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Las Tipologías del Conflicto Moderno y su Impacto en la Seguridad de los Estados: ¿Algo Nuevo Bajo el Sol?

Este artículo forma parte del libro Desafíos y Amenazas a la Seguridad en América Latina.


Carlos Ojeda Bennett y Fabián Cabello Alfaro[1]

Resumen

Las expresiones del conflicto contemporáneo han incentivado la difusión de diversas tipologías para su compresión en la comunidad académica. No obstante, lejos de tratarse de un fenómeno “nuevo”, advierte de la presencia de amenazas complejas en tanto la relación entre combatientes y criminales se difumina, pues la seguridad de los Estados y de las personas se puede ver perjudicada por ellas. Estos desafíos constituyen una demanda hacia alternativas estratégicas para enfrentarlos, donde la prospectiva operacional se presenta como un enfoque integral para guiar la planificación con miras a anticipar los fenómenos, ya sea en una actitud de prevención o de provocación del futuro deseado.

Palabras clave: Amenazas, Conflictos, Estrategia, Guerra, Prospectiva.

Introducción

La realidad internacional del siglo XXI ha supuesto un desafío creciente para las comunidades epistémicas a la hora de abordar un mundo -cada vez- más volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA). Dicha realidad se extiende a los conflictos contemporáneos, los cuales “fluctúan desde la lucha interestatal clásica, pasando por las intervenciones colectivas contra un Estado –fenómeno de tipo reciente– hasta las guerras asimétricas entre un Estado organizado y facciones en un área sin ley.”[2] En consecuencia, hablar de nuevas formas de conflicto armado lleva implícito el identificar dinámicas de cambio y continuidad en cómo estas se desarrollan y cómo se conduce la seguridad de los Estados frente a ellas, considerando que dicha seguridad es entendida como las condiciones que permiten a un país la preservación de sus intereses nacionales y avanzar a sus objetivos pretendidos con la menor interferencia de riesgos y amenazas, a la vez que se garantiza a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos y deberes constitucionales.[3]

Uno de los marcos de cambio fundamentales de la seguridad de los Estados es el paso de su carácter de Estado céntrico hacia un enfoque de seguridad humana, el cual sitúa a la persona como el “sujeto de estudio,” identificando un umbral en el cual la vida humana se encuentra amenazada por un amplio conjunto de condiciones de diversa índole,[4] entre las que destacan -según ubicaciones geográficas-, los problemas sociales (como las migraciones, la pobreza y la delincuencia organizada), alimentarios o de salud.

En ese sentido, este artículo tiene por objetivos contribuir a la comprensión de las llamadas nuevas formas de conflicto moderno (incluyendo la manifestación de las amenazas multidimensionales) y proponer los trabajos prospectivos como una solución estratégica para enfrentarlos. Para ello, (1) se establecerá una definición de las amenazas multidimensionales y su desarrollo en la literatura, (2) se establecerán las manifestaciones de dichas amenazas en las “nuevas” formas del conflicto contemporáneo, (3) se reflexionará sobre su atingencia y novedad, así como su desarrollo teórico, y (4) se introducirá al lector en el campo de la prospectiva operacional como alternativa estratégica hacia la anticipación ante estas amenazas.

¿Qué son las Amenazas Multidimensionales?

Una amenaza se define como la consecuencia de la acción o intención premeditada de un adversario, percibida -dada la capacidad de este- como tendiente a dañar los intereses propios. En consecuencia, los mecanismos que el Estado tiene para hacerle frente se encuentran en el ámbito de la seguridad nacional.[5] El carácter multidimensional forma parte de la consolidación del enfoque de seguridad humana, por el cual se interrelacionan diferentes problemas que desbordan un determinado sector de la administración pública. Por lo tanto, las amenazas multidimensionales son una conjunción de capacidades para el desarrollo de actividades ilícitas y de carácter transnacional que afectan la seguridad de los Estados, entre las cuales: el terrorismo, el narcotráfico, el crimen organizado y el tráfico de armas.[6]

El caso latinoamericano de las amenazas multidimensionales es especialmente representativo, identificándose una situación paradójica. Por un lado, se habla de la región más pacífica del planeta por la ausencia de conflicto bélico de carácter interestatal, pero, por otro lado, se habla de una región caracterizada por una creciente violencia y delincuencia, las cuales afectan directamente a la seguridad de millones de personas.[7]

