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El Desafío de la Guerra Irrestricta en el Conflicto Moderno en América Latina

Este artículo forma parte del libro Desafíos y Amenazas a la Seguridad en América Latina.


Resumen

En este artículo se analiza el concepto de guerra irrestricta y sus orígenes doctrinales. Asimismo, se muestra su aplicación en América Latina desde las protestas sociales habidas en Bolivia entre los años 1995 y 2005, que llevaron al partido MAS al poder. Finalmente, se abordan brevemente las similitudes y diferencias de las recientes protestas sociales masivas acaecidas en Chile, Colombia, Ecuador y Perú entre los años 2019 y 2021.

Palabras clave: Guerra Irrestricta, Protesta Social, Insurgencia, Dinero Ilícito.

Introducción

La guerra irrestricta es el más reciente desarrollo en el arte y la ciencia de la guerra asimétrica, siendo esta última la principal estrategia de los adversarios más débiles para combatir a los más fuertes y ganar. Por lo tanto, la guerra irrestricta puede ser utilizada por naciones, grupos subnacionales y transnacionales que intentan tomar territorio, defender soberanía, dominar territorio, derrocar gobiernos o, incluso, regímenes internacionales. En este artículo se analiza la evolución de la guerra irrestricta y su actual aplicación en América Latina.

Desarrollo de la teoría

La guerra asimétrica se remonta a antes del comienzo de la historia escrita, habiendo sido realmente codificada y difundida a partir del siglo XIX por revolucionarios marxistas y anarquistas como Marx, Bakunin y, posteriormente, por Lenin, Mao, Che Guevara y Truong Chin, entre otros. La metodología más sofisticada fue desarrollada por Mao Tse Tung para la Revolución China, siendo ulteriormente interpretada por Truong Chinh para la Revolución Vietnamita con conceptos tales como fases estratégicas y tácticas, movilización popular de abajo hacia arriba, y la combinación de todas las formas de lucha o guerra de entrelazado. Aunque la mayoría de las recomendaciones para la guerra asimétrica tenían el objetivo de establecer regímenes marxistas, la metodología ha tenido una aplicación universal en la medida en que grupos no marxistas tan diversos como el Ejército Republicano Irlandés Provisional, Al Qaeda y el Estado Islámico la adoptaron y modificaron para sus propios usos.[1]

Estos principios esenciales de la guerra asimétrica se mantuvieron sin cambios durante unos 100 años hasta que dos coroneles chinos, uno de la fuerza aérea y otro del ejército, escribieron el libro Guerra Irrestricta, publicado en el año 1999. Si bien ambos afirman que sus ideas no son maoístas, la influencia no solo de Mao sino también de muchos de los pensadores marxistas clásicos es incontestable. Los coroneles Qiao y Wang comienzan haciéndose la misma pregunta que se hizo Mao: ¿Cómo un país más débil puede derrotar a un país tecnológicamente avanzado como Estados Unidos? La respuesta que les surge es la implementación de “nuevos principios de guerra” que consisten en “utilizar todos los medios, incluyendo la fuerza armada y no armada, militares y no militares, y medios letales y no letales para obligar al enemigo a aceptar los propios intereses.”[2]

La tesis de la guerra irrestricta, en realidad, no es nueva. Truong Chinh manifestó que la mejor manera de lograr la victoria era a través de, lo que él llamó, la guerra de entrelazamiento o combinación de todas las formas de lucha, explicando que la guerra de entrelazamiento significaba que el conflicto ocurría simultáneamente en muchos dominios: militar, político, económico, propagandístico, internacional y otros tantos pertinentes a la causa. La forma de lucha que predominó en el tiempo y el espacio dependía de la correlación relativa de fuerzas frente al enemigo.[3] En otras palabras, si -dada la correlación de fuerzas- la situación era tal que se podía lograr o era factible acercarse a la victoria a través de la lucha política o económica, entonces esa era la forma que debía predominar. Pero, si se podía lograr a través de la lucha militar, entonces esa forma debía imperar. Sin embargo, ninguna de las otras formas de lucha debía de ser descartada, ya que desempeñaban un papel de apoyo a la principal. Era posible también que, con el tiempo, la correlación volviera a cambiar y uno de los métodos de apoyo pasara a primer plano, mientras que el esfuerzo principal se tornaba en un esfuerzo de apoyo.

