Este artículo ha sido publicado inicialmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre
Vol. 2 N.° 1 (2023): Enero – Marzo
DOI: https://doi.org/10.56221/spt.v2i1.22
Resumen
En el Ejército del Perú, como en otras instituciones, se menciona constantemente el termino resiliencia, entendida como la capacidad que tiene cada ser humano para recuperarse de situaciones complejas o peligrosas, y avanzar en búsqueda de resultados positivos. Los militares, dado su estilo de trabajo, están expuestos a constantes riesgos, los cuales pueden generarles daños físicos y mentales. Sin embargo, por su misma formación, el personal militar -normalmente- tiene la capacidad de superar estas adversidades, demostrando resiliencia. En ese sentido, en este artículo se analiza el concepto de resiliencia, así como los programas de desarrollo de resiliencia existentes en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y del Reino Unido, a fin de comprender su importancia, alcance e impacto. Finalmente, se brindan algunas recomendaciones para la implementación de programas similares en el Ejército del Perú.
Palabras clave: Resiliencia, Estrés, Salud Ocupacional, Programas de Resiliencia.
Introducción
Sin duda, la resiliencia está asociada a la salud mental y a los mecanismos de adaptación de las personas. Existe resiliencia en aquellas personas que desarrollan ciertas habilidades de comportamiento como forma de protección ante situaciones negativas. La resiliencia en los ejércitos tradicionalmente se aborda en términos de moral. El historiador británico Michael Burleigh, en su obra “Combate Moral, una Historia de la Segunda Guerra Mundial,” narra cómo las tropas aliadas, que triunfaron en la contienda bélica, se caracterizaron por la superioridad moral de sus líderes políticos y militares, aun en las peores circunstancias.[1]
Diversos expertos señalan que para ser resilientes se debe desarrollar primero confianza, liderazgo, lealtad, cohesión y -definitivamente- una fortaleza psicológica inigualable. No obstante, este no es un proceso sencillo. En ese contexto, diversos ejércitos vienen diseñando y ejecutando programas para desarrollar la resiliencia del personal militar ante situaciones adversas o negativas. Por consiguiente, en el Ejército del Perú se debe profundizar el análisis de este concepto a fin de adoptar medidas que faciliten el desarrollo de la resiliencia de su personal y de sus familiares directos.
Comprensión de la Resiliencia
Según la Real Academia Española, la resiliencia es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.”[2] Sin embargo, el empleo del término resiliencia se inició en el campo de la física, siendo utilizado en las áreas de ingeniería civil y metalurgia al referirse a la propiedad mecánica de elasticidad de algunos materiales; es decir, cuando estos materiales regresan a su forma original, después de haber sido sometidos a presiones altas. Posteriormente, cuando este concepto es utilizado por las ciencias sociales, se emplea para referirse a aquellos individuos, familias, corporaciones o sociedades que, a pesar sentir o tener situaciones negativas, crecen y se desenvuelven de manera saludable con eficiencia.[3]
En ese contexto, la psicóloga Emmy Werner fue una de las primeras científicas en usar el término resiliencia a inicios de la década de 1970. Ella y su grupo de investigación estudiaron una cohorte de niños de Kauai, Hawái. Esta pequeña ciudad de las islas hawaianas era un lugar pobre donde muchos de los niños crecían en familias con padres desempleados, alcohólicos o con problemas mentales.[4] Werner pudo notar que un 75 % de los niños que crecieron en situaciones adversas tuvieron actitudes destructivas en sus años adolescentes, tales como abuso de sustancias nocivas y nacimientos fuera del matrimonio (en el caso de las mujeres). No obstante, los niños resilientes y sus familias (un 25 % de la población que formó parte del estudio) fueron aquellos que -a pesar de las situaciones adversas- pudieron salir adelante con mucho más éxito que sus congéneres.[5]
El concepto de resiliencia aún se encuentra en evolución, por lo que no es posible mostrar una sola definición. Por un lado, el profesor de psicología Norman Garmezy señala que la resiliencia es la capacidad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad inicial al enfrentar un evento estresante.[6] Por otro lado, el doctor Elbio Suárez indica que la resiliencia es una condición humana que da a las personas la capacidad de sobreponerse a la adversidad.[7] Asimismo, el profesor de psicología George Bonanno manifiesta que la resiliencia es la capacidad de mantener niveles relativamente estables y saludables de funcionamiento psicológico y físico.[8] Por lo tanto, para hablar del concepto de resiliencia debe existir una situación de amenaza o peligro en la persona y, posteriormente, la superación de esta adversidad.