El enfoque multidimensional de la seguridad humana se consolida regionalmente en el marco de la Declaración sobre Seguridad de las Américas (DSA), ratificada en el año 2003 en Ciudad de México, brindando un notable aporte en la concepción de las nuevas amenazas.[8] Sin embargo, la DSA no precisa el concepto de amenaza, de riesgo o de algún fenómeno que los haga mutar “así como cuáles fenómenos se agrupaban en cada categoría, toda vez que señala una larga lista de ellos de variada naturaleza que tendrían la capacidad de afectar transversalmente a los Estados.”[9] Consecuentemente, se dificulta la formulación e implementación de una política de seguridad conjunta, constatando que aún existe una barrera de la transición conceptual a una verdadera operatividad.[10] De acuerdo a lo anterior, la DSA no ha logrado superar el marco declarativo hacia una verdadera internacionalización de políticas que enfrenten las amenazas multidimensionales.

Según Pablo Celi, la ausencia de una definición clara y concisa de las amenazas multidimensionales limitó política e institucionalmente a la Organización de Estados Americanos para enfrentarlas de forma conjunta, pues se mantuvo la pluralidad de comprensiones y definiciones entre los Estados de la región, lo que significó percepciones y políticas disímiles sobre amenazas y factores de riesgo, reflejadas en las particularidades de las políticas de defensa nacionales.[11] Asimismo, se corre el riesgo de securitizar excesivamente la realidad social en el contexto internacional, así como en las agendas de seguridad nacionales.[12]

Por consiguiente, si bien se identifica la consolidación del enfoque de seguridad humana y las amenazas multidimensionales en la región latinoamericana, la ausencia de una estandarización en respuesta a las percepciones de estas últimas, ha generado dificultades para la cooperación internacional y el desarrollo de políticas conjuntas.

Manifestación de las Amenazas Multidimensionales

La comprensión de las amenazas multifuncionales, en su afectación a la seguridad de los Estados y las personas, requiere de la profundización en la comprensión de sus dinámicas y manifestaciones. En ese sentido, seguidamente se abordarán las “nuevas” tipologías del conflicto armado en contraposición a la guerra tradicional, ampliando el abanico de actores más allá de los Estados para la concreción de objetivos por medios violentos, en donde las características de las amenazas multidimensionales hacen un aporte sustancial. Para ello, se establecerá la relación entre guerra, tecnología y conflictos tradicionales, así como se tratará su evolución hacia los conceptos de guerra irregular, guerra asimétrica, guerra híbrida y conflictos de zona gris, respectivamente.

La guerra moderna se inicia con el Tratado de Westfalia en el año 1648, estableciéndose como una competencia exclusiva de los Estados-nación, conocida actualmente como “monopolio de la violencia,” la cual involucra todos los instrumentos de poder tradicionales: diplomáticos, de la información, militares y económicos (DIME), los cuales se han expandido en la literatura con la inclusión de los elementos financieros, de inteligencia y legales (DIME-FIL).[13]

En la literatura se aborda la evolución de la guerra moderna en generaciones, siendo las primeras tres generaciones de carácter tradicional, mientras que la cuarta es propia de los nuevos conflictos modernos. En este contexto, la propuesta de William Lind ayuda a determinar las características principales y distintivas de estas generaciones. Según Lind, la primera generación destaca la formalización de las batallas entre Estados, distinguiendo militares de civiles; la segunda generación se identifica con la consolidación de una cultura de obediencia militar; la tercera generación se destaca por su máxima expresión: la Blitz-krieg o “guerra relámpago”, mientras que la cuarta generación corresponde a la pérdida del monopolio de la guerra por parte del Estado ante organizaciones “menores” de carácter no estatal,[14] dando cabida a expresiones del delito internacional, característica generalmente distintiva de las amenazas multidimensionales, como instrumento de acción.

