Este artículo ha sido publicado inicialmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre
Vol. 2 N.° 1 (2023): Enero – Marzo
DOI: https://doi.org/10.56221/spt.v2i1.23
Resumen
En este artículo se analizan las misiones militares que -en el siglo XX- generaron dos puntos de inflexión en el Ejército del Perú y cuyo pensamiento ha transcendido al tiempo, impregnándose en la cultura organizacional de sus oficiales. Para apreciar la influencia de estas reformas militares en los oficiales del Ejército, se ha evaluado el contexto de cada proceso por medio de la revisión documentaria y entrevistas. Como resultado, se estableció que la reforma francesa generó un oficial con rigidez y falta de flexibilidad, mientras que la reforma estadounidense generó un oficial más analista para la toma de decisiones. Finalmente, se concluyó que el oficial del Ejército, aunque es analista y detallista, se desenvuelve de manera rígida -de acuerdo a formatos- durante el cumplimiento de sus actividades.
Palabras clave: Misión Militar, Transformación Institucional, Cultura Organizacional, Proceso Histórico, Doctrina.
Introducción
A lo largo de su historia, el Ejército del Perú ha experimentado dos procesos de transformación para crear una fuerza con características acordes a los modelos y estándares válidos de la época. El primero de estos procesos, denominado “Transformación Fundacional,” se llevó a cabo durante el gobierno de Nicolás de Piérola, y estuvo a cargo una misión militar francesa, liderada por el capitán (y ascendido a coronel) Pablo Clement. Posteriormente, terminada la guerra con Ecuador y con Manuel Odría en el poder, se realizó un segundo proceso de transformación denominado “Modernización y Reemplazo de Doctrina,” a cargo de los Estados Unidos.
Estos procesos de transformación incorporaron doctrina y normas que se superpusieron a las estructuras existentes para fundar y consolidar una institución profesional, que buscaba ser imagen y semejanza de lo que exigían los estándares de la época. Sin embargo, también generaron un comportamiento organizacional que, en varios casos puntuales, se mantienen vigentes. Por consiguiente, ¿Cuál ha sido la influencia de los procesos de transformación francés y estadounidense en la cultura organizacional del Ejército?
Por una parte, David Masterson, en su estudio titulado Fuerzas Armadas y Sociedad en el Perú Moderno, describió los procesos de transformación en el Ejército, señalando que la doctrina francesa creó en el oficial una visión estructural de la organización territorial, la cual hacía que su percepción sobre la protección de las fronteras y la administración de las unidades militares -como eje de despliegue del Estado- sea consecuente con sus decisiones de Estado Mayor.[1] Por otra parte, Emerson Fuentes, en su trabajo sobre el General Pablo Clement, buscó determinar cómo el Ejército fue influenciado con la doctrina francesa, estableciendo que se trataba de una buena oportunidad para regenerar el país a través de su Ejército,[2] mediante medidas como la concepción patriótica de los individuos que ingresan al servicio militar. En ese sentido, dentro de la percepción francesa era importante la creación de bibliotecas para motivar el conocimiento sobre el arte militar y se esperaba que cada oficial dictara conferencias y escribiera ensayos.
Asimismo, Daniel Mazzei, en su obra titulada La Misión Militar Francesa en la Escuela Superior de Guerra y los Orígenes de la Guerra Sucia, 1957-1962, analizó la influencia francesa en la Escuela Superior de Guerra de Argentina, señalando que la doctrina francesa los llevó a tener una visión sesgada hacia las corrientes comunistas.[3] Este argumento tiene relación con lo manifestado por Julio Toche sobre la forma en que los militares peruanos afrontaron la “amenaza comunista.”[4] En este caso, concurren también las ideas francesas que van a influir en los militares americanos, quienes van a ser muy receptivos a la “doctrina Trinquier,” la cual busca derrotar los movimientos subversivos a través de la adhesión de la población.
