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El Cambio Climático y la Seguridad Nacional

Resumen

Los efectos negativos producidos por el aumento de temperatura en el planeta se vienen observando con mayor frecuencia e impacto en el Perú. El retroceso glaciar que está produciendo la disminución de agua para consumo humano -especialmente en las ciudades de la costa- y el incremento de la periodicidad del Fenómeno del Niño que impacta con excesivas lluvias en la costa norte del país y grandes sequías en la zona del altiplano sur son claros ejemplos de lo que viene sucediendo. Desde un enfoque de seguridad humana, estos hechos están afectando la vida y salud de las personas y comunidades. La seguridad humana está enmarcada en la seguridad nacional y subdividida en dimensiones relacionadas a la seguridad económica, alimentaria, de la salud, del medio ambiente, personal, comunitaria y política. La inacción del Estado en estas áreas origina el incremento de la pobreza, el hambre, las enfermedades, entre otros, siendo los más vulnerables los más afectados debido a su bajo nivel de desarrollo, menoscabando la seguridad de la nación. Por consiguiente, la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático debe reflejar el compromiso del Estado peruano de actuar de manera integrada, transversal y multisectorial, cumpliendo los compromisos internacionales asumidos por el Perú e impulsando los esfuerzos de previsión y acción para adaptar los sistemas productivos y los servicios sociales ante los efectos negativos del cambio climático, los mismos que afectan la gobernabilidad del país.

Palabras Clave: Cambio climático, seguridad nacional, seguridad humana, aumento de temperatura, efectos, consecuencias, mitigación, adaptación.

Introducción

El cambio climático y sus efectos constituyen una de las principales preocupaciones a nivel mundial. El escenario que se presenta es cada vez más preocupante porque afecta directamente la vida humana y su incidencia se manifiesta de múltiples formas en el planeta. Los seres humanos en diferentes etapas de la historia y en interacción directa con diversos ecosistemas han sabido adaptarse y superar una amplia variedad de manifestaciones climáticas. Sin embargo, la humanidad experimenta fluctuaciones repentinas y anormales en las condiciones climáticas, lo cual pone en peligro las fuentes esenciales de la vida.

Desde que empezó la revolución industrial, las actividades humanas han causado el incremento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, provocando patrones inusuales de cambio en el clima del planeta, los mismos que se evidencian en el incremento acelerado de la temperatura global, los cambios inesperados en los patrones de precipitación, los cambios en el nivel del mar, la acidificación de los océanos y el derretimiento de glaciares, entre otros. Al respecto, existen crecientes pruebas de que dichos cambios en el clima continuarán influyendo en la frecuencia de ocurrencia de eventos climáticos extremos como tormentas, olas de calor, sequías e inundaciones.

Ante esta amenaza, el Perú ha implementado políticas de Estado con la finalidad de incrementar conciencia, crear capacidad adaptativa y contribuir a la reducción de los gases de efecto invernadero. No obstante, no se están obteniendo los resultados esperados porque la contaminación es un problema global que afecta a la seguridad nacional, vista desde el enfoque de seguridad humana.[1]

Consecuencias del cambio climático en el Perú

En el Perú, los principales efectos del aumento de la temperatura global están asociados al retroceso glaciar o desglaciación, al aumento de la frecuencia e intensidad del Fenómeno del Niño y a la elevación del nivel del mar.[2] Por un lado, el principal efecto de la acumulación gradual de gases de efecto invernadero se está manifestando a través del retroceso glaciar, el cual afectará principalmente a las ciudades de la costa proyectándose que, para el año 2025, los glaciares del Perú por debajo de los 5,500 metros sobre el nivel del mar habrán desaparecido. Este hecho tendría consecuencias negativas sobre la disponibilidad del agua para consumo humano, procesos industriales y generación de energía por fuente hidroeléctrica. Por otro lado, el cambio climático produce un calentamiento de la capa superior del océano, lo que podría afectar la frecuencia e intensidad del Fenómeno del Niño, generando una gran alteración climática que se manifiesta en intensas lluvias en el norte y graves sequías en la región altiplánica del sur del país. Asimismo, el aumento de la temperatura global genera cambios térmicos en la densidad del agua, causando su dilatación y, en consecuencia, el aumento del nivel del mar. Esta situación origina grandes impactos sobre las actividades desarrolladas en las zonas costeras por el riesgo de inundación en áreas bajas, pudiendo ocasionar grandes pérdidas humanas y materiales, además de las económicas.[3]