El elemento clave en esta transición es atribuido al avance tecnológico. No obstante, la guerra tradicional y el desarrollo teórico de la misma, conforme a Colon, no logran captar la complejidad, motivaciones e implicaciones de las modalidades de lucha características de agrupaciones no estatales,[15] dejando de lado que durante la Segunda Guerra Mundial (la más tradicional de las guerras) existió un uso intensivo y coordinado al más alto nivel de fuerzas irregulares, de acciones de desinformación y de lo que hoy podríamos asimilar a la ciberguerra. De esta forma, se identifica la aparición de múltiples conceptos que se han consolidado en las primeras décadas del siglo XXI, los cuales buscan establecer marcos teóricos sólidos a la hora de abordar los conflictos contemporáneos en un mundo VICA, superando las limitaciones de la concepción tradicional de la guerra.

Guerra Irregular

La concepción teórica de las nuevas formas de guerra surge a partir de la guerra no convencional, con la creación de la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, estudiando las acciones guerrilleras y operaciones encubiertas en territorios controlados o influenciados por el enemigo.[16] Sin embargo, tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas este concepto queda en un segundo plano frente a la guerra irregular, definida por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos como la lucha entre actores estatales y no estatales por la legitimidad de sus acciones en una población de interés.[17] Esta concepción teórica, por tanto, reconoce que los actores no estatales pueden presentar amenazas en el siglo XXI; no obstante, su elemento distintivo es la persona como el centro de gravedad de un conflicto armado.[18]

Si bien el concepto de guerra irregular establece un quiebre con la concepción tradicional y amplía lo desarrollado en torno a la guerra no convencional, su uso se simplifica al modus operandi empleado por uno o todos los beligerantes a través de ataques sorpresa, tácticas de guerrilla y terrorismo, los cuales favorecen a las contrapartes consideradas más débiles en el logro de sus objetivos políticos.[19] Asimismo, esta limitación le confiere a la guerra irregular un carácter matriz, pues al describir una serie de estrategias y tácticas sienta las bases para el desarrollo de nuevas definiciones y conceptos que profundizan el aporte de este enfoque.

Guerra Asimétrica

El concepto de guerra asimétrica es atribuido a Van Creveld quien, en el año 1991, destacaba que en un conflicto cuyos bandos en contienda presentan grandes diferencias, la victoria puede ser para aquel considerado más “débil”.[20] Sin embargo, ya en el año 1975, Andrew Mack señalaba que las capacidades militares eran irrelevantes para determinar la victoria militar.[21] Tomando el caso de la Guerra de Vietnam como ejemplo, Mack señalaba que los gobiernos -al no tratarse de conflictos que significasen una derrota militar en terreno propio- subestimaban estas guerras bajo el término “limitadas,” esto en el marco de la Guerra Fría.[22]

El concepto de guerra de cuarta generación de Lind, como se ha precisado anteriormente, se centra en los “actores menores” de un conflicto armado, estableciéndose una sinonimia con el concepto de guerra asimétrica. No obstante, Lind destaca la influencia de la opinión pública,[23] donde las reivindicaciones culturales, étnicas y religiosas pueden ser motivadoras de conflicto.[24] De esta forma, las narrativas adquieren un protagonismo en las guerras de cuarta generación.

Las asimetrías no se limitan al ámbito de las capacidades, sino que adquieren un carácter multifacético dadas las percepciones diferenciadas de las contrapartes enfrentadas. Por ejemplo, mientras para el más fuerte la guerra se presenta como una guerra limitada, para la parte más débil la guerra es una guerra total, en la medida en que se percibe que la supervivencia de su comunidad se encuentra empeñada en ella.[25] Conforme a lo anterior, no es difícil concebir a los aspectos alejados de las normas internacionalmente aceptadas como instrumentos válidos en el accionar de las partes más débiles.

En definitiva, la guerra asimétrica profundiza la comprensión de los conflictos contemporáneos, consolidando la importancia de las percepciones de las poblaciones como objetivos estratégicos para los grupos de menores capacidades militares (generalmente de carácter no estatal), así como rompiendo con los límites tradicionales a la hora de concretar estas “nuevas” formas de lucha con la inclusión de las expresiones propias de las amenazas multidimensionales.