Los conceptos de Truong Chinh eran, en sí mismos, una interpretación de las enseñanzas de Mao sobre la movilización de las masas y otras formas de lucha para convertirse en el mar en el que se ahogarían las fuerzas enemigas. Los escritos de Mao, a su vez, reflejaron las ideas de Vladimir Lenin.[4] En su artículo del año 1906 sobre la guerra de guerrillas, Lenin escribió:

El marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo pues no liga el movimiento a una sola forma determinada de lucha. El marxismo admite las formas más diversas de lucha; además, no las «inventa», sino que generaliza, organiza y hace conscientes las formas de lucha de las clases revolucionarias que aparecen por sí mismas en el curso del movimiento. El marxismo, totalmente hostil a todas las fórmulas abstractas, a todas las recetas doctrinarias, exige que se preste mucha atención a la lucha de masas en curso que, con el desarrollo del movimiento, el crecimiento de la conciencia de las masas y la agudización de las crisis económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más diversos métodos de defensa y ataque. Por esto, el marxismo no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha. El marxismo no se limita, en ningún caso, a las formas de lucha posibles y existentes sólo en un momento dado, admitiendo la aparición inevitable de formas de lucha nuevas, desconocidas de los militantes de un período dado, al cambiar la coyuntura social.[5]

Por lo tanto, estas ideas, claramente han estado evolucionando desde, al menos, el año 1906. No obstante, desde la Revolución Rusa, los insurgentes marxistas o formados como marxistas se han centrado casi universalmente en desarrollar la lucha militar como método principal. ¿Por qué? Una respuesta se puede encontrar en un documento fundacional de las FARC:

Nosotros somos revolucionarios que luchamos por un cambio de régimen. Pero queríamos y luchábamos por ese cambio usando la vía menos dolorosa para nuestro pueblo: la vía pacífica, la vía democrática de masas. Esa vía nos fue cerrada violentamente con el pretexto fascista oficial de combatir supuestas «Repúblicas Independientes» y como somos revolucionarios que de una u otra manera jugaremos el papel histórico que nos corresponde, nos tocó buscar la otra vía: la vía revolucionaria armada para la lucha por el poder.[6]

Sea cierto o no lo dicho por las FARC, los revolucionarios del siglo XX comúnmente creían que los caminos no militares estaban cerrados para ellos y, por tanto, el principal esfuerzo tenía que ser militar para abrir espacio a otras formas de lucha, particularmente la política. En algunos casos, los revolucionarios ni siquiera se molestaron en intentar desarrollar formas de lucha no militares para sus campañas. No obstante, esto fue un grave error ya que prácticamente todos los grupos que se concentraron demasiado en la lucha militar fueron derrotados.

La contribución de Qiao y Wang cierra el círculo de la doctrina de la combinación de todas las formas de lucha. Si bien no rechazan la lucha armada, rechazan su primacía universal. Para ellos es, simplemente, una herramienta entre muchas. En particular, Qiao y Wang se muestran escépticos sobre la primacía de la lucha militar en una era en la que los avances tecnológicos dan a un país como Estados Unidos un dominio desigual del campo de batalla. Estaban particularmente impresionados por la abrumadora superioridad de Estados Unidos durante la guerra del año 1991 con Irak. En 30 días de una campaña aérea preliminar y 3 días de guerra terrestre, Estados Unidos y sus aliados derrotaron totalmente al ejército iraquí (que en ese momento era el tercero más grande del mundo) en una batalla convencional. Pocos dudaron del resultado de la guerra, pero la mayoría de los observadores pensaron que iba a ser un asunto mucho más largo y sangriento. La ruta iraquí después de tres días de combate terrestre sorprendió al mundo, incluido el ejército de los Estados Unidos. Al respecto, Qiao y Wang afirman que esta sorprendente victoria que empleó tecnología avanzada, por un lado, exigió un replanteamiento de las herramientas de la guerra para ampliarlas de los medios puramente militares a todos los medios disponibles -incluidos los militares- para ayudar a un país o una causa a lograr su objetivo estratégico.[7]

En este sentido, es preferible el concepto de “guerra irrestricta” respecto al de «guerra híbrida», de mayor popularidad y uso en publicaciones y debates recientes. La guerra híbrida se entiende como una forma de guerra que sigue siendo, predominantemente, militar pero que se combina con muchos otros elementos: guerra convencional, guerra irregular, ciberataques, ataques económicos, etc. Como tal, la guerra híbrida se puede considerar como un subconjunto de la guerra irrestricta, ya que esta última puede o no incluir medios militares en las funciones principales o de apoyo, mientras que la guerra híbrida aún considera que el esfuerzo militar desempeña un papel principal o de liderazgo. Por lo tanto, la guerra irrestricta permite la guerra híbrida, en circunstancias donde la guerra híbrida no permitiría una guerra irrestricta no liderada por un esfuerzo militar.