En ese sentido, la licenciada Francisca Infante señala que la definición de resiliencia se puede examinar desde dos puntos de vista o generaciones.[9] Por una parte, la primera generación se inicia a partir de la década de 1970, buscándose determinar tanto las cualidades individuales (autoestima y autonomía) como los factores externos (nivel socio económico, estructura familiar y presencia de un adulto importante) que permitían superar los problemas, obstáculos y adversidades. En esa generación se encuentra el modelo triádico de la resiliencia, el cual se basa en estructurar los factores resilientes y de riesgo en tres grupos distintos: las características personales, los aspectos familiares y las características de los ambientes sociales en que las personas habitan.[10] Por otra parte, la segunda generación es considerada como un proceso dinámico donde las influencias del ambiente y de la persona interactúan en una relación mutua que posibilita al individuo adaptarse a pesar de la situación negativa o adversa existente.
Diversos estudios han demostrado que existen personas con capacidades o habilidades para superar adversidades, llamadas personas resilientes. A estas capacidades se las conoce como pilares de la resiliencia, identificándose las siguientes: (1) Introspección (es la destreza de cuestionarse y responderse a sí mismo), (2) Independencia (es la aptitud de mantener separado las emociones de lo físico, sin caer en el encierro), (3) Relacionamiento (es la destreza para establecer vínculos y amistades con otros individuos para compensar la propia necesidad de afección), (4) Iniciativa (es la posibilidad de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes), (5) Humor (es la capacidad de tomar con humor una situación y encontrar la comedia en la propia tragedia para poder enfrentarla), (6) Creatividad (es la capacidad de generar o crear orden y belleza, a partir del desorden y la confusión, lo cual conduce normalmente a dar nuevas soluciones a los problemas), y (7) Moralidad (es la correspondencia entre las palabras y las acciones, relacionado con el respeto y bienestar de toda la sociedad).[11]
Estos pilares incrementan el desarrollo de resiliencia en las personas y las instituciones. Al respecto, la fortaleza psicológica de los ejércitos está comprendida en términos de moral individual o moral de unidad. Por ello, la confianza, el liderazgo, la lealtad y la cohesión ayudan a hacer frente a las situaciones desfavorables. En ese sentido, la investigadora Edith Grotberg, precursora del concepto de dinámica de la resiliencia, precisa que debe haber relación en los factores resilientes provenientes de tres niveles distintos: yo tengo (apoyo social), yo soy (fortaleza interna) y yo puedo (habilidades).[12]
Importancia de la Resiliencia en las Organizaciones y en los Ejércitos
El empleo del concepto resiliencia es reciente en el campo organizacional. En este contexto, el concepto de resiliencia se emplea para resaltar la capacidad de recuperación de las organizaciones ante un evento imprevisto.[13] En otras palabras, una organización es resiliente cuando tiene la capacidad de soportar riesgos, incertidumbre, cambios y situaciones conflictivas. En consecuencia, se aprende y aprovecha de estas experiencias adversas. Asimismo, el concepto de resiliencia en las organizaciones no sólo se limita a lidiar eventualmente con el problema, sino que surge transformada y continúa con un mayor impulso hacia un futuro próspero.[14]
Las organizaciones resilientes previenen e invierten en los cambios que se puedan presentar, siendo capaces de asimilar, soportar y sobreponerse con rapidez a situaciones de adversidad, como lo sucedido durante la pandemia de la COVID – 19. Durante esta situación de crisis, las instituciones educativas resilientes tuvieron que capacitar a sus profesores en el manejo del internet, así como utilizar nuevos métodos de enseñanza (como la educación virtual) y herramientas tecnológicas con fines educativos (como Zoom o WhatsApp), entre otros.