Sin duda, la Segunda Guerra Mundial cambió el escenario del poder mundial, pero también el de la influencia militar en los países menos desarrollados. Al respecto, José Calvo afirma que “el primer efecto (de la victoria) podría ser la superación del complejo de inferioridad que los norteamericanos sentían hacia los ejércitos europeos.”[5] El mismo autor también expresa que el efecto final de esta conflagración fue “la creación de la estructura orgánica del actual Ejército Norteamericano. Una estructura que tomaba conceptos prestados de la empresa civil en cuanto a la especialización del personal, la exigencia continua de resultados y un sistemático proceso de autoevaluación para alcanzar la máxima eficiencia.” Lo que se refleja en la manera en que se califica al personal militar profesional: puntajes para la suficiencia profesional, esfuerzo físico, zonas de trabajo, etc.
Por su parte, José Cure expresó que la cultura organizacional ha tomado relevancia por su influencia en la productividad, y eso atañe también a las fuerzas militares, cuya base se encuentra conformada por los valores y creencias que se practican.[6] El caracterizar esa cultura brinda mayor apropiación conceptual e identidad respecto a la institución militar, lo que deriva en mayor competitividad y en una marca cohesionada. En ese sentido, en este artículo se busca identificar la influencia de los procesos de transformación francés y estadounidense en la cultura organizacional del Ejército, a fin de establecer cómo la ha impactado.
La Cultura Organizacional y el Ejército
La “transformación” es el efecto de “transformar,” que significa “hacer que algo o alguien cambie de forma o aspecto” o, también, “hacer que algo cambie o sea distinto, pero sin alterar totalmente todas sus características esenciales.” En cuanto a la transformación militar, esta implica principalmente “cambios significativos en la cultura organizacional; es decir, cambios en el conjunto de creencias, hábitos, valores, actitudes y tradiciones existentes en la institución militar.”[7] Al analizar estos conceptos se aprecia que la entidad es la misma y tiende a una evolución. Sin embargo, sus características principales se perpetúan. Un concepto moderno de “cultura organizacional” es el de Ana Isabel Sordo, quien afirma que se trata de un conjunto de creencias, valores y prácticas compartidas que permite a un grupo de personas enfocar todas sus actividades hacia una misma meta.[8]
El Ejército del Perú se encuentra inmerso precisamente en un proceso de transformación militar aprobada el año 2020, el mismo que se ejecutará -en su primera fase- hasta el año 2034. No obstante, no es la primera vez que el Ejército está inmerso en un proceso de esta naturaleza. Por consiguiente, atañe determinar si aquellas transformaciones tuvieron influencia en el Ejército y hasta qué punto se han insertado en la cultura organizacional de sus integrantes y se han perpetuado en la época actual.
Influencia de la Matriz Francesa
Años después de los acontecimientos que terminaron con la pérdida parcial de varias provincias en el sur del Perú, la temática de las cesiones territoriales y la intangibilidad de los linderos del país fueron el espectro por donde confluían las decisiones y pensamientos de la nación que, valgan verdades, pasaba por una etapa intensa de descubrimiento y revalorización de su propia identidad, con las cicatrices de la conflagración todavía flotando a flor de piel. Así como se perdieron territorios al sur, se ganaron nuevos territorios en el oriente. Las noticias comenzaron a llegar hasta los centros de poder en la capital. Los “Barones del Caucho” (peruanos, colombianos y brasileños) competían por alcanzar esos espacios que estaban delimitados, pero que nadie conocía realmente.
Un hecho sangriento marcaría la escena y generaría una fractura final con el pasado. El 19 de marzo de 1895, casi un millar de cadáveres yacían sobre los alrededores de la ciudad de Lima. La guerra civil entre Nicolás de Piérola y Andrés Avelino Cáceres había terminado con la asunción al poder del primero y el exilio del segundo en Buenos Aires. El Ejército pasaba por sus horas más aciagas debido al desprestigio en que se había sumido después de la última revolución armada del siglo XIX. El movimiento tuvo consecuencias más profundas en la futura organización militar. Piérola asumió el gobierno y se encargó de borrar de tajo al Ejército no profesional que existía desde la independencia.