Según Qiao y Wang, el nuevo principio de la guerra es utilizar todos los medios, incluidos la fuerza armada o no armada, militares y no militares, letales y no letales, para obligar al enemigo a aceptar los propios intereses.[8] ¿Cómo abordan este concepto? ¿Cuáles son las nuevas reglas o parámetros? A continuación se enumeran algunos de los más importantes, aunque pueden haber más: (1) Según Qiao, la primera regla de la guerra irrestricta es que no hay reglas, nada está prohibido;[9] (2) Lo militar ya no es el instrumento de guerra predominante, sino una herramienta más; (3) La guerra puede comenzar mucho antes de que se disparen las armas, si es que esto ocurre; (4) El enemigo puede ser objeto de ataques cibernéticos, crisis económicas artificiales, ataques biológicos sutiles, etc.;[10] en otras palabras, armas no tradicionales de guerra; (5) Las acciones pueden ejecutarse en varias combinaciones en todos los niveles: internacional, nacional, estatal, subestatal y no estatal; (6) La sociedad civil es parte del conflicto, incluso si no es consciente de estar involucrada o no desea involucrarse;[11] y (7) Un país puede estar en guerra con otro país sin que el segundo lo sepa.[12]

La aplicación de la guerra irrestricta en América Latina

¿Cómo se ha desarrollado y se está desarrollando la guerra irrestricta en América Latina? Las últimas insurgencias tradicionales que ocurrieron en América Latina fueron la de las FARC, en Colombia, y la del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL). Estas insurgencias fracasaron porque se enfocaron demasiado en la lucha militar y no pudieron adaptar su combinación de formas de lucha a la nueva realidad de la región. Siguieron enfocándose en las formas militares de lucha a pesar de que toda la región, excepto Cuba, se democratizó en el año 1990. Las puertas políticas ya no se cerraron de golpe como afirmaron las FARC en el año 1964.[13] Sin embargo, ambas organizaciones se habían involucrado de tal manera en la lucha armada que no pudieron adaptarse a la nueva realidad. Con el paso del tiempo, las organizaciones se volvieron, cada vez, menos relevantes para la arena política de ambos países, y más aisladas de la población. Esto facilitó su derrota, al haber alienado, con ello, a sus posibles seguidores.

No obstante, el único aspecto de estas organizaciones que les permitió sobrevivir e, incluso, prosperar, mucho más allá de su capacidad para movilizar a la población, fue las fuentes de ingresos provenientes del tráfico de drogas. Se puede debatir si las FARC o el PCP-SL eran, o no, fehacientes organizaciones narcotraficantes. Sin embargo, ese no es el punto aquí. Lo que está claro es que, como mínimo, ambas organizaciones dependían, en gran medida, del dinero de la industria de los narcóticos para financiar su guerra revolucionaria. En este sentido, las FARC y el PCP-SL pueden verse como puentes entre la insurgencia tradicional y las nuevas formas de insurgencia en la región, que emplean una metodología de “guerra irrestricta.”

La primera insurgencia exitosa de la guerra irrestricta ocurrió en Bolivia. Es improbable que estuvieran conscientes de la nueva doctrina ya que, esencialmente, comenzaron su nuevo enfoque en el año 1995, y el libro chino no se tradujo al inglés hasta poco después de su publicación, en el año 1999. Sin embargo, los bolivianos emplearon una nueva metodología que se alinea, muy de cerca, con las ideas de Qiao y Wang. La siguiente discusión resumirá mi artículo anterior sobre la insurgencia boliviana escrito con Hugo Acha al que se hace referencia a continuación.[14]

Una gran cantidad de cocaleros bolivianos eran, originalmente, mineros que fueron al Chapare a cultivar coca tras el quiebre de las minas, a mediados de la década de 1980. Esto, eventualmente, atrajo la atención de los Estados Unidos que, junto al gobierno boliviano, implementaron operaciones antinarcóticos combinadas contra los florecientes cultivos de coca y la producción de cocaína en el país. Los cocaleros reaccionaron, organizándose para resistir. Primero, constituyeron sindicatos de cocaleros. Luego, comenzaron a oponerse a través de la protesta social y las milicias armadas. La reacción del gobierno fue redoblar esfuerzos, aumentando las operaciones antidrogas, y aprobando leyes antinarcóticos cada vez más duras. El conflicto se intensificó en ambos lados y los cocaleros avanzaron, cada vez más, hacia la guerra de guerrillas en sus intentos de resistir la escalada de dichas operaciones. Incluso, trajeron instructores guerrilleros extranjeros del PCP-SL y del MRTA de Perú, de las FARC y el ELN de Colombia, así como de ETA de España.[15]

A punto de adoptar la insurgencia clásica a gran escala, el principal asesor político, Filemón Escobar, les convenció de no seguir este camino, afirmando que atraería toda la atención de los Estados Unidos y terminaría en un desastre cuando este último interviniera por completo. En cambio, para evitar la intervención de Estados Unidos, abogó por un enfoque mucho más sutil, empleando la protesta social combinada con la participación política como forma de revertir la situación a su favor.