Como resultado de esta inestabilidad, la alimentación, la salud y el desarrollo de los seres humanos están siendo amenazados. El cambio climático también amenaza con echar por tierra los avances logrados en los últimos años en asistencia sanitaria, educación, transporte y empleo decente. Las personas más pobres -especialmente las mujeres, los niños y las personas con discapacidad en las zonas rurales- son las más afectadas, siendo -al mismo tiempo- los grupos que menor incidencia han tenido sobre el incremento de este fenómeno. Actualmente, existe incertidumbre en la población cuando el agua potable llega con restricciones a su domicilio, al igual que la energía eléctrica, todo ello producido por la pérdida de volumen de los glaciares y el deshielo que probablemente continúen en la Cordillera de los Andes. Igualmente, la población del país vive pensando cuándo ocurrirá el siguiente Fenómeno del Niño o la siguiente sequía. En síntesis, este es un fenómeno ambiental de profundas consecuencias económicas y sociales que afectan directamente a la sociedad.

Nuevo enfoque de Seguridad: Seguridad humana

Para enfrentar estas amenazas, la Organización de Naciones Unidas presentó un nuevo enfoque de seguridad, denominado “seguridad humana”, el cual fue utilizado por primera vez en 1994, en uno de los informes que realiza anualmente esta organización en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Este informe fue el inicio de una reflexión mundial acerca de las nuevas dimensiones de la seguridad humana. Actualmente, este concepto es empleado por un gran número de expertos e investigadores académicos para subrayar que la seguridad humana tiene un carácter multidimensional, interdependiente, universal y preventivo, ya que la seguridad -en su sentido básico- se enfoca en la vida y salud de la persona, la familia y la comunidad.[4]

En el Perú, el nuevo enfoque de seguridad humana se empleó oficialmente en el año 2017 con la promulgación del Decreto Supremo N° 012-2017-DE, que aprueba la Política de Seguridad y Defensa Nacional. En ese documento se sostiene que la seguridad humana se divide en siete dimensiones relacionadas con diversos tipos de amenazas: seguridad económica, seguridad alimentaria, de la salud, del medio ambiente, personal, comunitaria y política.[5] Por este motivo, la Seguridad Nacional está orientada a la defensa de la persona y de la comunidad, a través de la seguridad humana. Este concepto se centra en las personas y sus relaciones sociales, como una parte integrante de la seguridad nacional y global. La seguridad humana aborda el bienestar de las personas desde perspectivas múltiples e interrelacionadas, siendo un concepto integrador y relacional que llama la atención sobre la vulnerabilidad presente y emergente que se genera a través de condiciones sociales, políticas, económicas, institucionales y culturales.

Cambio Climático: Un asunto de Seguridad Humana

Ante este nuevo concepto, se reconoce la necesidad de examinar las posibles repercusiones del cambio climático para la seguridad, considerando las amenazas o presiones sociales, económicas y ambientales preexistentes, que son factores clave para la seguridad de las personas, las comunidades y los Estados. En ese sentido, estos factores comprenden: (1) la persistencia de la pobreza, el hambre y las enfermedades, (2) el rápido crecimiento de los asentamientos urbanos informales (con viviendas insalubres e infraestructura y servicios inadecuados), (3) las altas tasas de desempleo (especialmente entre los jóvenes) y (4) la escasez cada vez mayor de tierras, agua y otros recursos.[6]

La magnitud de determinadas amenazas concretas, así como la capacidad tanto de recuperación de las personas, las comunidades y las sociedades, como de adaptarse efectivamente a esas amenazas inciden en las repercusiones del cambio climático para la seguridad. En los lugares donde se prevé que el cambio climático constituirá una grave amenaza para el bienestar humano, debido al bajo nivel de desarrollo humano y a la fragilidad de las instituciones del Estado, las repercusiones para la seguridad tienden a ser más pronunciadas, pudiendo generarse tensiones sociales y políticas. Al respecto, diversos Estados han expresado que las amenazas pueden y deben reducirse mediante el desarrollo sostenible, que incluya instituciones de gobierno legítimas y eficaces, así como el arreglo pacífico de las controversias.[7]

Por consiguiente, resulta útil pensar en el cambio climático como vector multiplicador de amenazas; es decir, un factor que puede actuar por diversas vías para exacerbar las causas ya existentes de conflictos e inseguridad. De igual manera, las políticas, instituciones y acciones a cargo del Estado servirían para aliviar y manejar eficazmente esas tensiones, a través de estrategias de mitigación y poniendo en práctica procesos de adaptación a esas políticas, los cuales pueden considerarse fuerzas reductoras de las amenazas.