Este no era un hecho aislado. Otros países ingresaron a la ejecución del ideal de modernizar sus Ejércitos, trayendo modelos europeos al continente. Al respecto, Daniel Masterson expresa:
Buscando facilitar la integración de sus economías, que se modernizaban lentamente, con aquellas de Europa Occidental y Estados Unidos, los dirigentes civiles y militares en Perú, Argentina, Chile y Brasil volvieron sus ojos hacia los Ejércitos de Francia y Alemania, y hacia las armadas de Gran Bretaña y Estados Unidos para contribuir en la construcción de las instituciones militares profesionales, que consideraban esenciales para el desarrollo de sus naciones.[9]
La mayoría adoptó el modelo prusiano, vencedor natural de la guerra franco-prusiana de 1870. La decisión permitiría la refundación del Ejército del Perú, a través de la primera -y quizás más trascendente- transformación militar. En palabras de Alain Rouquié, la decisión pasaba por sembrar una identidad no solo combativa, sino también científica: “El Ejército francés de la época, que pone el acento en la defensa, la fortificación y la vigilancia de fronteras, interesa a los peruanos precisamente por sus aportes a la ciencia militar.”[10] El contrato para el arribo de la misión:
Fue celebrado entre el ministro de Guerra francés, general Jean-Baptiste Billot y el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del Perú en la ciudad de París, José Francisco Canevaro, el 16 de setiembre de 1896 y tenía como objetivo enseñar la instrucción militar francesa. Poco tiempo después, el 7 de noviembre, arribaron al puerto del Callao -en el navío “Arequipa”- los primeros cuatro oficiales que se encargarían de organizar el novísimo Ejército del Perú.[11]
Siete serían las misiones militares francesas que llegarían al Perú entre 1896 y 1943. La primera de estas misiones estuvo compuesta por cuatro oficiales, al mando del coronel Paul Clement, quienes sentaron los cimientos de lo que sería el Ejército del Perú. El último oficial francés en arribar al Perú fue el General de Brigada Raymond Laurent.[12] Si bien es cierto, algunos autores afirman que estos oficiales se formaron en cuadros que se hallaban en sedes de ultramar del colonialismo francés, no se trataba de simples administradores de carrera o de oficinistas uniformados. Vinieron dos artilleros de campaña, formados en Estado Mayor[13] y veteranos de guerra, forjados en la geografía del África Subsahariana, entre tribus de árabes y bereberes. Estos militares prestaron servicios en plena expansión del dominio francés sobre esas regiones, que había comenzado en 1830, y se consolidaron después de la guerra franco-prusiana, impulsado por la competencia entre las potencias europeas.
El Ejército de Francia se había recompuesto a través del enorme esfuerzo de la academia y el Estado, y entraba nuevamente a la competencia con sus vecinos, aunque sin alcanzarlos en capacidades. Se forjaba su identidad defensiva y el celo extremo por el cuidado de las fronteras de sus cuadros, a la vez que la industria militar reverdecía. Francia siguió siendo la ciudad del avance tecnológico y cultural a nivel mundial. Las exposiciones internacionales y las invenciones militares, como la precisión del cañón de campaña de 75 milímetros, marcaron la época. Sin embargo, ¿Qué influencia real tuvo en el Ejército del Perú? Al respecto, se considera que existen varios aspectos fundamentales donde los franceses van a influir en la mentalidad militar peruana y que se exponen en la siguiente tabla:
Aspecto Militar | Obra |
Organización doctrinaria militar |
|
Escuelas de formación y capacitación |
|
Aspectos ideológicos |
|
Otros aspectos |
|
Tabla 1: Aspectos de Influencia Francesa en el Ejército del Perú. Obtenido de los estudios de Masterson y Toche Medrano (Elaboración propia).
