Este artículo ha sido publicado inicialmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre
Vol. 1 N.° 1 (2022): Julio – Setiembre
DOI: https://doi.org/10.56221/spt.v1i1.9
Resumen:
Actualmente, las instituciones deben contar con una cultura organizacional flexible que sirva de guía y permita a todos sus integrantes adaptarse a un mundo globalizado y en constante cambio. La cultura organizacional y el liderazgo son elementos que -a través del tiempo- han evidenciado cierta evolución en sus conceptos, generando un mayor impacto en instituciones militares. El líder debe gestionar nuevas herramientas que le permita no solo mejorar las relaciones humanas, sino también desarrollar el talento de su personal para alcanzar los objetivos propuestos. Por consiguiente, el Ejército debe ejecutar programas de formación para impulsar en su personal habilidades que les permitan ejercer un buen liderazgo. En tal sentido, en un mundo en permanente transformación, la cultura organizacional y el liderazgo son elementos importantes para el desarrollo del Ejército y para el desempeño efectivo de los Oficiales. En este artículo se describe la relación y las nuevas dimensiones que deben fortalecer el desarrollo de ambos elementos en el Ejército.
Palabras clave: Cultura organizacional, liderazgo, Ejército.
Introducción:
En las últimas décadas, la cultura organizacional y el liderazgo, entendidos como elementos que influyen en la consecución de los objetivos de una institución, han facilitado cambios tanto en los patrones de comportamiento como en los estilos de trabajo que se practican en una organización. Sin embargo, antes de implementar estos cambios es importante identificar, reconocer y asumir que ambos elementos influyen en el factor humano y, por tanto, requieren de ciertas condiciones para lograr los efectos deseados en la organización.
Teniendo en consideración la evolución de las amenazas, el Ejército del Perú ha iniciado un proceso de transformación con la finalidad de desarrollar capacidades para el eficaz cumplimiento de los roles estratégicos asignados por el Estado peruano. Al respecto, en este artículo se describen la relación y las nuevas dimensiones que deben fortalecer el desarrollo tanto de la cultura organizacional como del liderazgo en el Ejército. La cultura organizacional en el Ejército debe ser moldeada por los líderes de la institución, ya que sus actos y decisiones evidencian su sólida formación militar y su compromiso con el proceso de transformación iniciado.
Comprendiendo la cultura organizacional y el liderazgo en el Ejército
La cultura organizacional y el liderazgo han creado un fuerte vínculo en donde el esfuerzo integrado y el trabajo en equipo generan sinergia y hacen que las dificultades sean vistas como oportunidades para desarrollar las competencias de los miembros de la institución. Consecuentemente, se puede afirmar que ambos -la cultura organizacional y el liderazgo- son factores claves que impulsan el accionar, la motivación y el grado de identificación del personal con su institución.
Las Fuerzas Armadas del Perú están integradas por instituciones que, a pesar de tener misiones complementarias, no ejercen el mismo estilo de liderazgo ni comparten la misma cultura organizacional. Sin embargo, las tres Instituciones Armadas concuerdan al señalar que tanto la cultura como el liderazgo promueven el desarrollo e influyen directamente en el ejercicio de sus funciones constitucionales. Por lo tanto, dada la trascendencia de la misión que las Instituciones Armadas cumplen, estas deben ser integradas por hombres y mujeres con valores esenciales e inherentes al personal militar, a través de reglas de comportamiento y principios éticos ineludibles para asumir un liderazgo legítimo. Si bien es cierto que en las Instituciones Armadas la autoridad se ejerce por el grado que se ostenta, ello no significa que todos sus integrantes tengan la capacidad para liderar eficazmente. Por el contrario, muchas veces el “abuso de autoridad” conduce a errores que perjudican la imagen, prestigio y credibilidad no solo de sus integrantes sino también de la institución castrense en sí.
Las amenazas emergentes obligan a los Estados a asignar nuevos roles a sus fuerzas armadas, para lo cual estas Instituciones deben tener la flexibilidad necesaria para adaptarse a dichos cambios. Por consiguiente, la cultura organizacional y el liderazgo asumen un papel importante ante los cambios, la adaptación y el crecimiento de la organización militar, así como contribuyen al desarrollo del conocimiento, la participación y la proactividad de su personal, impactando directamente en la estrategia de la institución. En ese contexto, resulta importante que las Instituciones Armadas apliquen un modelo de liderazgo basado en la dedicación, la planificación y programación, las relaciones interpersonales, la comunicación escrita y oral, la inteligencia, el conocimiento, la estabilidad emocional, la determinación, la influencia de otros y el juicio social.[1] En consecuencia, resulta relevante analizar cómo la adaptación, el crecimiento y la innovación influyen en quienes comandan dentro del Ejército, a fin de corregir errores en la labor que cumplen sus miembros –particularmente los oficiales- para atender las necesidades que demanda la sociedad.
