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Evolución e Impacto de las Pandillas en Centroamérica y Brasil

Este artículo forma parte del libro Desafíos y Amenazas a la Seguridad en América Latina.


Resumen

Dos pandillas carcelarias –la Mara Salvatrucha (MS-13) en América Central, y el Primeiro Comando da Capital (PCC) en Brasil– acumularon poder militar, económico y político, así como un amplio control territorial, representando en la actualidad una genuina amenaza para los Estados en los que operan. Hoy por hoy, estas pandillas son una componente clave de inmensas estructuras criminales transnacionales que mantienen profundos vínculos con el narcotráfico y con otras actividades ilícitas a nivel mundial. Estos grupos desarrollaron su ascenso utilizando diferentes modelos, presentando diferencias significativas tanto en estructura como en capacidades. A pesar de ello, ambos grupos son vectores clave de la corrupción, la violencia, la actividad delictiva y las estructuras de gobernanza alternativa, los cuales plantean un significativo desafío para la gobernabilidad democrática en América Latina. Estos grupos armados violentos no estatales están arraigados en sus comunidades de origen. En muchos lugares se les considera autoridades, incluso con mayor legitimidad que el propio Estado, lo que hace que la acción efectiva contra ellos sea extremadamente difícil y compleja.

Palabras Clave: Pandillas (Maras), MS-13, PCC, Narcotráfico, Control Territorial.

Introducción

A mediados de la década de 1990 surgió una nueva generación de pandillas callejeras en América Latina. El desplazamiento económico, la migración, la fragmentación familiar, el creciente desempleo juvenil y el fin de diversos conflictos armados crearon un vasto número de potenciales reclutas, muchos de ellos con amplio entrenamiento y experiencia militar. Las pandillas -en ambos casos más del 90 % de su composición era masculina– proporcionaron una alternativa a la economía formal y a los mercados económicos informales tradicionales.

Con el tiempo, muchos grupos criminales desaparecieron y otros crecieron hasta convertirse en importantes actores locales. Dos de estas pandillas, la Mara Salvatrucha (MS-13), en América Central, y el Primeiro Comando da Capital (PCC), en Brasil, evolucionaron de una actividad criminal callejera a actores criminales transnacionales con suficiente poder, recursos, control y legitimidad como para plantear un crítico desafío para los Estados donde operan. Según estimaciones de la policía centroamericana, la MS-13 tiene unos 27,000 miembros en El Salvador y unos 17,000 en Honduras.[1] Por su parte, se estima que el PCC tiene unos 11,000 miembros.[2]

La lucha contra la corrupción a menudo se centra en que los altos funcionarios del gobierno acepten dinero o favores para permitir que continúen las actividades ilícitas. Sin embargo, la MS-13 y el PCC asaltan el Estado desde múltiples trayectorias: ataques de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, y laterales a través de los sistemas de gobierno locales, municipales y nacionales. Como resultado final, los grupos armados no estatales reemplazan las funciones estatales, el control territorial y la legitimidad percibida.

Similitudes entre los Grupos

Ambos actores armados no estatales, con su creciente acceso a los ingresos de múltiples cadenas de productos ilícitos como la cocaína y el tráfico de personas, se han convertido en importantes impulsores de la corrupción, el colapso del Estado y la apropiación criminal de las instituciones y funciones estatales en el hemisferio. Ambos grupos tomaron decisiones calculadas durante la última década para mejorar su legitimidad política, proporcionando funciones y servicios específicos que el Estado no es capaz de proporcionar.[3]

Asimismo, ambos grupos ahora son transnacionales y aspiran a convertirse en estructuras integradas verticalmente que controlen el suministro, el transporte y la venta de cocaína. Si bien ambos grupos inicialmente brindaron servicios de transporte y protección a organizaciones narcotraficantes, ahora compran cocaína directamente de proveedores mayoristas en Colombia, Venezuela y Ecuador para revenderla más adelante en la cadena de valor. Además, ambos grupos han logrado avances en el control de partes de la cadena de suministro de precursores químicos utilizados en la fabricación de drogas sintéticas.[4] El liderazgo de la MS-13 en Honduras ha desarrollado una estrategia para convertirse, en el año 2025, en el principal cartel de la cocaína en América Central, según reseñas de pandilleros familiarizados con dicho plan.[5]