No necesariamente todos los aspectos impuestos por los franceses perduraron, como el hecho de no participar en temas relacionados con la política, pero sí reconocían el peligro de inundar al Ejército de ideologías. Lo que va a ocurrir es que los intentos de penetración del partido Aprista van a generar una dinámica importante que no permitió al pensamiento francés afianzarse por completo en este sentido. No obstante, los niveles de capacitación fueron bastante elevados para los estándares nacionales de la época. El Ejército del Perú se hizo profesional desde este punto. Hay un aspecto en el que el modelo francés y el que se iba a incorporar con Odría mantuvieron: considerar al Ejército como una especie de “reserva,” en el papel de institución tutelar de la Nación, establecido por la Constitución del año 1933.
Como resultado final, el militar peruano promedio era detallista al extremo, tenía fuerte sentido de responsabilidad por el cumplimiento de las órdenes y el correcto uso del uniforme, así como por las salidas al campo y las maniobras militares. Sin embargo, también poseía vinculaciones políticas, en especial cuando se convertía en oficial superior, pero eso era resultado de la vieja tradición peruana del militarismo que tuvo además en Oscar R. Benavides y Sánchez Cerro sus principales actores. El militar peruano hablaba francés, más que inglés como segunda lengua. No era dado a cambios que lo alejaran de las principales ciudades o, en todo caso, lo asumía como una tarea temporal. Creía en su misión de incorporar el progreso militar a la obra pública, por lo que no era extraño que se desempeñen como prefectos o autoridades regionales y ejecuten presupuesto público.[14]
Influencia de la Matriz Estadounidense
Manuel Apolinario Odría (1896-1974) tiene más relevancia de lo que parece en la conformación del Ejército del Perú. La transformación que planificó y ejecutó Odría, dotó al Ejército de gran parte de su infraestructura actual. Cabe resaltar que el modelo francés fue mejorado en la etapa previa a la guerra de 1941, merced al aplomo del Estado Mayor General del Ejército y a la presencia de dos líderes indiscutibles de la planificación: el general Oscar R. Benavides y el general Ernesto Montagne Markholz. En los años previos a la conflagración, una serie de adquisiciones y modificaciones a manuales y reglamentos permitieron mejoras en la organización que afrontaría la campaña contra el Ecuador, pero la doctrina seguía siendo, fundamentalmente, francesa. Los oficiales de la última misión se encontraban todavía en las escuelas militares, poco antes de la invasión al norte en el año 1941.[15]
Odría, nacido en Tarma, egresó de la Escuela Militar de Chorrillos en el año 1919 como espada de honor de su promoción. Con el grado de teniente coronel, participó en la campaña de 1941, como jefe de Estado Mayor de la 1ª División Ligera, que llevó el esfuerzo principal en la batalla del 24 de julio. Después de este evento, ascendió a coronel y fue designado director de la Escuela Superior de Guerra, viajando a los Estados Unidos.[16] Fue en ese país donde pudo apreciar el enorme avance conseguido por los estadounidenses en cada uno de los campos que implica el empleo de fuerzas armadas.
Odría alcanzó la máxima jerarquía en un momento más que álgido. El alto nivel de conflicto provocado por el aprismo, primer partido de masas importante en el Perú, provocó el surgimiento de una corriente antiaprista al interior de las fuerzas armadas y -de paso- en la oligarquía peruana, de la cual Odría se convertiría en uno de sus principales abanderados.[17] Aquella vorágine terminaría en el golpe de Estado de 1948 y duraría ocho años. Coincidentemente, se vivía en el mundo la llamada “Guerra Fría”, que enfrentó a las dos potencias mundiales más importantes del momento: Estados Unidos y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Para los Estados Unidos era de enorme importancia mantener vinculaciones con América Latina, toda vez que era imperante conseguir que las doctrinas comunistas o socialistas no se aferren a la realidad americana. En este sentido, Felícitas López Portillo es clara en afirmar que “el gobierno militar se inscribió en la doctrina anticomunista propia del momento, emanada tanto de la ONU como de la OEA.” El manejo económico que se llevó a cabo durante este gobierno facilitó la incorporación de infraestructuras importantes, que hoy siguen en funcionamiento a pesar del tiempo transcurrido. Una vez que se firmaron los acuerdos bilaterales para apoyar el desarrollo del Ejército arribaron los siguientes oficiales estadounidense: el coronel James Cole, jefe de la misión militar de los Estados Unidos, quien es designado Adjunto del Ministro de Guerra y del Inspector General del Ejército (actual Comandante General del Ejército); el coronel Andrew J. Adams, asesor del Comandante General de la División Blindada; y el coronel Adrián L. Hoebeke, asesor del Centro de Altos Estudios Militares.[18] Los cambios más importantes durante esta época se dieron en los aspectos expresados en la siguiente tabla:
Aspecto Militar | Obra |
Organización doctrinaria militar |
|
Escuelas de formación y capacitación |
|
Aspectos ideológicos |
|
Otros aspectos |
|
Tabla 2: Aspectos de Influencia Estadounidense en el Ejército del Perú. Obtenido de los estudios de Masterson y Toche Medrano (Elaboración propia).
