, así como el acceso a la educación y a la salud de los más necesitados, creando políticas de cohesión social en donde cada ciudadano se sienta parte de la sociedad.

Notas finales:

  1. Joseph Samuel Nye, Jr. es un geopolitólogo y profesor estadounidense, cofundador, junto con Robert Keohane, de la teoría del neoliberalismo de las relaciones internacionales, desarrollada en el libro titulado “Poder e Interdependencia” en 1977.
  2. En su artículo, Joseph S. Nye planteó los siguientes escenarios: el fin del orden liberal globalizado, un desafío autoritario al estilo de los años 1930, un orden mundial dominado por China, una agenda internacional verde y más de lo mismo, véase Joseph Samuel Nye ,Jr, “La geopolítica de la post pandemia,” Project Syndicate (06 de octubre de 2020), https://www.project-syndicate.org/commentary/five-scenarios-for-international-order-in-2030-by-joseph-s-nye-2020-10/spanish?barrier=accesspaylog.
  3. The United Nations Environment Programme, “¿Qué es una ‘economía verde inclusiva’?,” UN Environment Programme (2020), https://www.unep.org/explore-topics/green-economy/about-green-economy .
  4. El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años, véase The United Nations, “Objetivos de desarrollo sostenible,” The United Nations  ( 25 de setiembre de 2015),  https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/ .
  5. Esta propuesta, encabezada por el demócrata Joe Biden, vincula la visión de Franklin D. Roosevelt (New Deal) con los conceptos contemporáneos de sustentabilidad y eficiencia energética en pos de atender con urgencia al Cambio Climático y, de paso, solventar los problemas de desigualdad social y financiera que aquejan a millones de personas. La propuesta del Green New Deal es la de garantizar una economía estadounidense libre de carbono, de energía limpia al 100% y con emisiones netas cero para el año 2050. Esto, mediante la adecuación de las industrias y de los sectores económicos a los nuevos modelos de consumo, con el fin de evitar la posible pérdida de un gran número de fuentes de trabajo que pudiera suscitarse al apostarlo todo a las energías renovables, véase Juan Carlos Chavez, “Green New Deal, la restructuración verde de Joe Biden,” Energia hoy (Mexico, DF: 18 de noviembre de 2020), https://energiahoy.com/2020/11/18/green-new-deal-la-reestructuracion-verde-de-joe-biden/ .
  6. Según el Banco Mundial, un país emergente es una nación cuyo crecimiento económico es más rápido que el de la media. Para ello, se usan tablas de comparación de economías desarrolladas en las que no entran países cuya renta per cápita está por debajo de la media. Según el Banco Mundial, lideran el desarrollo en 2020: Yemen, Libia, Dominica, Etiopía, Ruanda, Ghana, La India, Bangladesh, Costa de Marfil, Laos, Panamá, Mianmar, Camboya, Senegal, Yibuti, Filipinas, Tanzania, Irak, Vietnam, Benin, Mongolia, China, Kenia, Uganda, Burkina Faso, Guinea, Turkmenistán, Sierra Leona, Tonga y Egipto, véase World Bank Group, Global Economic Prospects (Whashington, DC: World Bank Group, junio de 2020), https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/33748 .
  7. El 25 de octubre de 2020, miles de chilenos salieron a festejar el triunfo que permitirá iniciar el largo proceso para eliminar el legado político de Augusto Pinochet y que estuvo en el centro de los reclamos del estallido social iniciado en octubre de 2019. En el plebiscito participó la mayor cantidad de electores de la historia de Chile (7,56 millones) y se obtuvo la mayor participación electoral (50,9 %) desde la institución del voto voluntario. Como contraste, el 29de noviembre de 2020, se desarrollaron las elecciones primarias para gobernador y alcalde con menos del 5% de participación véase Servicio Electoral de Chile, (21 de diciembre de 2020), información electoral, obtenida del Plebiscito Nacional 2020, https://www.servel.cl/ .
  8. En noviembre de 2019, durante el golpe de Estado contra Evo Morales, policías y militares reprimieron a la población que se manifestaba en contra, ocasionando al menos 26 personas fallecidas, según un informe de la CIDH. Desde el regreso a la democracia, se han llevado a cabo acciones contra los responsables de estos hechos y el Poder Judicial ha iniciado investigaciones contra los exfuncionarios del gobierno de facto, véase Denisse Godoy, Noticias de América Latina y el Caribe (Nodal) (25 de noviembre de 2020), Entrevista a Iván Lima, ministro de justicia boliviano, https://www.nodal.am/2020/11/bolivia-ivan-lima-ministro-de-justicia-se-van-a-juzgar-todas-las-violaciones-a-los-ddhh-que-se-han-dado-en-el-periodo-de-anez/ .

 Bibliografía:

 

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