Existen también otras similitudes. Ambos grupos: (1) Tienen una cultura que glorifica la violencia y el crimen como herramientas legítimas para alcanzar el poder, acumular recursos y eliminar enemigos; (2) Surgen de barrios pobres donde, históricamente, el Estado mantuvo una presencia violenta y corrupta. La mayoría de los pandilleros comenzaron, por tanto, como “otros” en sus propias sociedades, marginados de las economías y estructuras sociales formales; (3) Tienen estructuras jerárquicas que son rígidas y favorecen la autonomía local. Los líderes logran la coordinación a través de organismos conocidos como “sintonías” (PCC) y “ranflas” (MS-13), pero los grupos locales tienen una libertad significativa para implementar las decisiones que toma el liderazgo; y (4) Confían en el control territorial en áreas densamente pobladas como las capitales nacionales y regionales, así como las rutas clave del tráfico de drogas para obtener influencia política y económica, e integrar verticalmente sus estructuras de tráfico.

Diferencias entre las Pandillas

La evaluación de las similitudes de los grupos dispone el escenario para comprender por qué los Estados afectados deberían participar en este análisis; dadas las similitudes, existen oportunidades para aprender de los Estados que enfrentan desafíos similares y han explorado diferentes enfoques. Del mismo modo, las siguientes diferencias entre la historia y el desarrollo de los grupos brindan información sobre sus potenciales próximos pasos, lo que ofrece perspectivas útiles para desarrollar estrategias que podrían confrontar, o contrarrestar, cualquier complicación futura.

Algunas diferencias clave entre ambos grupos son las siguientes: (1) El PCC tiene una importante presencia cultural y en las redes sociales públicas, utilizando videos musicales que muestran su acceso a armas, automóviles, mujeres hermosas, motocicletas y joyas extravagantes. Este uso de los medios para la señalización cultural ayuda a crear una legitimidad social y una penetración cultural entre los jóvenes desempleados. La MS-13 aún no lo ha logrado; (2) Si bien ambos grupos utilizan cada vez más sobornos, pagos y amenazas para ganar influencia política, la MS-13 se estableció exitosamente como un centro de poder dentro de los gobiernos nacional y municipal de El Salvador y Honduras, con interlocutores a nivel de gabinete. El análisis actual indica que el PCC aún no está tan integrado en los niveles más altos de poder y, en cambio, se centra en las estructuras de gobierno regionales y municipales; y (3) El PCC tiene sofisticada capacidad logística y habilidad para llevar a cabo robos de alto perfil a bancos y joyerías, no solo en Brasil sino en otros países, un tipo de asalto que la MS-13 aún no ha implementado.

El Desarrollo de la MS-13 en El Salvador y Honduras

Cada pandilla presenta diferencias significativas en su accionar para adquirir poder, influencia y recursos. La MS-13 -formada inicialmente en las prisiones de Los Ángeles (California) en la década de 1980, y posteriormente exportada a Centroamérica a mediados de la década de 1990[6]-, ha sido reconocida, por mucho tiempo, como un desafío estratégico de relevancia para los Estados Unidos, en parte debido a sus raíces en los Estados Unidos, así como a su proximidad y a su influencia continua en dicho país. En el año 2012, el grupo fue declarado “organización criminal transnacional importante” por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.[7]

El trabajo de campo realizado durante los últimos tres años con la MS-13 identificó que, a medida que los líderes y miembros de las pandillas envejecen y tienen familia, cada vez más desean un estilo de vida diferente y menos violento para sus hijos y nietos, si bien permanecen activos en el mundo criminal. Por su parte, algunos expertos han manifestado que la misma tendencia está ocurriendo en el PCC.