Como se puede apreciar en la tabla 2, en el gobierno de Odría, al asistirse de la misión estadounidense, se sentaron las principales bases del Ejército que va a reemplazar los fundamentos franceses. Por ejemplo, muchas escuelas, como la Escuela Superior de Guerra del Ejército (ESGE), mantuvieron a los mismos directores por todo el tiempo que duró la reforma. En la ESGE, el general de brigada Luis Andrés Avelino Solari Hurtado estuvo al mando de esa casa de estudios durante seis años consecutivos y el general de división José Mendoza Rodríguez, prácticamente, estuvo todo el periodo de Odría como ministro de educación.
Los resultados en la cultura organizacional se dejaron sentir, fuera por el impulso político o por la constante interacción entre oficiales peruanos y estadounidenses. Uno de los primeros cambios que se notaron fue la predisposición de salir de las capitales, lo que va a tener su efecto en los años venideros, pues aparece una generación con un fuerte discurso socialista, merced de su conocimiento del interior del país. La doctrina -en especial de uso de unidades blindadas- va a tener gran auge y el oficial se hace más cercano a la tropa.
Aunque abiertamente lo estadounidense trata de eliminar o por lo menos suplantar a lo francés, no lo va a conseguir del todo, pues se trata de un proceso de incorporación que duró casi medio siglo.[19] La influencia estadounidense trata de ser más flexible tanto en el trato como en la ejecución de las órdenes, pero no lo consigue siempre; aproxima más a los soldados del servicio militar a los oficiales, bastantes más distantes en el modelo anterior y progresivamente va incorporando el comportamiento del tipo “patrulla,” lo que se va a ahondar con la aparición de los movimientos terroristas de la década de 1980. El inglés -paulatinamente- va a imponerse sobre el francés como segunda lengua de cátedra, pero también aparece el quechua, como intento de “peruanizar” el Ejército.[20]
Influencias de las Matrices Francesa y Estadounidense en el Ejército Contemporáneo
Como se ha mencionado, el Ejército del Perú ha iniciado un proceso de transformación institucional con miras a alcanzar sus objetivos para el año 2034. Dentro de lo que se plantea en estos cambios, existe una serie de ocho pasos que cumplir para conseguir el Estado Final Deseado de transformar a la institución. Dos de los cuatro primeros pasos, y que son el cimiento, tienen que ver no con adquisiciones o mejoras cuantitativas, sino con valores (Paso Nº 1: “Rearmar los valores” y Paso nº 4: “Cambiar la cultura organizacional”).[21] Por lo que se infiere que, para el 2034, no solo debe haberse modernizado el Ejército, sino que su cultura organizacional también habrá tenido un cambio tangible.
Según la experiencia obtenida de las dos transformaciones previas -francesa y estadounidense- necesariamente el cambio afecta la cultura organizacional y una vez afirmada, una parte queda perenne en la mentalidad militar. De la influencia francesa, se han mantenido varios de los uniformes, denominaciones o nomenclaturas,[22] así como se han preservado instalaciones, cuarteles y la manera de pensar territorial (defensa a ultranza). Durante esa época, se crearon las escuelas “madres” de los oficiales del Ejército: la Escuela Militar de Chorrillos y la ESGE.[23] Las principales tradiciones y costumbres del Ejército del Perú nacen con la Misión Militar Francesa, lo que aún a la fecha es motivo de reflexión.