Cultura militar
La cultura militar destaca en la sociedad como producto de los roles, valores, tradiciones y principios que se han formado desde el nacimiento del Estado, los cuales evolucionan y se adaptan para el cumplimiento eficaz de la misión que cumple el Ejército. La cultura militar es peculiar y constituye una de las principales fortalezas que permite la identificación e integración del personal. Los miembros del Ejército visten con orgullo el uniforme y las insignias que muestran el nivel de entrenamiento y el grado que ostentan. Cabe igualmente resaltar que quienes visten el uniforme militar juraron defender la patria con su vida.
En ese sentido, la cultura militar presenta un componente visible (aspectos explícitos, perceptibles y fáciles de enseñar que identifican a los integrantes del Ejército), un componente moral (que da el entendimiento implícito y donde la ética y los valores se vuelven un credo) y un componente vocacional (aspectos que no se pueden evidenciar a simple vista, ni enseñar directamente).[2] Por lo tanto, la cultura militar incluye aspectos como: disciplina, trabajo en equipo, autosacrificio, espíritu de cuerpo, ética y valores. Al respecto, Edgar Schein, reconocido experto en este ámbito, define la cultura organizacional como el conjunto de supuestos básicos que un determinado grupo inventó, descubrió o desarrolló al aprender a lidiar con los problemas de adaptación externa y de integración interna, y que funciona lo suficientemente bien para ser considerados válidos y enseñados a los nuevos miembros como la forma correcta de percibir, pensar y sentir en relación a esos problemas.[3]
La cultura militar nunca es estática ya que al construirse sobre valores, normas y creencias deberá, con el tiempo, revisarse y actualizarse. El desconocimiento de la cultura militar por parte de los integrantes del Ejército puede ocasionar conflictos que se manifiestan cuando las acciones realizadas por sus miembros no están alineadas con las de la institución. Por consiguiente, resulta importante que esta cultura sea compartida en las escuelas de formación, y fortalecida en las escuelas de especialización, así como practicada persistentemente en las Unidades y Dependencias militares. Este aprendizaje motivará y orientará el comportamiento del personal para afrontar de forma positiva los diferentes problemas y situaciones propias de la carrera militar.
En ese sentido, se puede afirmar que la formación militar -además de ser física, castrense, e intelectual- tiene como característica principal la inculcación de valores y virtudes. Desde su incorporación, al personal militar se le da a conocer la historia, los valores y la estructura organizacional que -consecuentemente- se ven reflejados en el comportamiento y conducta de los miembros de la institución. Para que el personal cumpla la misión asignada y las diferentes funciones dentro de su dependencia, los valores deben ser claros, reconocidos y aceptados, ya que ellos guían su comportamiento y refuerzan la imagen que muestra el Ejército ante la sociedad a la que sirve.
El Ejército del Perú estructura su cultura militar en base a valores y principios, los cuales deben ser reconocidos, compartidos y practicados por sus miembros a fin de fortalecer su identidad,[4] siendo -particularmente- cuatro los valores institucionales que definen la identidad del Ejército. Por un lado, la “integridad” es la cualidad del soldado que lo guía a actuar con honor y rectitud. Por otro lado, la “vocación de servicio” es el valor propio del militar que responde a una actitud mental que incita al soldado a servir en la defensa del bien común. Asimismo, la “disciplina” es el pilar fundamental de toda institución armada que garantiza su permanencia y vigencia a lo largo de la historia. Finalmente, el “compromiso con la excelencia institucional” se refleja en el deseo de superación que impulsa a todo militar a estar moral, física, intelectual y técnicamente preparado para asumir con éxito la misión encomendada, y orientar sus esfuerzos hacia los nuevos cambios y retos que se presenten en la institución. No obstante, como lo expresara Huntington, el autoritarismo y la belicosidad son dos de los principales defectos que afectan el normal funcionamiento de la institución e influyen en el rendimiento del personal.[5] Por ende, conocer la cultura de la organización y lograr que los nuevos miembros se identifiquen con ella son dos de los grandes retos del proceso de incorporación a una institución militar.[6]
El personal que integra una organización militar es fuente de valor ya que mediante su desempeño se alcanzan los objetivos planificados. En tal sentido, todos los miembros deben de interiorizar que el reconocimiento de los valores institucionales sustenta la profesión militar y que la cultura militar debe guardar concordancia con la sociedad a la cual se defiende y se sirve. La profesión militar presenta diversas particularidades respecto a otras profesiones, pero no es una profesión aislada ya que sus miembros son parte de la sociedad y -como tal- se deben a ella y a la nación a la que sirven. Cabe resaltar que la función militar no puede excederse más allá de lo que señalan las leyes, el puesto y la clase militar. Asimismo, se debe comprender que los militares están siempre subordinados a las autoridades políticas, sin olvidar que el poder está subordinado al principio de la democracia. Estos aspectos permiten cimentar y fortalecer la cultura militar en la sociedad. Como alguna vez lo expresara el Mariscal Andrés Avelino Cáceres “Servir como Soldado del Perú no significa dejar de ser un ciudadano peruano, con sus derechos y obligaciones inherentes. Los soldados son ciudadanos y deben reconocer que cuando lucen el uniforme, representan a sus Unidades, al Ejército y al país.”[7] De acuerdo a esta premisa, los militares saben que lucir el uniforme representa mayores responsabilidades y obligaciones, que tienen que actuar conforme a valores y normas determinadas, y que sus actos deben engrandecer a la institución.
