Consecuencias Transnacionales del Proceso de Paz Colombia – FARC

Este artículo ha sido publicado inicialmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre
Vol. 3 No. 2 (2024): abril a junio


Resumen

El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz en 2016, desencadenando efectos colaterales que impactaron en parte del continente. Específicamente, los grupos que no participaron en la negociación continuaron con acciones delictivas. Esta situación afectó especialmente a países limítrofes y provocó un traslado de la delincuencia de un territorio a otro, incluso estableciendo alianzas con bandas criminales de estados fronterizos. Como resultado, la criminalidad que antes era local se convirtió en transnacional, ya que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos de las FARC y el Clan del Golfo migraron a países vecinos, especialmente a Ecuador. Las consecuencias de este traslado criminal se han reflejado en una violencia que ha perturbado la gobernabilidad en el país contiguo.

Palabras clave: Disidencias, Negociación, Simbiosis, Estrategia, Criminalidad Transnacional.

Introducción

En este artículo se presenta un análisis de investigaciones y estudios realizados desde la década pasada hasta la actualidad. El crimen transnacional, arraigada en el narcotráfico, se ha expandido por el Sur de América, integrando bandas criminales, actos terroristas y carteles de la droga. Se realizó una revisión bibliográfica sobre los orígenes de esta criminalidad en Ecuador y su vinculación con los tratados de paz en Colombia, así como sus repercusiones. Para ello, se empleó la metodología descriptiva-cualitativa, que conlleva un análisis exhaustivo de la literatura relacionada con el tema en cuestión, con el propósito de obtener conclusiones fundamentadas.

La delincuencia transnacional se materializó en el siglo XXI con las alianzas entre grupos terroristas yihadistas que, después del 11S, juraron lealtad a Al Qaeda. Antes del año 2001, el mundo no presenciaba alianzas mayores aparte de aquellas que posibilitaban los carteles de la droga que operaban en diversos países de la región. Sin duda, dicha asociación entre carteles, surgida en el siglo XX, fue superada en su momento, ya que la lucha contra las drogas logró la extinción de algunos y la reducción del poder y la influencia criminal de otros. Así, se observó la desaparición de carteles como los de Medellín y Cali en Colombia, así como el del Clan de los Arellano Félix en México. No obstante, estos fueron reemplazados por, entre otros, Grupos Armados Organizados.

“El acuerdo de paz con una de las guerrillas más significativas de la historia colombiana buscó atacar varias problemáticas que originaron el conflicto armado interno -entre ellas, el narcotráfico”.[1] Aunque inicialmente las guerrillas colombianas se apoyaban en los aportes de la URSS y en delitos como el «boleteo» o el secuestro, el narcotráfico, al desaparecer los grandes capos, desplazó cualquier otra actividad delictiva y ocupó todo el espacio del manejo financiero de estas organizaciones. Esto les otorgó un poder considerable, en contraste con la precariedad de los años 80 y 90 del siglo pasado. Esa transición al narcotráfico convirtió a las guerrillas en máquinas de guerra poderosas que representaron un gasto en el presupuesto equivalente al 2.5 % del PIB.

En el siglo XX, las guerrillas se transformaron en grupos terroristas y posteriormente en disidencias, lo que se ha evidenciado en el cono sur del continente. “Lo que se conoció como «lucha campesina» se desbordó y ni entonces ni después hubo gobierno alguno que lograra detener la violencia convertida en terrorismo”.[2] Esto provocó que el Sur del Continente se viera afectado desde principios del siglo XXI, especialmente después del acuerdo de paz en el que no todos los grupos guerrilleros participaron, como se mencionó anteriormente.

La simbiosis entre narcotráfico y terrorismo en Colombia se expandió en la región. En países donde existía, como México y parte de Centroamérica, se fortaleció. Hasta hace poco tiempo, no era una regla en el Cono Sur, pero hoy en día se observa cómo la facilidad de las fronteras porosas de Colombia fue fundamental para la expansión de este tipo de criminalidad en Ecuador. Es preciso mencionar que esta manifestación criminal trae consigo antecedentes de violencia estructural. “Efectivamente la violencia de los sistemas (hambre, miseria, analfabetismo, incultura, dependencia, desigualdades de género, etc.), sus causas, mecanismos y resortes están en muchas ocasiones velados, por otras circunstancias que, además, hacen que sean más difícilmente detectables”.[3]

La cuestión fronteriza entre Colombia y Ecuador ha sido históricamente pacífica. Sin embargo, los nuevos fenómenos de criminalidad han elevado las violencias (estructural, directa, indirecta, híbrida) a niveles no vistos en décadas anteriores. Esto se debe a que Ecuador no había sufrido de manera directa el narcotráfico y sus tentáculos como lo está viviendo en la actualidad. Lo mismo ocurre en fronteras como el Darién entre Colombia y Panamá. “Ello se contextualiza en una región con extensas zonas de porosidad de las fronteras, cuestión que ha servido como un aliciente al crimen organizado, en especial el vinculado al narcotráfico, al tráfico de armas y a la trata de personas y al tráfico ilegal de inmigrantes, lo que también se encuentra en la base de ciertas tensiones bilaterales”.[4]