Sin duda, la resiliencia es fundamental en los ejércitos.[15] Históricamente, las fuerzas armadas se han encargado de proteger la salud de su personal, como una forma de salvaguardar la fuerza para el combate y poder vencer a su enemigo. Las estrategias más antiguas para eliminar al personal no apto para el servicio han sido la selección de personal (en lo físico), el entrenamiento, la cohesión y el liderazgo. Sin embargo, ninguna de ellas incluía o hacía referencia a la salud mental.[16] En muchas ocasiones estas estrategias han tenido buen resultado, pero no han sido confrontadas empíricamente. El concepto de resiliencia, hoy en día, se basa en la evidencia.[17],[18] Por consiguiente, desde el término de la Guerra Fría y el inicio de los conflictos asimétricos, las fuerzas armadas de diversos países vienen implementando programas para desarrollar la resiliencia en el personal militar, en los líderes y en la familia militar.[19]
Desarrollo de Resiliencia en el Personal de las Fuerzas Armadas
Al respecto, el Ejército de los Estados Unidos ha desarrollado el Programa Integral de Acondicionamiento Físico para Soldados (Comprehensive Soldier Fitness – CSF) para fortalecer y desarrollar resiliencia en el personal militar. Este programa considera cinco pilares básicos (físico, emocional, social, familiar y espiritual), imprescindibles para desarrollar e incrementar la resiliencia en el personal.[20] Los objetivos del programa CSF son los siguientes: (1) Mejorar la capacidad de resiliencia mediante una combinación de adiestramiento y preparación, (2) Disminuir el estrés post-traumático, (3) Disminuir la incidencia de comportamientos indeseables y destructivos, (4) Inducir a una mayor probabilidad de crecimiento y éxito posterior a la adversidad, y (5) Desarrollar la fortaleza en cada aspecto de la vida, aumentando la capacidad de resiliencia del individuo, la familia, la unidad y el Ejército.[21] Para alcanzar estos objetivos, el programa CSF cuenta con tres importantes componentes.
En primer lugar, se emplea la Herramienta de Evaluación Global (Global Assessment Tool – GAT), la cual es un cuestionario que permite conocer la aptitud psico-social de los soldados, mostrándoles sus fortalezas y debilidades en el ámbito emocional, social, espiritual o familiar.[22] En segundo lugar, una vez terminado el GAT, se continúa con los Módulos Integrales de Resiliencia (Comprehensive Resilience Modules – CRMs). Estos módulos -ejecutados vía online- se centran en el desarrollo de las siguientes habilidades personales de resiliencia: (1) Aptitud emocional (en este módulo se realiza una revisión de las emociones y cómo usarlas de mejor manera), (2) Dimensión familiar (en este módulo se enseña a las soldados técnicas de comunicación y relación, recalcándose la importancia de la integración familiar), (3) Aptitud social (en este módulo se hace énfasis a la empatía ), y (4) Salud espiritual (en este módulo se enfatiza la importancia del autoconocimiento, la automotivación y la autorregulación por intermedio de la meditación y el apoyo espiritual). Finalmente, a través del Entrenador de Resiliencia Maestro (Máster Resilience Trainer – MRT) se busca instruir a personal militar para que promuevan el desarrollo de la resiliencia en los batallones del Ejército.[23]
Por su parte, las Fuerzas Armadas del Reino Unido han desarrollado el Programa de Gestión del Riesgo de Traumatismos (Trauma Risk Management – TRiM). Este programa se inició en el Royal Marines Commandos, pero se viene implementado en los otros institutos armados. El TRiM es un procedimiento de apreciación de peligros y apoyo continuo, basado en la evidencia para ayudar a sobrellevar eventos traumáticos.[24] A través de este programa, se brinda asesoramiento y psicoeducación al individuo afectado.[25] El TRiM permite que el personal afectado continúe con sus actividades cotidianas, mientras se le proporciona soporte e información, ayudándoles a entender que es lo que está sucediendo.