Guerra Híbrida

El concepto de guerra asimétrica, así como sus bondades a la hora de explicar las dinámicas de los conflictos contemporáneos, incentivó a la utilización de diversos términos alternativos para abordar un mismo fenómeno. En este contexto, el concepto de guerra híbrida fue introducido en primera instancia por Frank Hoffman, con la finalidad de provocar un cambio en la forma en que el Ejército de Estados Unidos percibía las fuerzas militares y su utilidad tras el fin de la Guerra Fría. Desde esta perspectiva, la guerra híbrida propone un marco analítico para explicar el éxito de un oponente relativamente “débil,” frente a fuerzas militares vastamente superiores numérica y tecnológicamente. Por lo tanto, desde el principio, la guerra híbrida fue una nueva etiqueta de la guerra asimétrica.[26]

De acuerdo con Guillem Colom, ante la necesidad de diferenciar este concepto de sus predecesores, el empleo del concepto de guerra hibrida tiene un doble objetivo. Por un lado, se busca explicar el carácter complejo de los conflictos contemporáneos y futuros, donde las amenazas tradicionales y multidimensionales repercuten en el planeamiento de la defensa nacional. Por otro lado, se busca alertar sobre el peligro de mantener una orientación tradicional de las fuerzas armadas ante estas “nuevas” formas de guerra.[27] En ese sentido, el concepto de lo “híbrido” ha emergido como una forma de entender la evolución de las confrontaciones bélicas hacia formas más ambiguas e inciertas,[28] de tal manera que las amenazas asociadas a esta lógica de guerra sean consideradas en las estrategias de defensa de los Estados.

Lo señalado permite inferir que este tipo de conflicto se manifiesta de forma posterior al punto de no retorno de una crisis y que dentro de éste hay una profusa utilización de todos los elementos legales e ilegales, constitutivos del poder de un Estado, entre ellos: el empleo de fuerzas regulares, no regulares y especiales, así como las operaciones de desinformación y las diferentes variantes que consideran las amenazas multidimensionales.

Conflictos de Zona Gris

Los conflictos de zona gris son el desarrollo más reciente en las comunidades epistémicas relativas al sector de la defensa nacional. Su aspecto diferencial es su localización en el marco de una paz inestable; vale decir, sin entrar en un conflicto como tal, sino en un área inclusive anterior a la crisis por lo arriesgado que significa la posibilidad de activar un mecanismo de respuesta por parte de terceros.[29] En consecuencia, según Josep Baqués, la irrupción de la zona gris puede generar la obsolescencia conceptual de las nuevas tipologías centradas en los conflictos armados, dado que muchos de los mismos ni siquiera se transformarán en guerras.[30]

Asimismo, al tratarse de una forma distintiva del uso de la violencia legal e ilegal para la concreción de objetivos determinados, la zona gris tiene una serie de elementos definitorios que permiten una mejor compresión del fenómeno desde diferentes aportes en la literatura. De acuerdo con Javier Jordán, estos elementos definitorios son: (1) la ambigüedad en la distinción entre una relación pacífica y un conflicto armado, (2) las estrategias multidimensionales referidas al empleo integrado de diversos instrumentos de poder (políticos, económicos, sociales, etc.), (3) los intereses sustanciales en juego o de alto valor estratégico en torno a los cuales gira el conflicto en cuestión, y (4) el gradualismo reflejado en la adaptación y readaptación estratégica para obtener progresos en el empleo de esta forma de conflicto, [31] pudiéndose ligar este último elemento a la popular “moraleja de la rana.”

A partir de las características definitorias sobre la zona gris, al presentar intereses de alto valor estratégico, se identifica que las acciones se extienden a los Estados revisionistas (que pretenden alterar el statu quo),[32] aprovechándose de las imprecisiones del marco jurídico internacional, así como de la “buena fe” de la sociedad internacional. Lo anterior, les permite evitar una respuesta armada por parte de los oponentes. En este contexto, la narrativa y la capacidad de disuasión brindan un especial aporte a este tipo de planteamiento. Por consiguiente, los conflictos de zona gris presentan desafíos para sus usuarios, siendo uno de ellos la imposibilidad de definir una victoria, pues no hay una rendición explícita del adversario ni firmas de documentos que den cuenta de ello.

¿Algo Nuevo Bajo el Sol?