Liderazgo militar
Las Instituciones Armadas se enfocan permanentemente en el desarrollo de líderes efectivos. En ellas, el liderazgo se define como la capacidad de influir en las personas, proporcionando propósito, dirección y motivación, mientras se actúa para cumplir la misión y mejorar la organización.[8] Por lo tanto, el desarrollo de líderes es sumamente importante ya que son ellos los que forman y conducen a hombres y mujeres que liderarán -en su momento- la Institución. Los líderes del Ejército motivan a su personal para que realice acciones efectivas a pesar de las dificultades que puedan presentarse, así como para que centren su pensamiento y configuren sus decisiones en beneficio de la organización.[9]
En los líderes recae la responsabilidad de definir la visión y fortalecer los valores para adaptarse al cambio. Por consiguiente, todo líder debe perfeccionarse continuamente, ampliando y desarrollando sus habilidades para aplicar sus capacidades con destreza en situaciones cada vez más complejas.[10] El líder militar es aquel que -con conocimiento y capacidad- consigue afrontar con éxito cualquier situación. La seguridad de sus actos y la humildad en reconocer sus fallas le permiten aprender y enseñar a la vez. El líder sabe que la capacitación y el entrenamiento constante fortalecen su liderazgo y reconocimiento dentro la organización. Asimismo, entiende que existe más de un método para apreciar las situaciones y solucionar los problemas. Sin lugar a duda, ser un líder no es una posición de jerarquía sino de esfuerzo y responsabilidad moral. El líder sabe que para ejercer el mando es primordial conocerse a sí mismo, preocuparse por sus subordinados, mantener informado a su personal, trabajar y entrenar como un equipo, y -sobre todo- dar el ejemplo.
En esencia, resulta crucial contar con líderes que guíen las acciones, realicen coordinaciones y tomen decisiones para conducir una operación exitosa. Un líder militar es una persona carismática y un buen orador, que posee tanto capacidad de gestión como capacidad intelectual, fortaleciendo las habilidades de los demás integrantes del grupo hacia la consecución de los objetivos de la organización. El líder militar está identificado con la sociedad a la que sirve, ya que a lo largo de su carrera ha sabido defender la soberanía nacional, garantizar la seguridad y -con ello- el desarrollo nacional. La historia es testigo de los innumerables sucesos en los cuales ha participado en cumplimiento de sus roles constitucionales. Sin embargo, el liderazgo en el Ejército debe adaptarse a los cambios que enfrenta, no debiéndose liderar con estructuras mentales pasadas.
La cultura y el liderazgo en nuevos escenarios
El Ejército es la primera fuerza amiga y solidaria de la sociedad peruana. Desde su creación, el Ejército afronta numerosas exigencias que vienen generando diversos cambios. En este escenario, los cambios se deben asumir y gestionar, desarrollando un nuevo estilo de liderazgo que introduzca los cambios necesarios en la cultura militar, permita aprovechar el potencial del personal, facilite adaptarse al entorno y, a la vez, contribuya a dar una respuesta adecuada a los desafíos que se presentan.