Con el paso del tiempo, el objetivo principal cambió. Inicialmente, el objetivo había sido resistir; luego, efectuar un cambio en la ley; finalmente, apoderarse del Estado. La combinación de métodos de lucha también evolucionó, combinando, al final, cinco elementos: (1) Protesta social violenta como forma principal de lucha; (2) Financiamiento de protestas a través de los ingresos por comercialización de la coca; (3) Fuerzas guerrilleras para proteger de la erradicación la fuente de ingresos de los cocaleros, tal como los cultivos de coca y los laboratorios de procesamiento. También, realizaron actos de violencia muy selectivos cuando lo consideraron necesario; (4) Formación de un partido político legal para participar en la política nacional, a fin de promulgar leyes que consolidasen las conquistas de la protesta social; y (5) Una campaña de información, nacional e internacional, para retratar la violencia sobre los derechos indígenas, y no sobre la toma del poder y la legalización de la coca.

La protesta, como principal forma de lucha, fue brillante porque dificultó la ofensiva por parte del gobierno. Este había desarrollado fuerzas para combatir una insurgencia armada; sin embargo, estas fuerzas fueron neutralizadas porque sus nuevos oponentes no se parecían a la amenaza para la que se habían entrenado. No obstante, una parte importante de la protesta social fue la violencia callejera, particularmente dirigida a sabotear la infraestructura y generar un clima de miedo. Ocasionalmente, la violencia estaba dirigida a los soldados y a la policía, en particular cuando podía hacerse de manera subrepticia y provocar que las autoridades reaccionaran de manera desmedida contra la multitud. El problema para las fuerzas de seguridad era que muchos, si no la mayoría de los manifestantes, eran civiles desarmados, por lo que era difícil distinguir entre elementos armados o violentos y la mayoría desarmada. Cuando la policía o el ejército reaccionaban de forma exagerada, generalmente se filmaba, y luego se retransmitía repetidamente en las noticias de la noche para movilizar mayores multitudes contra el gobierno.

Una destacada táctica empleada por los manifestantes fue bloquear las principales carreteras entre el este y el oeste de Bolivia. El occidente de Bolivia y, particularmente, La Paz, dependían de los alimentos producidos en el este de Bolivia, por lo que, el corte de las carreteras durante un número prolongado de días provocó la desesperación entre la población capitalina que culpó al gobierno más que a los manifestantes por su incapacidad para mantener las carreteras abiertas. Estos cortes prolongados fueron posibles gracias al financiamiento de la producción de coca. Los cocaleros financiaron manifestantes de tiempo completo que fueron asignados, por un año o dos, para que los bloqueos de carreteras y las protestas pudieran sostenerse, teóricamente, de manera indefinida, empleando la protesta social como táctica principal. Ciertamente, la gente debe volver al trabajo para comer; no así los manifestantes profesionales.

Adicionalmente, el dinero de la coca corrompió a los funcionarios del gobierno, compró influencia política, y permitió que los cocaleros cooptaran organizaciones sociales de orientación similar, como el movimiento indígena y los sindicatos de mineros. De esta manera, pudieron presentar su lucha como una lucha de pobres contra ricos, de indígenas contra blancos, en lugar de una lucha sobre narcóticos ilícitos. Como se verá, el dinero también les permitió comprar un partido político.

El elemento armado no desapareció, jugando un papel sustancial, si bien secundario, al proteger los cultivos de coca de las campañas de erradicación del gobierno. Estos elementos realizaron una guerra de guerrillas de baja intensidad contra las fuerzas militares y policiales gubernamentales que realizaban operaciones antinarcóticos. Sus tácticas consistieron, principalmente, en minar campos de coca, poner barricadas en las carreteras con artefactos explosivos improvisados, así como hostigar y disparar por medio de francotiradores contra unidades gubernamentales en movimiento, lo que produjo un reducido, pero constante, flujo de bajas. Sin embargo, en ocasiones, las milicias cocaleras atacaron puestos o unidades gubernamentales. Esta guerra de baja intensidad producía alrededor de 40 muertos y 100 heridos por año entre las fuerzas de seguridad; proporcionalmente, (basado en la población de Bolivia) esto equivalía a cerca del 50 % de las bajas anuales de la guerra de guerrillas en Colombia.