En la concepción del conflicto moderno, la Guerra de Vietnam ha sido un punto de inflexión hacia las discusiones de las “nuevas formas de conflicto,” planteando una “guerra sin limitaciones,” la cual se libra fuera de las convenciones o no completamente dentro de las mismas. Es decir, se crean las condiciones idóneas para concebir un escenario sin inicio, sin frentes, sin soldados, sin batallas decisivas y, sobre todo, sin victorias.[33] El empleo de la guerra irregular no es una característica exclusiva de los actores no estatales en el siglo XXI ya que tanto los Estados como los conductores políticos, estratégicos o militares pueden recurrir a metodologías no convencionales para el empleo de la violencia. La identificación y el aprovechamiento de todas las ventajas propias (materiales, técnicas y/o morales) constituyen el instrumento por el cual el conductor militar crea la superioridad en el campo estratégico.[34]

Los términos de guerra irregular, asimétrica e híbrida son relativamente sinónimos, caracterizando fenómenos tan viejos como la historia misma, pero bajo nuevas etiquetas.[35] No obstante, según Weissmann, aun siendo “viejo vino en nuevas botellas” sigue siendo un “buen vino.” Por lo tanto, si bien no hay nada nuevo en estas tipologías en sí, son una herramienta útil para pensar las guerras pasadas, presentes y futuras.[36] En ese sentido, “la primera barrera que parece desdibujarse es la tradicional separación entre acciones bélicas y actividades de crimen organizado,”[37] guardando las nuevas tipologías de conflictos una estrecha relación con las amenazas multidimensionales al ser actividades ilícitas que afectan la seguridad nacional de un Estado.[38]

En la novela “El Mundo Perdido”, el doctor Jack Thorne, que enseñaba ingeniería aplicada en la Universidad de Stanford, se percata que “el mundo académico avanzaba hacia un conocimiento cada vez más especializado, expresado mediante una jerga cada vez más opaca.”[39] Esta frase célebre en la obra de Michael Crichton, es particularmente reveladora sobre las tipologías del conflicto moderno, resaltando la importancia de entender el empleo adecuado de todos los medios disponibles por parte del estratega, más allá de idealizar un término de reciente cuño.

¿Cómo Enfrentar las Amenazas Multidimensionales?

A partir de la innegable coexistencia de diferentes sistemas organizados en una lógica de “sistema de sistemas,” donde una acción en un contexto determinado puede producir consecuencias en otros,[40] un mundo VICA caracterizado por una profunda interdependencia demanda la adaptación de las organizaciones encargadas de abordar las amenazas multidimensionales en sus diversos ámbitos. En este contexto, la prospectiva operacional y el análisis sistémico de la realidad se presentan como un enfoque integral e ineludible para la planificación estratégica, ya que los trabajos prospectivos son una herramienta de ayuda en un proceso de toma de decisiones en tiempo presente, el cual tiene como objetivo permitir definir una actitud (ya sea de prevención o hacia la provocación de un cambio deseado) para adoptar acciones frente a amenazas y/u oportunidades futuras.[41]

De esta forma, la prospectiva -a través de la anticipación estratégica- busca la anticipación o “la habilidad para detectar lo que puede ocurrir a futuro, antes que esto ocurra,”[42] de forma que la toma de decisiones permita a la organización construir el escenario más favorable a la misión y visión de la misma, en este caso, la seguridad nacional y humana. En definitiva, la prospectiva operacional es un enfoque de carácter obligatorio, continúo y con un horizonte temporal cada vez reducido, dada la caracterización VICA del mundo en que la organización opera.

Conclusiones

En este artículo se han abordado las amenazas multidimensionales de forma general en tanto derivación del enfoque de seguridad humana, así como de forma particular en sus manifestaciones por medio de las “nuevas” tipologías de conflicto, ya sea en sus variantes asimétricas, híbridas o de zona gris. Asimismo, se ha reflexionado en cuando a la utilidad de estos conceptos para abordar los fenómenos conflictivos contemporáneos, estableciendo que estas tipologías no son nuevas y pueden complejizar el análisis de la realidad internacional.

Del mismo modo, se ha establecido cómo las amenazas multidimensionales guardan estrecha relación con la difuminación entre conflictos armados y actividades ilícitas, afectando con ello a la seguridad de los Estados, las personas y a las fuerzas armadas. En el contexto de la lucha en contra de este flagelo, se han introducido los principales componentes de la prospectiva operacional desde un enfoque sistémico de anticipación continua hacia la prevención o pro-acción como guía de la planificación estratégica de las organizaciones.

Finalmente, se ha dejado de manifiesto que el uso de elementos no convencionales y multidimensionales, acordes a su tiempo, han sido un fenómeno siempre presente en la historia de la conflictividad humana y de la conducción política, estratégica y militar, por tanto, “nada nuevo bajo el sol.”