Actualmente, tanto en Honduras como en El Salvador, la MS-13 tiene un grupo de 10 a 12 “viejos estadistas” que son consultados y que, en algunos casos, tienen la última palabra sobre las decisiones estratégicas del grupo en cada país. Durante los últimos años, este proceso generó un mayor enfoque en invertir las crecientes ganancias del narcotráfico para comprar el acceso a las estructuras políticas a través de la corrupción, en lugar de depender de la fuerza bruta y la intimidación para lograr sus objetivos como la impunidad, la expansión territorial y una mayor presencia en las estructuras formales de poder. Asimismo, el grupo también invierte millones de dólares derivados del tráfico de drogas y otras actividades económicas ilícitas en negocios legítimos. Esto incluye el práctico control de las empresas de transporte urbano en las principales ciudades, así como otros negocios con gran flujo de efectivo que, simultáneamente, mejoran el control territorial.[8]

El camino recorrido por la MS-13 en El Salvador a través del poder político directo difiere significativamente del camino recorrido por la rama hondureña hacia el poder. En Honduras, la MS-13 buscó el poder a través de vínculos directos con los cárteles internacionales de la cocaína y las redes que coordinan la trata y el contrabando de personas. En El Salvador, la expansión del control territorial, la infiltración en la policía y el ejército, y los pactos político-económicos con el gobierno del presidente Nayib Bukele han convertido al grupo en una importante fuerza política, económica y militar con acceso directo a funcionarios a nivel de gabinete.[9] En julio de 2021, el Departamento de Estado de los Estados Unidos tomó la inusual medida de sancionar y revocar las visas de cuatro altos funcionarios de la administración de Bukele, calificándolos de actores corruptos.[10] Posteriormente, el 8 de diciembre de 2021, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó a dos altos funcionarios de la administración de Bukele como actores corruptos, específicamente por “negociaciones encubiertas entre funcionarios del gobierno y la MS-13”, y señaló que estas reuniones “fueron parte de los esfuerzos del Gobierno de El Salvador para negociar una tregua secreta con el liderazgo de las pandillas.”[11]

En Honduras, la MS-13 se centró en tomar las rutas de tráfico de cocaína y drogas sintéticas, así como en refinar la pasta básica de cocaína para convertirla en cocaína en laboratorios cada vez más sofisticados. A medida que crecían los vínculos con las redes de narcotráfico, el poder financiero, militar y político de la MS-13 se expandía, y el compromiso político y la legitimidad del grupo respecto a sus poblaciones de influencia crecían exponencialmente.[12] De igual manera, a medida que ambas ramas aumentaban sus recursos financieros, tomaban medidas para moderar las prácticas que más los alejaban de las comunidades en las que vivían. El mejor ejemplo al respecto es su decisión de reducir la extorsión (comúnmente llamada “impuesto de guerra”) de empresas e individuos en los barrios bajo su control. Si bien la extorsión de negocios externos (como cadenas corporativas) continúa tanto en Honduras como en partes de El Salvador bajo el control de la MS-13, la odiada y económicamente paralizante extorsión de negocios locales ha cesado. La ventaja más significativa de esta decisión es el apoyo político de base que la pandilla ha obtenido a cambio. En la mayoría de los barrios controlados por la MS-13 dentro y alrededor del bastión pandillero de San Pedro Sula, ahora se hace referencia al grupo como “la mara buena,” en contraste con otros grupos a los que se hace referencia peyorativamente como, simplemente, pandillas.[13]

El Desarrollo del PCC en Brasil

El PCC fue fundado en cárceles en la década de 1990 y la mayoría de los líderes originales siguen encarcelados. La organización ha llamado mucho menos la atención de la política estadounidense que la MS-13 porque, ni sus actividades de narcotráfico, ni sus otras acciones criminales afectan directamente a los Estados Unidos. Sin embargo, la organización es, en varios aspectos, mucho más sofisticada e internacional que la MS-13, así como más desestabilizadora en el hemisferio. Esto se debe a que el PCC tiene un amplio alcance multicontinental, vínculos directos con el tráfico y la distribución de cocaína en América del Sur, amplio control territorial y capacidad militar en el país económicamente más importante de América Latina, una habilidad demostrada para llevar a cabo espectaculares atracos multimillonarios, y la capacidad de lograr la legitimidad social a través de la música y las redes sociales. En diciembre de 2021, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos nombró al PCC como Entidad Especialmente Designada en el comercio mundial de drogas.[14]