Los coordinadores del programa TRiM están preparados para identificar signos de angustia en los individuos y conducir evaluaciones, a fin de proporcionales atención con profesionales de salud mental.[26] Dichos coordinadores no forman parte del personal de salud, pero han recibido entre dos y cinco días de capacitación en factores de riesgo psicológico y conducción de sucesos traumáticos. Gracias a ellos se puede identificar al personal afectado.[27] Consecuentemente, el programa TRiM impacta positivamente en el funcionamiento en las entidades, disminuyendo la ausencia del personal por enfermedad después de situaciones adversas.[28]
Actualmente, las fuerzas armadas requieren no solo de personas físicamente aptas, sino también mentalmente saludables. En ese sentido, en el Ejército del Perú se debe diseñar e implementar un programa de fortalecimiento de la resiliencia de su personal, tomando como modelo los diferentes programas descritos, pero con las adaptaciones necesarias. Para ello, se deben adoptar una serie de acciones.
En primer lugar, se debe garantizar que los profesionales en salud mental cuenten con las competencias para brindar un diagnóstico acertado, a través de capacitaciones y la implementación de un plan de intervención. En segundo lugar, se deben aplicar estrategias de desarrollo de resiliencia en el personal militar. Para tal fin, se requiere identificar al personal afectado y brindarle la ayuda correspondiente, haciéndoles notar que las ocasiones de crisis -aunque no son fáciles de superar- sí se pueden controlar. En tercer lugar, se deben realizar evaluaciones psicológicas semestrales que permitan medir el nivel de estrés o predisposición a algún problema en la salud mental del personal. Estas evaluaciones servirán de línea base para fortalecer las competencias y/o capacidades del personal militar. Finalmente, se deben evaluar las condiciones o características del trabajo que afectan directamente al personal militar, con la finalidad de adoptar las acciones requeridas. Por ejemplo, se debería evaluar las condiciones de trabajo del personal militar que presta servicio en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), al ser una zona muy convulsionada y se enfrentan situaciones de estrés.
Conclusiones
El concepto de resiliencia es cada vez más empleado tanto en el ámbito civil como en el ámbito militar. En este último, la resiliencia es de vital importancia por las constantes situaciones estresantes y adversas a las que está sujeto el personal militar durante el cumplimiento de sus funciones. En ese sentido, considerando los programas de desarrollo de resiliencia existentes en diversos ejércitos del mundo, en el Ejército del Perú se debe diseñar e implementar un programa de fortalecimiento de la resiliencia de su personal, particularmente en aquellos que prestan servicio en zonas declaradas en estado de emergencia, como el VRAEM. Para ello, se debe: (1) garantizar que los profesionales en salud mental cuenten con las competencias para brindar un diagnóstico acertado, (2) aplicar estrategias de desarrollo de resiliencia en el personal militar, (3) realizar evaluaciones psicológicas semestrales que permitan medir el nivel de estrés o predisposición a algún problema en la salud mental del personal, y (4) evaluar las condiciones o características del trabajo que afectan directamente al personal militar para adoptar las acciones requeridas.
Notas finales:
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- Emmy Werner, Jesse M. Bierman y F. E. French, Los niños de Kauai: un estudio longitudinal desde el período prenatal hasta los diez años (Hawái: Prensa de la Universidad de Hawái, 1971). ↑
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