Notas finales:

  1. Trabajo realizado a partir de la ponencia “Las tipologías del conflicto moderno y su impacto en la seguridad de los Estados” dictada por el doctor Carlos Ojeda Bennet, en la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla” el 18 de febrero de 2022, en Cartagena de Indias, Colombia.
  2. Carlos Ojeda, “Amenazas Multidimensionales: Una realidad en Suramérica”, en Colección de Investigaciones ANEPE N° 30, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Chile: diciembre 2013), 15-16, https://anepe.cl/wp-content/uploads/2020/10/LIBRO-ANEPE-30.pdf
  3. Ibíd., 43.
  4. UNTFHS, “Teoría y práctica de la Seguridad Humana”, Instituto Interamericano de Derechos Humanos IIDH (Costa Rica: 2009), 7, https://www.iidh.ed.cr/multic/UserFiles/Biblioteca/IIDHSeguridad/12_2010/97c70a6a-82ff-409c-a1de-438406607896.pdf
  5. Carlos Ojeda, “Amenazas Multidimensionales…”, 44.
  6. Ibíd., 99.
  7. Hugo Palma, “Retos e implicancias de la adopción de un concepto multidimensional en la región”, en La multidimensionalidad de la seguridad nacional: retos y desafíos de la región para su implementación, (España: 2015), 234, https://www.cenae.org/uploads/8/2/7/0/82706952/libro_seg_multidimensional_iugm.pdf
  8. Aracely Banegas, “Estrategias para combatir las amenazas multidimensionales en la región”, en Colección de Investigaciones ANEPE N° 40, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Chile: abril 2017), 28, https://anepe.cl/wp-content/uploads/2020/10/LIBRO-ANEPE-40.pdf
  9. Carlos Ojeda, “Amenazas Multidimensionales…”, 32.
  10. Aracely Banegas, “Estrategias para combatir las amenazas…”, 12.
  11. Hugo Palma, “Retos e implicancias de la adopción…”, 17.
  12. Carlos Ojeda, “Amenazas Multidimensionales…”, 17.
  13. Department of the Army, “Army Special Operations Forces Unconventional Warfare” Intelligence Resource Program-Federation of American Scientists (setiembre 2008), 1-1, https://irp.fas.org/doddir/army/fm3-05-130.pdf
  14. William S. Lind, “Undestanding Fourth Generation War”, Homeland Security Digital Library (setiembre 2004), 12, https://www.hsdl.org/?abstract&did=482203
  15. Guillem Colom, “Vigencia y limitaciones de la guerra híbrida”, en Revista Colombiana de Estudios Militares y Estratégicos 10, revistacientificaesmic.com (Colombia: junio 2012), https://revistacientificaesmic.com/index.php/esmic/article/view/228/325
  16. Department of the Army, “Field Manual (FM) 3-05.130, Army Special Operations Forces Unconventional Warfare”, (septiembre 2008), 1-2, https://irp.fas.org/doddir/army/fm3-05-130.pdf
  17. U.S. Department of Defense, “Summary of the Irregular Warfare Annex to the National Defense Strategy” media.defense.gov (2020), 2, https://media.defense.gov/2020/Oct/02/2002510472/-1/-1/0/Irregular-Warfare-Annex-to-the-National-Defense-Strategy-Summary.PDF
  18. “Department of the Army, “Field Manual (FM) 3-05.130…”, 1-5.
  19. Marina Miron, “La guerra irregular, insurgencias y cómo contrarrestarlas: Una perspectiva comparativa entre los enfoques centrados en el enemigo y en la población”, en Revista Colombiana de Estudios Militares y Estratégicos 17, revistacientificaesmic.com (Colombia: julio 2019), https://revistacientificaesmic.com/index.php/esmic/article/view/497/620
  20. Manfred E. Grautoff, “De Clausewitz a La Guerra Asimétrica: Una Aproximación Empírica”, en Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad 2, Universidad Militar Nueva Granada (Colombia: julio 2007), https://revistas.unimilitar.edu.co/index.php/ries/article/view/194/2331