Además del entrenamiento ocasional por parte de las organizaciones guerrilleras extranjeras anteriormente mencionadas, la principal fuente de entrenamiento y armas para las milicias cocaleras era el propio gobierno. A los jóvenes cocaleros se les ordenó presentarse para el servicio militar nacional y sirvieron, casi exclusivamente, en las unidades de élite bolivianas. Además, comprar armas y municiones a las unidades militares no era difícil en materia de precio, al tener los cocaleros dinero en abundancia. No obstante, tanto el gobierno como los cocaleros tenían distintas razones para negar el aspecto armado del conflicto. El gobierno no quiso admitir la gravedad de la situación y denominarla terrorismo, para no tener que reconocer que estaban en guerra y empeorar las cosas. Los cocaleros no querían que el gobierno los tildara de terroristas porque, entonces, podría tomar medidas como declarar ilegal su partido político. Por consiguiente, ambas partes hablaron, eufemísticamente, de las acciones como realizadas por “narcotraficantes” anónimos.

Aparte de resistir la erradicación de drogas, estos elementos armados también ayudaron a los cocaleros a llevar al gobierno al borde del colapso en octubre de 2003, al infiltrarse en las marchas y exacerbar la violencia durante las protestas masivas en La Paz. Sin embargo, los cocaleros y sus aliados, intencionalmente, no llegaron a derrocar al gobierno a través de la violencia, porque necesitaban crear la percepción de llegar al poder mediante medios políticos legítimos como las elecciones. De esta manera, difícilmente se justificaría la acción externa contra la revolución. Las elecciones democráticas eran la mejor manera de establecer la legitimidad requerida.

Sin embargo, para llegar al poder vía elecciones, los cocaleros necesitaban un partido político. Inicialmente, trataron de comprar espacio dentro de un partido político de izquierda ya existente, pero pronto se dieron cuenta de que este partido estaba dispuesto a tomar su dinero, pero no a ser su herramienta. Entonces, encontraron otro partido legal ya constituido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que necesitaba un soporte vital, adquiriéndolo por completo. Este partido estaba directamente controlado y representaba los intereses de los cocaleros. Igualmente, este partido sirvió tanto para legalizar las conquistas de la protesta social, como de vehículo para que los cocaleros fueran electos al poder.

Gran parte de esto fue facilitado por una campaña de relaciones públicas que presentó al mundo y a los bolivianos que la lucha no se trataba de cultivos ilícitos, sino de la lucha de 500 años entre los pueblos indígenas/pobres del país y el legado del colonialismo: las élites blancas. El principal candidato del MAS fue escogido porque se veía indígena, pero, en realidad, más allá de su apariencia, poco tenía que ver con las comunidades indígenas. Era alto, a diferencia de la mayoría de los hombres indígenas y no hablaba ni quechua ni aimara. El mito de la centralidad de la lucha indígena se perpetuó, en parte, gracias a ONGs simpatizantes y agencias de noticias de Estados Unidos y Europa.

Como se mencionó anteriormente, esto llegó a un punto crítico en octubre de 2003, cuando la coalición de cocaleros, indígenas y mineros encabezó un levantamiento particularmente violento con el pretexto de que el gas boliviano se exportaría al mundo a través de un gasoducto que se construiría a través de Chile. Chile arrebató Antofagasta a Bolivia en la Guerra del Pacífico en el año 1879, siendo un punto de discordia entre ambos países desde entonces. El resultado fue la renuncia forzosa del presidente Sánchez de Losada, y la constitución del gobierno interino de Carlos Mesa hasta las elecciones en diciembre de 2005, en las que Evo Morales ganó con el 54 % de los votos. El MAS permaneció en el poder desde entonces, excepto por una interrupción de un año -de noviembre de 2019 a noviembre de 2020-, luego de que Evo Morales se viera obligado a renunciar, al ser el fraude electoral demasiado flagrante, negándose el ejército y la policía a reprimir las manifestaciones anti-Morales. No obstante, el MAS pudo regresar al poder a través de nuevas elecciones porque su oposición no logró crear un frente único u ofrecer un mejor programa.