De la influencia estadounidense se mantuvieron el crecimiento del espectro de la guerra hacia las fuerzas especiales y las operaciones psicológicas, así como la doctrina sobre empleo de unidades blindadas. Un aspecto muy importante es que se estandarizaron los símbolos. Asimismo, se creó el escudo del Ejército, aparecieron los patrones representativos de las armas y se incorporó en la mentalidad de los oficiales la idea de “salir” de las ciudades, a cambio de incentivos (puntajes) que mejoraban sus proyecciones en la carrera, lo cual sigue vigente.
Si bien es cierto, la cultura local ha adaptado de alguna manera estas influencias, lo cierto es que su origen partió de iniciativas que fueron parte de la mentalidad de las misiones transformadoras. Cuando se observa la elección de los patrones de las armas puede apreciarse que se trata de una tipología de personaje, con poca preeminencia andina. En base al estándar de escoger personajes representativos, es que aparece la tendencia nacional de recuperar la imagen del incario, que se convirtió -después de la salida de la misión estadounidense- en una constante. Las figuras de Pachacútec, Cahuide y Túpac Amaru van a ser reivindicadas no solo socialmente, sino en el propio Ejército y los escudos que originalmente tenían frases en latín, comienzan a usar el quechua,[24] generando una especie de “sincretismo militar.”
Conclusiones
El Ejército del Perú ha sufrido dos procesos de transformación institucional, llevados a cabo por misiones militares extranjeras. La primera, de origen francés, a partir del año 1896, y la segunda, de origen estadounidense, a partir del año 1948 en adelante. Ambas misiones han trascendido al tiempo. De los franceses todavía se mantiene la esencia de su tradicionalismo, formación conservadora, alineada a la democracia social cristiana que ellos doctrinariamente defendían. Dentro de este contexto, los franceses trataron de inculcar que la esencial y única tarea de los militares era “el sagrado ideal de la protección de la patria,” lo que redundó en la captación de futuros cuadros. De los estadounidenses todavía se mantiene -en gran medida- la doctrina, la simbología y las escuelas de capacitación como inteligencia, operaciones psicológicas, comandos y paracaidistas, entre otras. Esta misión militar trató de reemplazar en su totalidad el paradigma francés. Sin embargo, una de las contradicciones del modelo americano es la no adaptación de su doctrina militar a la realidad de las fuerzas armadas, lo cual se ve reflejado en la creación de algunas organizaciones que hacen contraste con sus capacidades, efectivos, material y recursos disponibles. Un claro ejemplo es la creación de los Comandos Operacionales, el Ejército de Operaciones y la División de Ejército.
Durante estos procesos, el Ejército del Perú, por sí solo, ha añadido aspectos de la cultura nacional a los patrones establecidos por las misiones militares extranjeras, lo que se puede apreciar en la actualidad. Al hallarse en un proceso de transformación institucional, y viendo los antecedentes, es posible que la cultura organizacional del Ejército sufra modificaciones importantes en los años venideros o se reactualicen algunas prácticas, producto de la modernización generalizada de la sociedad.