  21. Andrew Mack, “Why Big Nations Lose Small Wars: The Politics of Asymmetric Conflict”, in World Politics, Vol. 27, Cambridge University Press (18 de julio 2011): 177, https://doi.org/10.2307/2009880
  22. Ibíd., 184.
  23. Manfred E. Grautoff, “De Clausewitz a La Guerra Asimétrica…”, 134.
  24. Juan R. Sánchez et al., “Discusión epistemológica de la Guerra Asimétrica: Adopción contemporánea de la asimetría interestatal”, en Revista Colombiana de Estudios Militares y Estratégicos, Estudios Militares 10, revistacientificaesmic.com (Colombia: junio 2012), https://revistacientificaesmic.com/index.php/esmic/article/view/229/346
  25. Federico Aznar Fernández-Montesinos, “Repensando la guerra asimétrica”, en documento análisis, Instituto Español de Estudios Estratégicos IEEE (noviembre 2018), https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2018/DIEEEA11-2018_Guerra_Asimetrica_FAFM.pdf
  26. Mikael Weissmann, “Hybrid warfare and hybrid threats today and tomorrow: towards an analytical framework”, in Journal on Baltic Security 5, researchgate.net (junio 2019), file:///C:/Users/51988/Downloads/Hybridwarfareandhybridthreatstodayandtomorrow_towardsananalyticalframework_WEISSMANN.pdf
  27. Guillem Colom, “Vigencia y limitaciones de la guerra híbrida”, 132.
  28. Román D. Ortiz, “El concepto de guerra híbrida y su relevancia para América Latina” en Revista de Ensayos Militares 1, Academia de Guerra del Ejército de Chile (noviembre 2015), https://www.revistaensayosmilitares.cl/index.php/acague/article/view/110/111
  29. Josep Baqués, “Hacia una definición del concepto Gray Zone (GZ)”, Grupo de Estudios sobre Seguridad Internacional GESI (26 de abril de 2017), https://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/hacia-una-definici%C3%B3n-del-concepto-gray-zone-gz
  30. Ibíd., 8.
  31. Javier Jordán, “El conflicto internacional en la zona gris: una propuesta teórica desde la perspectiva del realismo ofensivo”, Revista Española de Ciencia Política (2018), https://www.ugr.es/~jjordan/Conflicto-zona-gris.pdf
  32. Julio Soto, “La zona gris. Un desafío para la conducción política y estratégica”, en Cuaderno de Trabajo N° 6, Centro de Investigaciones y Estudios Estratégicos CIEE (noviembre 2021), https://www.publicacionesanepe.cl/index.php/cdt/article/view/939/606
  33. Juan R. Sánchez et al., “Discusión epistemológica de la Guerra Asimétrica…”, 96.
  34. Manuel Montt Martínez, “La guerra: Su conducción política y estratégica”, en Colección de Investigaciones ANEPE N° 23, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos ANEPE (Chile: agosto 2010), 138, https://anepe.cl/wp-content/uploads/2020/10/LIBRO-ANEPE-23.pdf
  35. Mikael Weissmann, «Hybrid warfare and hybrid threats today and tomorrow…», 19.
  36. Ibíd., 19.
  37. Román D. Ortiz, “El concepto de guerra híbrida…”, 134.
  38. Ibíd.
  39. Michael Crichton, “El Mundo Perdido”, 1ra Edición (Argentina: Emecé Editores S.A, 1996), 52, http://www.jfk.edu.ec/jfk/images/librospdf/Michael-Crichton—El-mundo-perdido-1-150.pdf
  40. Jay Forrester, “World Dynamics”, 2nd Edition (Inglaterra: Wright-Allen Press, 1973), 1, https://monoskop.org/images/d/dc/Forrester_Jay_W_World_Dynamics_2nd_ed_1973.pdf
  41. Carlos Ojeda, “Los trabajos prospectivos: Una herramienta para la toma de decisiones”, es.scribd.com. (25 de abril de 2011), 1, https://es.scribd.com/document/53755770/Art-Los-Trabajos-Prospectivos
  42. Eduardo Balbi, “Construyendo el Futuro: Metodología Prospectiva. Método MEYEP de Prospectiva Estratégica” Red Escenarios y Estrategia en América Latina EyE (mayo 2014), 2, https://archivo.cepal.org/pdfs/GuiaProspectiva/Balbi2014_NvoMEYEP_COMPLETO_final.pdf

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