Los primeros miembros del PCC eran presos de São Paulo, a la que consideraban la verdadera capital de Brasil. Como escribió Leonardo Coutinho, un destacado experto en PCC:

El 31 de agosto de 1993, los presos capitalinos realizaron un campeonato de fútbol, presentándose al juego con camisetas blancas estándar; garabateadas con tinta de bolígrafo azul, en el pecho izquierdo había tres letras: PCC, en referencia a Primeiro Comando da Capital, o Primer Comando de la Capital. Después del torneo, el PCC asesinó a los criminales más temidos de la prisión de Taubaté, ganándose el respeto y la lealtad de sus compañeros de prisión y estableciéndose como los nuevos jefes de la prisión. En el año 1993, las prisiones de Brasil aún se tambaleaban por lo que hasta entonces había sido el mayor brote de violencia carcelaria de la historia. Menos de un año antes, 111 reclusos fueron asesinados a tiros por la policía en una operación para detener una rebelión en la prisión de Carandiru, en la ciudad de São Paulo. La tragedia comenzó como una pelea banal entre dos bandas rivales por la posesión de unas cajas de cigarrillos. En el año 1993, cuando asumieron la posición dominante dentro de la jerarquía de las pandillas carcelarias, el PCC adoptó el discurso de la unidad, argumentando que en la carnicería del año anterior los propios presos tenían la culpa, ya que eran fratricidas y no estaban gobernados por una organización lo suficientemente fuerte como para mantener la paz entre ellos, y representarlos tanto dentro como fuera de las prisiones. Se redactó un estatuto de los reclusos, y los delincuentes se comprometieron con el lema: “Hermano no mata a hermano. El hermano no explota al hermano. Los ‘Fundadores’ son los líderes.”[15]

Si bien el PCC, a diferencia de la MS-13, no tiene sucursales operativas en los Estados Unidos y no opera cerca de la frontera estadounidense, la estructura “tiene una capacidad demostrada para perturbar y desestabilizar a múltiples países del hemisferio -sobre todo Paraguay y Bolivia- así como la capacidad operativa para entregar cocaína y otros productos ilícitos a Brasil, África y Europa. Este amplio alcance, que ahora se extiende a Colombia, Perú y Venezuela, a su vez impulsa la corrupción masiva y el colapso del Estado en múltiples países.”[16] Como se señaló, el PCC dominó una poderosa herramienta de captación, aceptación social y penetración cultural: un estilo de música popular conocido como Proibidao Funk, un subgénero de la música carioca también conocido como Favela Funk. Los artistas del PCC, utilizando YouTube, Facebook, Instagram y otras redes sociales, comparten su música y cantan explícitamente sobre la vida de las pandillas, la actividad delictiva, la violencia y el asesinato. Estas canciones son similares a los narcocorridos mexicanos que glorifican a los traficantes de drogas y se tocan regularmente en los bailes funk, las omnipresentes fiestas de baile en las favelas de Río de Janeiro y Sao Paulo.[17]

Relación de las Pandillas con las Organizaciones Criminales Transnacionales

Las relaciones entre las pandillas y las organizaciones criminales transnacionales más tradicionales también varían significativamente de un grupo a otro. Hasta hace poco, los cárteles mexicanos y otros grupos transnacionales veían a la MS-13 como socios indisciplinados y poco confiables, lo que limitaba el acceso del grupo al tráfico de drogas fuera de las ventas minoristas locales. Actualmente, la MS-13, particularmente la filial de Honduras, avanza para consolidarse como una estructura de tráfico de cocaína y drogas sintéticas, reorganizándose de manera ordenada, compartimentada y eficiente para el transporte y venta de cocaína y otros productos. Si bien esta evolución en el tráfico de drogas es significativa, todavía coloca a la MS-13 en el extremo inferior de la cadena de suministro y, por lo tanto, de las fuentes de ingresos. Aunque la MS-13 puede vender unidades de varios cientos de kilos de cocaína a los cárteles mexicanos, el grupo centroamericano aún no está en condiciones de acceder a los lucrativos mercados minoristas.