Efectos sobre la Seguridad

Como se ha mencionado, los efectos del cambio climático amenazan no solo el bienestar de las comunidades más vulnerables, sino también los derechos humanos, los cuales tienen un vínculo intrínseco con el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al agua y a la vivienda.[8] Asimismo, estos efectos amenazan el desarrollo económico ya que podría existir una interrupción o una fuerte desaceleración del crecimiento económico a causa del cambio climático, lo que originaría el aumento de la pobreza y la marginación. Se considera que el crecimiento económico es importante para fomentar la capacidad de recuperación, mantener la estabilidad política, hacer más atractiva la cooperación y dar esperanza a las poblaciones desfavorecidas.[9]

Otros efectos podrían darse por la competencia por recursos escasos con otras comunidades o grupos, lo que originaría el desborde de la capacidad de gobernanza a nivel local o nacional. Dichas tendencias pueden manifestarse como conflictos localizados o repercusiones en el plano internacional que pueden traducirse en un recrudecimiento de las tensiones o, incluso, en conflictos por recursos.[10] En ese sentido, el cambio climático se vincula con los cambios en la disponibilidad de recursos naturales y la posibilidad de acceder a éstos, lo que puede suceder como consecuencia del aumento de la escasez de recursos (por ejemplo, los cursos de agua compartidos) o de la súbita expansión de los recursos compartidos o no delimitados.[11]

En un futuro no muy lejano, si no se toma conciencia y si los Estados no participan en la solución al problema del aumento de temperatura en el planeta, los efectos del cambio climático se multiplicarán y afectarán directamente a las personas, atentando contra sus derechos fundamentales.[12] Adicionalmente, los efectos del cambio climático atentarán todas las dimensiones de la seguridad humana, generando caos, pobreza, hambre, enfermedades, migraciones y conflictos, entre otros aspectos. Por lo tanto, las soluciones al problema del cambio climático están vinculadas a atacar sus causas (mitigación) o a tratar de manejar sus consecuencias (adaptación). Ambas soluciones requieren, sin embrago, esfuerzos costosos en términos políticos y económicos, por lo que muchos de quienes hoy se oponen a tomar acciones serias para enfrentar el cambio climático justifican su oposición por los altos costos que conllevan estas acciones, ya que la mitigación y adaptación incluyen innovaciones tecnológicas y de infraestructura que implican costos altos.

El papel del Estado

El Estado debe asegurar, proteger y proveer los recursos estratégicos necesarios para su crecimiento y desarrollo, enfrentándose a enormes retos, entre los cuales el acceso a las fuentes de energía y de agua, disputas fronterizas y emergencias humanitarias. El deterioro de la seguridad ambiental, como resultado de los impactos del cambio climático, puede repercutir de manera específica en la pérdida de territorio y en el potencial colapso de la vida social, económica y política.[13] Por ello, cada uno de los problemas producidos por el cambio climático pone en riesgo al Estado y a sus instituciones, las relaciones interestatales, la seguridad nacional e internacional, así como la supervivencia de los seres humanos y de diversas especies de flora y fauna. Adicionalmente, amenaza con agudizar los demás asuntos de la actual agenda de seguridad, como el terrorismo, la descomposición del Estado, la corrupción, el tráfico ilegal de armas, y el crimen organizado transnacional.[14]

La existencia de instituciones eficaces a nivel local y nacional es vital para el Estado y para la gobernanza del país, atenuando cualquier riesgo de seguridad que pueda derivarse del cambio climático. El Gobierno -en cooperación con la sociedad civil- debe formular e implementar una estrategia nacional eficaz y coordinada en materia de cambio climático. Si por efecto del cambio climático aumentara la escasez de recursos o se intensificaran los desastres naturales, la capacidad del Estado podría verse desbordada, pudiéndose generar conflictos violentos al agravarse la pobreza y la crisis económica. La experiencia indica que los eventos extremos ocasionan postergaciones en los planes de desarrollo económico y social de los países, produciendo daños físicos y mentales en la sociedad en general.