Notas finales:
- Daniel Masterson, Fuerzas Armadas y sociedad en el Perú moderno (Lima: Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos, 2001). ↑
- Emerson Fuentes, General de Brigada Paul Clément y su legado en el Ejército del Perú 1896 – 1925 (Lima: Escuela Militar de Chorrillos, 2022). ↑
- Daniel Mazzei, “La misión militar francesa en la escuela superior de Guerra y los orígenes de la Guerra Sucia, 1957-1962” en Revista de Ciencias Sociales, Repositorio Institucional Digital de Acceso Abierto de la Universidad Nacional de Quilmes (2013), 105-137, http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/1164 ↑
- Julio Toche Medrano, Guerra y democracia: los militares peruanos y la construcción nacional (Argentina: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO, 2008). ↑
- José Calvo Albero, La Doctrina Militar Terrestre Norteamericana. Bases históricas, contexto estratégico y su valor como modelo para otros ejércitos (Madrid: Premio Hernán Pérez del Pulgar, 2002), 13. ↑
- Jorge Cure Arango, Caracterización de la Cultura Organizacional de los departamentos CEDE 4 y CEDE 6 de la Jefatura del Estado Mayor de Planeación y Políticas del Ejército Nacional de Colombia (Colombia: Universidad Externado de Colombia, 2017). ↑
- Paul E. Vera, “Transformación Militar: Esfuerzo y Compromiso Institucional”, Military Review Edición Hispanoamérica (2019), 34-45, https://www.armyupress.army.mil/Portals/7/military-review/Archives/Spanish/Vera-Transformacion-militar-SPA-Q3-2019.pdf ↑
- Ana Isabel Sordo, “Cultura organizacional: tipos, elementos y ejemplos”, HubSpot (22 de agosto de 2022), https://blog.hubspot.es/marketing/cultura-organizacional (consultado el 23 de agosto de 2022). ↑
- Masterson, Fuerzas Armadas y sociedad en el Perú moderno, 40. ↑
- Alain Rouquié, El Estado militar en América Latina (México: Siglo XXI editores, 1984), 91. ↑
- Ejército del Perú, Bicentenario. Ejército del Perú Republicano 1821-2021 (Lima: Comisión Permanente de Historia del Ejército, 2021). ↑
- Fuentes, General de Brigada Paul Clément y su legado en el Ejército del Perú 1896 – 1925. ↑
- Los oficiales de Estado Mayor egresaban de la Escuela de Guerra formada en 1880. Esta escuela los capacitaba tanto para movilizar y administrar las fuerzas, como para dirigirlas en el combate. ↑
- Por citar un caso: el mariscal Ureta, con el grado de coronel, fue nombrado en 1936 prefecto de Arequipa y ejecutó fondos para la construcción del estadio de fútbol IV Centenario; el más moderno de su tiempo en el país. ↑
- Masterson. Fuerzas Armadas y sociedad en el Perú moderno,197. ↑
- Ejército del Perú, Historia de la Escuela Militar del Perú Tomo I Primera Edición (Perú: Centro de Instrucción Militar del Perú, 1982). ↑
- Felícitas López Portillo, El gobierno militar de Manuel A. Odría en Perú (1948-1956): un vistazo diplomático (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2017), 60. ↑
- Toche Medrano, Guerra y democracia: los militares peruanos y la construcción nacional. ↑
- Un ejemplo, es la inflexibilidad en los modelos de servicio interior, en particular, las bases de la disciplina: “sin dudas ni murmuraciones”. Es impresionante ver, además, que el formato anual de calificación de los oficiales es similar hasta esta época. ↑
- Es interesante la tesis expuesta por: Lourdes Hurtado Meza, “El Ejército cholificado”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO (Quito: Septiembre 2006), http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/ecuador/flacso/iconos/iconos26/hurtado.pdf, donde expresa la fuerte tendencia en los años sesenta de darle una identidad incaica al Ejército y que se manifiesta en la adopción de Pachacútec como símbolo de las fuerzas especiales y de lemas de algunas divisiones y unidades. ↑
- Vera, “Transformación Militar: Esfuerzo y Compromiso Institucional”, 34-45. ↑
- Como por ejemplo PANNE, furriel o ataché. ↑
- Lo que hoy es el COEDE eran la División de Clases (tropa) División Superior (cadetes) y División de Aplicación (para oficiales subalternos de artillería e ingeniería). La Escuela Superior de Guerra del Ejército tenía una dirección independiente. ↑
- El Escudo de la II División de Ejército (anteriormente Segunda Región) lleva la inscripción Kunan Ñaupa Hina Atinchis. En español: “Ahora, como antes, podemos”. ↑