Ante la falta de acceso al mercado minorista de cocaína, la MS-13 estableció un monopolio en un mercado menos lucrativo, pero igualmente valioso, impulsado por el consumo en la región, lo que hace que traficar sea menos riesgoso y costoso. La venta de un derivado de la marihuana conocido como krispy o kreepy, el cual se mezcla con sustancias químicas para que sea mucho más potente que la marihuana normal, quintuplica las ganancias. La ventaja, además de los flujos de ingresos generados, es que el mercado está creciendo rápidamente en todo el Triángulo Norte, ofreciendo a la pandilla mercados de bajo riesgo y altas ganancias con un potencial de crecimiento extremadamente alto. Los ingresos del comercio de krispy superan, con creces, el dinero obtenido de las extorsiones en los vecindarios, así como generan buena voluntad en la comunidad y legitimidad política.[18]

La MS-13 también tomó medidas tentativas, pero importantes, para incursionar de otras formas en el tráfico de cocaína. Desde, al menos, el año 2018, la organización intentó cultivar plantas de coca en los alrededores de Santa Bárbara y Copán, y construyó pequeños laboratorios de cocaína cerca de San Pedro Sula, Puerto Cortés, y las colinas circundantes en un esfuerzo por crear un suministro cercano. No está claro si han habido cosechas exitosas a gran escala, pero la policía que realizó redadas en los cultivos de coca a lo largo de este periodo dijo que la incautación reciente de varios cientos de plantas de coca fue mucho más complicada que las incautaciones iniciales de plantas pequeñas y débiles.

También hay evidencia de que Honduras pasó de ser un país de tránsito a uno que también produce cantidades relativamente pequeñas, pero significativas, de cocaína refinada, casi toda producida en territorio controlado por la MS-13.[19] En marzo de 2020, una denuncia de la DEA que justificó el arresto del ciudadano hondureño Geovanny Fuentes en Miami en marzo de 2020, detalló cómo Fuentes pidió prestados 65 mil dólares para establecer un laboratorio cerca de la ciudad costera de Omoa, el cual dirigió entre los años 2009 y 2012, produciendo entre 300 y 500 kilos de cocaína pura al mes.[20] Según las investigaciones de campo realizadas, el laboratorio permaneció operativo bajo el control de la MS-13 después del año 2012, cuando la organización se apoderó del territorio de Omoa y comenzó a abrir nuevas rutas de tráfico de drogas a México a través de Belice. Posteriormente, el laboratorio se trasladó a las montañas hacia el noroeste.[21]

En contraste, el PCC se enfocó en controlar el mercado de cocaína de alta gama en Brasil y los mercados lucrativos en los países vecinos. Brasil es uno de los mayores consumidores de cocaína del mundo, lo que hace que el mercado local sea extremadamente rentable. Chile, Uruguay y Argentina también son las principales naciones consumidoras per cápita. El suministro de cocaína procesada de Bolivia, Perú, Venezuela y Colombia, todos los cuales comparten fronteras porosas con Brasil, es barato y abundante.[22]

Al mismo tiempo, el PCC se ha expandido tanto al tráfico internacional de cocaína como a otras actividades ilícitas lucrativas. La fase de expansión internacional del PCC fue claramente visible en el año 2017, cuando las autoridades documentaron envíos internacionales de cocaína a través de Uruguay, secuestros y robos en Bolivia, intentos de reclutar combatientes disidentes de las FARC de Colombia, y el robo bancario más grande en la historia de Paraguay.[23] El PCC ahora tiene operaciones, rutas o acceso al mercado en América Latina, Europa y África. Una investigación de las agencias de inteligencia y seguridad de Brasil encontró que, fuera de Brasil, Paraguay y Bolivia (los tres países con más miembros), el PCC contaba, al menos, con 387 miembros activos en otros 16 países.[24]