Al respecto, algunas observaciones sobre la insurgencia boliviana y la guerra irrestricta. Primero, fue tan innovadora que solo varios años después se reconoció que había sido una insurgencia. Esto se debió a que el método militar no era el principal medio de lucha, aunque al mismo tiempo no dejaba de ser importante. Además, los cocaleros lograron desviar la responsabilidad de la acción militar a “narcotraficantes sin nombre.” También, pudieron disfrazar la conexión de esta violencia o el cultivo de coca con su estrategia para tomar el poder. Finalmente, el MAS llegó al poder a través de una elección democrática, no de columnas guerrilleras triunfantes marchando por la capital. Entonces, mientras la gente sabía que algo había sucedido, no sabían que había sido una insurgencia.

La razón por la que esto es importante es porque este modelo se extendió, posteriormente, a otras partes de América Latina. Las violentas protestas sociales en Ecuador, Chile, Colombia y Perú entre los años 2019 y 2021 se ajustan al patrón. Hay otro artículo en este libro que describe las protestas sociales en Colombia. Este y los otros casos comparten muchos elementos comunes. En primer lugar, el descontento general con el desempeño del gobierno existente. La percepción es más importante que la política, por lo que, merecido o no, existía un clima en todos estos países en el que se percibía a los gobiernos como corruptos, ineptos, insensibles o todo lo anterior.

En segundo lugar, existían organizaciones sociales que se habían estado preparando y haciendo proselitismo durante meses, incluso años. En tercer lugar, aunque estas organizaciones a menudo representaban intereses especiales, habían estado formando coaliciones en torno a valores compartidos durante meses. El valor compartido más importante fue que no podían lograr sus agendas a través del sistema político existente. Algo extrainstitucional tuvo que suceder para romper el dominio absoluto sobre el poder, como un levantamiento social revolucionario, aunque la mayoría no llegó a apoyar la guerra de guerrillas. Sin embargo, hubo segmentos importantes de estas coaliciones que no dudaron tanto en apoyar la violencia revolucionaria, y también hubo organizaciones insurgentes y criminales que buscaban manipular y controlar las protestas sociales. Finalmente, hubo elementos extranjeros (Cuba, Venezuela y Rusia) que buscaron manipular las protestas sociales moral, material e informativamente para sus propios fines. Los insurgentes, criminales e intereses extranjeros inyectaron dinero y agentes en los distintos escenarios para potenciar su violencia y darles un carácter más revolucionario.

Es muy posible que las protestas se hubieran producido sin los elementos insurgentes, criminales y extranjeros. No obstante, también es probable que hubieran sido menos violentas y de menor impacto estratégico. El gobierno podría haber negociado acuerdos mucho más limitados para satisfacer las demandas de los manifestantes. Asimismo, hubo algunos patrones recurrentes interesantes que vale la pena señalar. Por ejemplo, la mayoría de los pretextos para las protestas fueron muy inocuos: una nueva ley tributaria en Colombia, una negociación de préstamo internacional en Ecuador, un aumento en la tarifa del metro en Chile y la destitución de un presidente esencialmente disfuncional en Perú, siendo el caso peruano el menos inocuo de todos.

Sin embargo, la subsiguiente rápida explosión de protestas sociales desmedidas indicó una planificación y organización con una agenda que iba mucho más allá de la causa inicial. En Ecuador, se trató de derrocar al gobierno de Moreno. En Chile, se trató de reescribir la constitución. En Colombia, se convirtieron en unas 104 demandas de izquierda que, de haberse cumplido todas, habrían convertido a Colombia en un estado socialista. En Perú, la agenda permaneció esencialmente estática, enmarcada en la destitución del presidente Vizcarra por corrupción.

A diferencia de Bolivia, gran parte de la coordinación y movilización de las protestas se realizó a través de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, que no existían ni se usaban de forma generalizada entre los años 1995 y 2005. En contraste, para el año 2019, casi todos los ricos o pobres tenían tal dispositivo. Además, también hubo una significativa injerencia extranjera a través de las redes sociales, con una campaña concertada de bots o trolls proveniente de Rusia que diseminaba desinformación para exacerbar la situación e incitar a los manifestantes a cometer actos de violencia, tales como sabotaje.[16]

En Colombia, tanto los disidentes de las FARC como el ELN estuvieron muy involucrados en las protestas, particularmente en sus aspectos más violentos. Financiaron y entrenaron a la llamada “primera línea”, que eran las tropas de choque de los movimientos de protesta. También, pagaron a las personas para que cometieran actos de vandalismo y transportaron y alimentaron a los manifestantes desde las zonas rurales hasta las ciudades donde se produjeron las protestas más violentas.[17] En Chile, se desconoce el grado de participación o coordinación del movimiento insurgente mapuche con las protestas. Es un tema para futuras investigaciones.