Ante la acelerada dinámica del cambio y en una sociedad que demanda la existencia de personal militar preparado y con profunda vocación de servicio, serán los líderes estratégicos del Ejército quienes deban poseer las competencias necesarias para realizar mejoras institucionales, asumir el mando y facilitar el progreso, tomando la iniciativa sin descuidar la disciplina. En ese sentido, los nuevos líderes deben poseer competencias integrales para explorar y gestionar el desarrollo del Ejército. Para ello, deben ser líderes que denoten energía en sus acciones, conocimiento creativo, pensamiento crítico, visión a futuro, empatía, inteligencia emocional, así como deben ser humildes, subsidiarios y solidarios. Adicionalmente, un líder estratégico debe asumir riesgos para innovar y guiar el crecimiento de la institución, generando confianza por sus principios y valores.
Por consiguiente, los líderes estratégicos del Ejército deben tener la capacidad de afrontar los cambios del entorno y poseer: (1) una “visión” compartida y asumida, (2) la “creatividad” para generar soluciones originales y novedosas, pensando lo que otros no han pensado o no se han atrevido a hacer, (3) la “Integridad” para generar confianza en sus seguidores, alineando lo que piensa, lo que siente, lo que dice y lo que hace, (4) el “compromiso” para la liderar el cambio de la institución y (5) el “deseo de trabajar en equipo” para complementarse entre sí.[11]
Conclusión
En el Ejército, los valores forman la identidad de los modelos de liderazgo. No obstante, se debe considerar que la permanencia prolongada del mismo modelo podría influir negativamente en la institución. Una cultura militar flexible y bien dirigida promueve el desarrollo; lo contrario puede, sin embargo, ocasionar desprestigio o desconfianza hacia el Ejército. Por una parte, el liderazgo –principalmente el liderazgo estratégico- es imprescindible para el cambio de la cultura organizacional ya que los lazos entre el Comandante y la cultura militar afectan directamente el funcionamiento de la institución. Por otra parte, la cultura organizacional es uno de los principales factores que inciden en la capacidad innovadora y emprendedora del personal militar. La necesidad de diseñar nuevas estrategias para introducir los cambios que la cultura organizacional requiere implica el compromiso y la acción de los líderes estratégicos del Ejército.
Adicionalmente, se requiere potenciar las habilidades del personal militar, así como adoptar mecanismos que permitan la formación de líderes creativos (con compromiso y visión de futuro) ya que este tipo de liderazgo se ajusta a las necesidades del Ejército. En ese sentido, los líderes militares de hoy deben ser mentores de los futuros líderes; es decir, deben ser personas que constantemente guíen y motiven a sus subordinados a resolver los múltiples problemas que se presentan. Adicionalmente, los líderes militares deben dar el ejemplo, fijar objetivos, brindar las guías y los recursos necesarios, dejar que los subordinados hagan su propio trabajo y, entre otros aspectos, garantizar la estabilidad y el desarrollo de la institución.
Notas finales:
- Diego A. Noreña Chávez, “Liderazgo Militar Un Enfoque Transformacional”, Revisión Literaria, 1ra edición (Mixtico Rose, Lima: 2019). ↑
- Luis F. Barco Giraldo, “Cultura militar”, researchgate (noviembre 2020), https://www.researchgate.net/publication/346038665_CULTURA_MILITAR (Consultado el 1 de julio de 2021). ↑
- Renata Marciniak, “¿Qué es la Cultura Organizacional?”, WordPress (Blog Gestión empresarial: 2014) https://renatamarciniak.wordpress.com/tag/cultura-organizacional-2/ (Consultado el 1 de agosto de 2021). ↑
- Ejército del Perú, “Valores institucionales”, Plataforma digital única del Estado peruano, https://www.ejercito.mil.pe/valores/ (Consultado el 30 de junio de 2021) ↑
- Miguel Podestá, “La Cultura Organizacional Militar”, Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas de Argentina (Revista Visión Conjunta, año 4, n.° 6: 2012), https://www.esgcffaa.edu.ar/pdf/ESGCFFAA-2016_pdf-32.pdf (Consultado el 10 de mayo de 2021). ↑
- Ibíd., 29. ↑
- Ejército del Perú, “Liderazgo Militar” Ejercito del Perú (Lima: 2004), 2 – 3. ↑
- Diego A. Noreña Chávez, “Liderazgo Militar Un Enfoque Transformacional” ↑
- Ejército del Perú, “Liderazgo Militar”, 2 – 5. ↑
- Ibíd., 2 – 11. ↑
- Cesar Torres Vega, “200 años de Evolución o Involución”, Centro de Altos Estudios Nacionales (Video conferencia LXXI MDDN – CAEN: Lima, 23 de julio 2021), https://us02web.zoom.us/j/83987820588?pwd=eVFLa05mYzJmMXZqSzRqNGIESHRwQT09 (Consultado el 23 de julio de 2021). ↑