La proximidad geográfica, la corrupción endémica y la persecución penal laxa hicieron de Paraguay un refugio atractivo para que el PCC expandiera sus iniciativas económicas, por lo que el grupo estableció una base en dicho país en el año 2011.[25] En Bolivia, los miembros del PCC se mueven libremente en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde invierten en joyas, clínicas médicas, estancias y restaurantes. Los miembros del PCC también han podido obtener pasaportes del Estado boliviano, como se vio en el caso del miembro del PCC, Fuminho, quien portaba un pasaporte boliviano cuando lo capturaron en Mozambique.[26]

En Europa, se informa que las relaciones más importantes del PCC se encuentran en Italia, donde el grupo criminal ‘Ndrangheta se convirtió en uno de los primeros socios comerciales internacionales del PCC desde, al menos, el año 2014. Esta relación, documentada por la Policía brasileña y respaldada por entrevistas con funcionarios regionales de inteligencia italianos, probablemente abrirá puertas a relaciones con otras estructuras criminales, en parte debido a los vínculos existentes de la organización italiana en Colombia, México y Argentina.

Conclusiones

La pandilla MS-13 en América Central y la pandilla PCC en Brasil, al ejercer control territorial, político, económico y militar sobre gran parte de sus regiones de origen, se han convertido en los principales motores de la corrupción, la violencia, la inestabilidad y el colapso del Estado en el Hemisferio Occidental. Ambas pandillas establecen estructuras criminales duraderas y violentas con raíces profundas en sus comunidades de origen, y vínculos crecientes con las organizaciones de crimen transnacional y las estructuras políticas locales y nacionales. El surgimiento de ambos grupos de las estructuras penitenciarias y la continua dependencia del liderazgo penitenciario han creado nuevos desafíos para tomar medidas efectivas contra las pandillas. La corrupción masiva en los sistemas penitenciarios ha permitido, por ende, que ambas bandas hayan convertido los centros penitenciarios en bases de operaciones seguras, donde los líderes están protegidos, en lugar de aislados.

Ambos grupos operan en varios países del hemisferio, multiplicando la influencia corruptora que ejercen, y la violencia que pueden infligir con relativa impunidad. Los diversos caminos hacia el poder muestran la creatividad y adaptabilidad de las estructuras pandilleras. El PCC, a través de su alcance masivo en las redes sociales, ha incorporado una nueva herramienta de legitimación social a su capacidad de ganar aceptación como interlocutor válido.

Los lazos comunitarios se fortalecieron a medida que estos grupos desarrollaron habilidades más matizadas y sofisticadas para administrar las relaciones políticas, económicas y sociales. A medida que cada grupo se acerca a las tres décadas de existencia, las lecciones aprendidas y el alto costo de vida como foráneos en sus propias sociedades produjeron cambios de liderazgo para encontrar caminos innovadores y menos excluyentes hacia los medios de vida criminales. Este liderazgo maduro, junto a y su voluntad de renunciar a las ganancias económicas de prácticas como la extorsión a cambio de apoyo político, han generado mayores ganancias económicas y políticas. A medida que las pandillas obtienen el apoyo de la comunidad, más visiblemente en Honduras, se expanden y aseguran su acceso a economías ilícitas.

Ambos grupos son cada vez más activos en el comercio mundial de cocaína. Si bien el PCC logró mayores avances para convertirse en una estructura de narcotráfico completamente desarrollada con operaciones en tres continentes, la MS-13 también ha logrado avances significativos. La MS-13 y el PCC, asimismo, controlan otras partes lucrativas de múltiples cadenas de suministro ilícitas. Estas incluyen el control y la tributación de secciones de puertos importantes, incluido el puerto de Santos en Brasil, uno de los más grandes del mundo; tráfico y trata de personas en Centroamérica y México; un monopolio de krispy y otras variedades mejoradas de marihuana; y avances en el mercado de distribución de precursores químicos para drogas sintéticas. En conjunto, estos flujos de ingresos proporcionaron nuevos y mayores recursos a las pandillas, catapultándolas a las filas de las organizaciones criminales transnacionales que representan una amenaza no solo para sus países de origen, sino también para la gobernabilidad democrática de la mayor parte de América Latina.

