Iniciamos el proyecto de investigación en el año 2016, mientras veíamos tomar mayor relevancia a los conflictos sociales relacionados con la actividad minera extractiva. En tanto se escuchaba a un Estado que promocionaba una ardua tarea de gestión para solucionarlos; y un gremio empresarial minero proponiendo alternativas para colaborar en la relación Estado – comunidad, donde claramente por la naturaleza de sus actividades, aquél tiene una alta participación.
Concebíamos la idea de investigar y vivir de manera directa el día a día de los miembros de comunidades que eran afectadas por la minería, entender sus preocupaciones, conocer su proyección de vida, sentir sus necesidades y, especialmente, experimentar cómo es que todo ello se conducía con la gestión del Estado, llamado a garantizar las condiciones mínimas de vida, y con las empresas mineras, que deben colaborar en esta tarea, mas no atribuirse lo primero.
Con el respaldo de dicha iniciativa y traduciendo la realidad en el campo de la investigación, el equipo que se sumó a este proyecto ha sido valioso, no sólo en el trabajo de campo, donde agradecemos especialmente al biólogo Mark Vela Tuesta, quien junto a Lesly Shica Seguil realizó los viajes de conocimiento de la realidad en las distintas regiones que estudiamos; así como al equipo de profesionales que aportaron sus esfuerzos para el procesamiento de la información y respaldo científico y documental de la misma, como es el caso de Carlos Ramos Montes, Diego Salazar Morales, Luis Meléndez Guerrero y Camila Castro Aldana.