No obstante, en octubre de 2020, el gobierno colombiano abatió a un comandante del ELN llamado Uriel, y capturó una computadora que reveló que no solo el ELN estaba involucrado en las protestas en Colombia, sino también en Chile.[18] Aunque no existe información contrastada sobre el involucramiento de disidentes colombianos de las FARC en las protestas de octubre de 2019 en Ecuador, si existe información más sólida sobre la participación de agentes venezolanos. Es decir, las protestas violentas en cada uno de los países no solo fueron coordinadas entre organizaciones radicales nacionales, sino que, también, contaron con refuerzo, capacitación, asesoría y financiamiento de grupos regionales y de otros países.[19]

Una táctica final empleada en Bolivia, Brasil y Chile ha sido el uso de incendios forestales para lograr resultados políticos. Esta es una táctica muy irregular, pero dentro del concepto de guerra irrestricta, y tiene la ventaja de dificultar que el objetivo sepa que está siendo atacado. En el año 2019, a medida que se acercaba el día de las elecciones en Bolivia en las que Evo Morales buscaba la reelección, repentinamente se produjeron graves incendios forestales en Santa Cruz, el principal centro de la oposición. Al final, se quemaron más de un millón de acres de bosques. Este no fue un fenómeno natural ya que el avance de los incendios fue en contra de los vientos dominantes. Posteriormente, 452 personas fueron imputadas por provocar los incendios, 20 de ellas criminalmente.[20] Se cree que los incendios se iniciaron, en parte, para interrumpir la movilización de la oposición para votar en contra del presidente.[21] Morales ganó su candidatura a la reelección, pero luego fue acusado de fraude y derrocado.

Poco antes, se produjeron una serie de incendios en Brasil. Entre enero y agosto de 2020 se registraron 44,013 focos de incendio en la Amazonía y el Pantanal. El volumen del fuego fue tan grande como el de los seis años anteriores combinados. Expertos determinaron que los incendios en Pantanal fueron de origen humano.[22] El presidente Bolsonaro, según todos los informes, reaccionó mal y fue condenado al ostracismo por la comunidad internacional. Hay acusaciones de que estos incendios fueron provocados para causarle dificultades políticas. Todavía está por determinarse si esto es exacto.

Finalmente, en Chile se informó pródigamente que los terribles incendios forestales de los años 2016 y 2017 fueron, de igual manera, de origen antrópico. Estos incendios forestales fueron descritos como “causados por el descuido humano.” Hubo rumores persistentes de que esos incendios fueron deliberadamente provocados por disidentes mapuche, pero no fue hasta el año 2019 que el Ministro del Interior de Chile declaró que algunos de los incendios estaban asociados con la causa mapuche.[23]

Conclusiones

El uso de la protesta social violenta financiada por mercados ilícitos está bastante bien establecido como una nueva metodología para efectuar cambios políticos o derrocar gobiernos en la región. Sin embargo, el uso de otros mecanismos como los incendios forestales es todavía un poco incierto. Si es una herramienta política, no se sabe cuál es la intención del método. No obstante, si se trata de una nueva táctica de lucha, es un excelente ejemplo de cómo se están empleando métodos muy poco ortodoxos bajo el concepto de guerra irrestricta. Por consiguiente, cabría hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué otras desconocidas y poco ortodoxas armas se están utilizando en la actualidad contra las naciones occidentales? ¿Cómo afectarán a América Latina? ¿Para qué otras cosas debemos prepararnos?

Notas finales:

  1. Ver How to Survive in the West, un manual atribuido al Estado Islámico que comenzó a circular en Internet en el año 2015. How to Survive in the West: A Mujahid Guide, (2015), https://blazingcatfur.ca/wp-content/uploads/2015/04/ISIS-How-to-survive-in-the-west.pdf, (consultado el 30 de marzo de 2022).
  2. FBIS traducción abreviada de: Qiao Liang y Wang Xiangsui, Unrestricted Warfare, (Beijing: PLA Literature and Arts Publishing House, febrero 1999), https://www.c4i.org/unrestricted.pdf, (consultado el 28 de marzo de 2022).
  3. Truong Chinh, Primer for Revolt, (New York: Praeger, 1963), 139-153.
  4. Mao Tse Tung, On Protracted War, (Mayo de 1938), https://www.marxists.org/reference/archive/mao/selected-works/volume-2/mswv2_09.htm, (consultado el 28 de marzo de 2022).
  5. Vladimir I. Lenin, Guerrilla Warfare, https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1906/gw/i.htm#v11pp65-213 (consultado el 19 de marzo de 2022).
  6. FARC-EP, Programa Agrario de los Guerrilleros de las FARC-EP, (20 de julio de 1964), https://partidofarc.com.co/farc/wp-content/uploads/2019/06/2.9-INFORMACION-ADICIONAL-PROGRAMA-AGRARIO-DE-LOS-GUERRILLEROS-DE-LAS-FARC.pdf, (consultado el 28 de marzo de 2022).
  7. Qiao Liang y Wang Xiangsui, Unrestricted Warfare.
  8. Ibíd.
  9. Ibíd., 2.
  10. Ibíd., 123-124.
  11. Ibíd.
  12. Ibíd.
  13. FARC-EP, Programa Agrario de los Guerrilleros De Las FARC-EP, July 20, 1964.
  14. David E. Spencer y Hugo Acha Melgar, “Bolivia, a new model insurgency for the 21st century: from Mao back to Lenin”, Small Wars & Insurgencies 28:3 (2017), 629-660, https://doi.org/10.1080/09592318.2017.1307617
  15. Ibid., 636.
  16. Lara Jakes, “Con las protestas en Sudamérica también aparecieron troles rusos en Twitter,” New York Times, (Washington: 21 de enero de 2020), https://www.nytimes.com/es/2020/01/21/espanol/america-latina/troles-rusos-sudamerica.html, (consultado el 3 de abril de 2022).
  17. Noticias Semana, “La peligrosa ‘primera línea’: ¿un nuevo grupo criminal nació en Colombia?”, Revista Semana (17 de julio de 2021), https://www.semana.com/nacion/articulo/exclusivo-asi-opera-y-estos-son-los-planes-de-la-peligrosa-primera-linea/202118/, (consultado el 3 de abril de 2022).
  18. Noticias Infobae, “Matar a los hijos de Álvaro Uribe, secuestrar en Argentina e infiltrar protestas en Chile: revelan los planes de Uriel, el abatido jefe del Eln”, Infobae (30 de enero de 2021), https://www.infobae.com/america/colombia/2021/01/30/matar-a-los-hijos-de-alvaro-uribe-secuestrar-en-argentina-e-infiltrar-protestas-en-chile-revelan-los-planes-de-uriel-el-abatido-jefe-del-eln/ (consultado el 3 de abril de 2022).
  19. Noticias LF, “¿Disidencias de las Farc infiltraron protestas en Ecuador?”, La FM Colombia (11 de octubre de 2019), https://www.lafm.com.co/internacional/disidencias-de-las-farc-infiltraron-protestas-en-ecuador, (consultado el 3 de abril de 2022); Sabrina Martin, “Lenín Moreno: protestas en Ecuador están infiltradas por FARC y chavistas”, Panam Post (11 de octubre de 2019), https://panampost.com/sabrina-martin/2019/10/11/lenin-moreno-denuncia-infiltracion-en-protestas/, (consultado el 3 de abril de 2022).
  20. Yvette Sierra Praeli, “A million hectares ablaze as forest fires sweep through Bolivia”, Mongabay (20 de noviembre de 2020), https://news.mongabay.com/2020/11/a-million-hectares-ablaze-as-forest-fires-sweep-through-bolivia/, (consultado el 3 de abril de 2022).
  21. Entrevista con Hugo Acha Melgar, 10 de octubre de 2020.
  22. Carlos Madeiro, “Agosto atinge recorde de focos de incêndio no ano; AC e Pantanal preocupam”, Universo Online (1 de septiembre de 2020), https://noticias.uol.com.br/meio-ambiente/ultimas-noticias/redacao/2020/09/01/agosto-atinge-recorde-de-focos-de-incendio-no-ano-ac-e-pantanal-preocupam.htm?cmpid=copiaecola, (consultado el 3 de abril de 2022); G1 MG, “Polícia investiga responsáveis por focos de incêndio que deram início a grandes queimadas no Pantanal de MT”, Mato Grosso (12 de septiembre de 2020), https://g1.globo.com/mt/mato-grosso/noticia/2020/09/12/policia-investiga-responsaveis-por-focos-de-incendio-que-deram-inicio-a-grandes-queimadas-no-pantanal-de-mt.ghtml, (consultado el 3 de abril de 2022).
  23. Daniel Labarca, “Rodrigo Ubilla, ministro (S) del Interior: ‘Algunos incendios del último tiempo están asociados al tema de la causa mapuche’”, La Tercera (19 de febrero de 2019), https://www.latercera.com/politica/noticia/rodrigo-ubilla-ministro-s-del-interior-incendios-del-ultimo-tiempo-estan-asociados-al-tema-la-causa-mapuche/532043/, (consultado el 3 de abril de 2022).

 

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Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú

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