La creciente combinación de ingresos provenientes de actividades delictivas cambió fundamentalmente la naturaleza de las pandillas y su relación con el Estado, así como su relación con las organizaciones criminales transnacionales regionales. En lugar de extorsionar a sus comunidades de origen y participar en actividades criminales peligrosas, pero relativamente locales, ambos grupos son ahora actores políticos, económicos y militares importantes que pueden desafiar y, a menudo, abrumar al Estado, ya sea a través de la fuerza, la corrupción o la cooptación.

Los patrones generales de confrontación del Estado en los que se involucran ahora las pandillas son: (1) comprar y extorsionar en su camino hacia la estructura política formal para cooptar a los partidos, el sistema judicial y partes del ejecutivo, las comunidades de inteligencia y de aplicación de la ley al más alto nivel en El Salvador; y (2) establecer territorios esencialmente separados, gobernados por pandillas con amplia legitimidad popular, concentrados en rutas clave de tráfico de cocaína mientras se negocian acuerdos específicos con las autoridades gubernamentales en Honduras.

Notas finales:

  1. IISS, “El Salvador and Honduras chapters” in Armed Conflict Survey 2021, International Institute for Security (septiembre 2021), https://www.iiss.org/publications/armed-conflict-survey/2021/armed-conflict-survey-2021
  2. Leonardo Coutinho, “The Evolution of the Most Lethal Criminal Organization in Brazil – The PCC” in PRISM 8, n.º 1, National Defense University Center for Complex Operations (19 de febrero de 2019), https://cco.ndu.edu/News/Article/1761039/the-evolution-of-the-most-lethal-criminal-organization-in-brazilthe-pcc/
  3. Douglas Farah y Marianne Richardson, “Gangs No Longer: Reassessing Transnational Armed Groups in the Western Hemisphere” in Strategic Perspectives 38, National Defense University Institute for National Strategic Studies, (mayo 2022), https://ndupress.ndu.edu/Portals/68/Documents/stratperspective/inss/Strategic-Perspectives-38.pdf
  4. Para el desarrollo de la MS-13 ver: Douglas Farah y Kathryn Babineau, “The Rapid Evolution of the MS 13 in El Salvador and Honduras from Gang to Tier-one Threat in Central America and U.S. Security Interests” in Perry Center Occasional Paper, National Defense University, William Perry Center for Hemispheric Defense Studies, (marzo 2018), https://www.ibiconsultants.net/_upload/mediaandpublications/document/the-rapid-evolution-of-the-ms-13-march-23-2018-final.pdf. Para el desarrollo del PCC ver: CLALS, “The Rise of the PCC: How South America’s Most Powerful Prison Gang is Spreading in Brazil and Beyond” InSight Crime and American University’s Center for Latin American & Latino Studies (diciembre 2020), https://ssrn.com/abstract=3747122
  5. Entrevista de Farah con pandilleros en San Pedro Sula, (Honduras: marzo 2022).
  6. A mediados de la década de 1990, cuando terminaron las guerras civiles en América Central, la administración Clinton comenzó a deportar a miles de pandilleros mientras completaban sus condenas en prisión en los Estados Unidos, principalmente en California, inundando el Triángulo del Norte con miles de delincuentes violentos, los que nuevamente reconfiguraron las pandillas que habían formado en los Estados Unidos. Para una mirada detallada a las políticas e historia de las deportaciones de pandillas y las enormes dificultades que esta política ha causado en Centroamérica, ver: Ana Arana, “How the Street Gangs Took Central America”, Foreign Affairs 84, n.º 3 (mayo-junio 2005), 98–110, https://cpb-us-w2.wpmucdn.com/blogs.cofc.edu/dist/e/509/files/2012/02/Street-Gangs.pdf
  7. Press Releases, “Treasury Sanctions Latin American Criminal Organization”, U.S. Department of Treasury (11 de octubre de 2021), https://home.treasury.gov/news/press-releases/tg1733