Consecuentemente, la sociedad también juega un rol importante ya que debe conocer, cooperar y difundir la información para ayudar a mitigar el avance del aumento de temperatura en el planeta, a través de las siguientes acciones: (1) Ayudar a impedir que la temperatura global aumente más de 1,5 °C. (2) Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero al año 2050. (3) Dejar de utilizar combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) tan pronto como sea posible. (4) Asegurar que las medidas se tomen de un modo que no vulnere los derechos de ninguna persona, reduciendo la desigualdad en lugar de incrementarla. (5) Asegurar que las personas, especialmente las afectadas por el cambio climático o la transición a una economía sin combustibles fósiles, sean informadas sobre lo que sucede y puedan participar en la toma de decisiones sobre su futuro. (6) Cooperar para distribuir de forma justa la carga del cambio climático, donde los países más desarrollados deberían ayudar a los países en vías de desarrollo.

Conclusiones

El cambio climático viene afectando la vida en el planeta y ocasiona inestabilidad en los seres humanos ya que repercute en aspectos como alimentación, salud y desarrollo. Sin embargo, las personas más vulnerables (mujeres, niños, ancianos) son quienes tienen menores probabilidades de superar y mitigar esta amenaza. Por una parte, la seguridad nacional presenta un nuevo enfoque llamado seguridad humana, el cual encierra una gama de conceptos centrándose en las personas y sus relaciones sociales. Por otra parte, el cambio climático es una gran amenaza a la seguridad nacional, debido a que origina grandes retos que deben ser enfrentados por el Estado. Por ello, debe de ser el propio Estado el encargado de concientizar a la población sobre este problema latente y cada vez más agresivo, formulando e implementando políticas y estrategias de adaptabilidad y mitigación ante esta amenaza.

La persona es el fin supremo de la sociedad y del Estado, por lo que la prioridad del Estado peruano debe ser su protección ante todo tipo de amenazas, en especial ante los efectos que produce el cambio climático. En ese sentido, sería muy perjudicial y hasta catastrófico el deterioro de la seguridad ambiental como resultado de los impactos del cambio climático, lo que podría ocasionar el potencial colapso de la vida social, económica y política del país.

Notas Finales

  1. Decreto Supremo N° 012 / 2017 / DE Aprobación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional, 19, https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/decreto-supremo-que-aprueba-la-politica-de-seguridad-y-defen-decreto-supremo-n-012-2017-de-1600032-1/ (consultado el 08 de junio de 2021).
  2. Paola Vargas, El Cambio Climático y sus efectos en el Perú, Banco de Crédito del Perú, (Lima: Junio 2009), 26, https://sinia.minam.gob.pe/documentos/cambio-climatico-sus-efectos-peru (consultado el 08 de junio de 2021).
  3. Ibíd., 27.
  4. Juan Pablo Fernández Pereira, Tesis Doctoral de Seguridad Humana,(Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, junio 2005), 36.
  5. Decreto Supremo N° 012 /2017/ DE Aprobación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional, 13.
  6. Informe del Secretario General de las Naciones Unidas, El cambio climático y sus posibles repercusiones para la seguridad (Washington: 03 de junio de 2009), 6,https://www.acnur.org/5d54785b4.pdf, (consultado el 18 de julio de 2021).
  7. Ibíd.
  8. Ibíd., 7.
  9. Ibíd.
  10. Ibíd.
  11. Ibíd.
  12. Constitución Política del Perú, Articulo N° 1, (Lima: 1993),http://www.pcm.gob.pe/wp-content/uploads/2013/09/Constitucion- Pol%C3%ADtica-del-Peru-1993.pdf (consultado el 09 de julio de 2021).
  13. Informe del Secretario General de las Naciones Unidas, El cambio climático y sus posibles repercusiones para la seguridad (Washington: 03 de junio de 2009), 30.
  14. Henry Eduardo Piedra Duran, Tesis de Maestría en Cambio Climático y Negociación Ambiental (Ecuador; Universidad Andina Simón Bolívar, 2020), 49.

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Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú

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