  8. Basado en el trabajo de campo de IBI Consultants, (noviembre 2021).
  9. Para profundizar los vínculos de la MS-13 con el gobierno de Bukele, ver: Douglas Farah y Marianne Richardson, “’Corruption is the System’: Strategic challenges of the abdication of the state in the Northern Triangle of Central America”, NDU/INSS (28 de septiembre de 2021).
  10. U.S. Department of State, “Section 353 Corrupt and Undemocratic Actors Report”, United States Government (1 de julio de 2021), https://www.state.gov/reports/section-353-corrupt-and-undemocratic-actors-report/
  11. U.S. Department of Treasury, “Treasury Targets Corruption Networks Linked to Transnational Organized Crime”, United States Government (8 de diciembre de 2021), https://home.treasury.gov/news/press-releases/jy0519
  12. Para detalles de este desarrollo ver: Douglas Farah y Caitlyn Yates, “The MS 13 in Honduras and El Salvador: From Gang to Community Embedded Transnational Armed Group”, (28 de marzo de 2020).
  13. Entrevistas de Farah en San Pedro Sula y alrededores con miembros de la comunidad y de las pandillas, (noviembre 2021 – marzo 2022).
  14. U.S. Department of Treasury, “Issuance of Executive Order Imposing Sanctions on Foreign Persons Involved in the Global Illicit Drug Trade; Counter Narcotics Designations and Designations Updates,” United States Government (15 de diciembre de 2021), https://home.treasury.gov/policy-issues/financial-sanctions/recent-actions/20211215.
  15. Leonardo Coutinho, “The Evolution of the Most Lethal Criminal Organization in Brazil…”
  16. Douglas Farah y Marianne Richardson, “Gangs No Longer…”
  17. Paul Sneed, “Favela Utopias: The “Bailes Funk” in Rio’s Crisis of Social Exclusion and Violence,” Latin American Research Review 43(2), (2008), 57–79, http://www.jstor.org/stable/20488129
  18. Seth Robbins, “MS13 Profits from Marijuana Boom in Honduras”, InSight Crime (Honduras: 11 de noviembre de 2021), https://insightcrime.org/news/ms13-profits-marijuana-boom-honduras/
  19. Héctor Silva Ávalos, “Honduras Goes from Transit Nation to Cocaine Producer”, InSight Crime (19 de marzo de 2020), https://www.insightcrime.org/news/analysis/honduras-transit-nation-cocaine-producer/
  20. Declaración jurada del agente especial de la DEA Ravi Baldeo en el Distrito Sur de Nueva York en apoyo de la detención de Geovanny Fuentes, (28 de febrero de 2020).
  21. Investigación de campo de Farah en Honduras, (mayo 2020).
  22. Douglas Farah y Marianne Richardson, “Gangs No Longer…”
  23. Luís Adorno y Flávio Costa, “Preso em Moçambique, Fuminho planejava controlar tráfico na África”, Noticias Universo Online (Sao Paulo: 14 de abril de 2020), https://noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas-noticias/2020/04/14/preso-em-mocambique-fuminho-planejava-controlar-trafico-na-africa.htm
  24. Luís Adorno, “Investigação detecta membros do PCC em EUA, Europa e América do Sul”, Noticias Universo Online (Sao Paulo: 6 de octubre de 2020), https://noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas-noticias/2020/10/06/investigacao-brasileira-detecta-ao-menos-387-membros-do-pcc-em-16-paises.htm
  25. Jen Sokatch, “Brazil Drug Gangs have Offices in Paraguay: Police”, InSight Crime, (19 de mayo de 2011), https://insightcrime.org/news/analysis/brazil-drug-gangs-have-offices-in-paraguay-police/
  26. ED, “Bolivia se convierte en el santuario del ‘Narcosur’, el cartel de droga del PCC”, El Deber (18 de octubre de 2021), https://eldeber.com.bo/pais/bolivia-se-ocnvierte-en-el-santuario-del-narcosur-el-cartel-de-droga-del-pcc_251510

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Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú

Imagen: CEEEP