La estrategia de los grupos criminales implicaba moverse ilegalmente entre las fronteras y traficar con estupefacientes, personas, armas y otros bienes. Anteriormente, estos delitos eran principalmente operados por el crimen transnacional en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay). Sin embargo, es evidente que la «zona de confort» de los grupos criminales del Sur de América los ha llevado a expandirse hacia áreas más extensas. Han incursionado en Argentina, específicamente en la ciudad de Rosario, que hoy es considerada un refugio para el narcotráfico, y han cruzado las fronteras ecuatorianas.

Crisis de Seguridad

En la vasta literatura especializada sobre este tema, se ha abordado extensamente el concepto de crisis de seguridad. La experiencia empírica respalda la afirmación de que esta es una situación o evento que amenaza la estabilidad, la integridad y la seguridad de un individuo, una comunidad, una organización o un país, y que requiere una respuesta pronta y eficaz para mitigar sus consecuencias y proteger a los afectados. En este sentido, “el aumento de los actuales niveles de violencia e inseguridad en Ecuador ha provocado la respuesta clásica de muchos gobiernos latinoamericanos: el despliegue del Ejército. Sin embargo, repetir medidas que se han demostrado ineficientes no resolverá la actual crisis de seguridad”. [5]

La afirmación anterior es lógica, ya que la situación de emergencia en Ecuador no puede ser contrarrestada únicamente con el Ejército. A pesar de que el presidente Noboa, al surgir los incidentes a principios de enero del presente año, invocó el Conflicto Armado Interno para obtener la capacidad legal de enfrentar a los grupos criminales que desencadenaron la crisis, debe obtener la aprobación del Congreso ecuatoriano para promulgar una serie de leyes que le faculten para actuar contra estas bandas sin que el Estado mismo infrinja los derechos humanos.

La inseguridad en Ecuador puede variar según la región y las circunstancias. Algunas de las preocupaciones más recurrentes son el crimen callejero, los robos, los asaltos y la delincuencia asociada al narcotráfico. Generalmente, las ciudades más grandes como Quito y Guayaquil presentan niveles más elevados de criminalidad que las áreas rurales. El gobierno ecuatoriano ha implementado diversas medidas para combatir el delito, entre las cuales se incluyen el aumento de la presencia policial y la ejecución de programas de prevención del crimen. Uno de los focos de violencia estructural en Ecuador son las prisiones, donde se conjugan algunos factores determinantes para la explosión o agravamiento de la situación de emergencia en el país.

Tabla 1. Factores de violencia en las cárceles

Hacinamiento Violencia y conflictos internos Control de las bandas Corrupción
Las cárceles ecuatorianas suelen estar sobrepobladas, lo que conduce a condiciones de vida precarias y a la falta de recursos para atender las necesidades básicas de los reclusos. El hacinamiento, la falta de recursos y la presencia de bandas criminales dentro de las cárceles han dado lugar a conflictos internos y enfrentamientos violentos entre los internos. Las bandas criminales han impuesto un control significativo dentro de ciertas cárceles, lo que ha generado violencia, así como el tráfico de drogas y armas en los establecimientos penitenciarios. La corrupción dentro del sistema penitenciario ecuatoriano ha agravado los problemas preexistentes y ha obstaculizado los esfuerzos por mejorar las condiciones en las cárceles y asegurar la seguridad de los internos y el personal.

Fuente: Elaboración propia

Los problemas persistentes en las cárceles ecuatorianas durante años han desencadenado una serie de crisis, incluyendo motines, fugas y enfrentamientos mortales entre internos. El gobierno ecuatoriano ha implementado medidas como la construcción de nuevas instalaciones penitenciarias, programas de rehabilitación y la lucha contra la corrupción en el sistema. No obstante, la situación sigue siendo un desafío importante para el país. Recientemente, el presidente Noboa, en respuesta a la crisis de seguridad del 9 de enero de este año, propuso la posible construcción de megaprisiones. No obstante, no brindó detalles específicos sobre su ubicación o diseño. También consideró la repatriación de reclusos extranjeros a sus países de origen, con la esperanza de reducir la criminalidad dentro de las cárceles.

La inserción del Ecuador en el crimen organizado transnacional es relativamente nueva. Si bien el país ha tenido una participación progresiva en las dinámicas regionales del narcotráfico, Ecuador no se había caracterizado por ser un país violento por disputas distintivas de poder o picos de violencia criminal entre organizaciones locales por acceso a las rutas u otros delitos graves asociados al crimen transnacional. Sin embargo, desde 2019 Ecuador presenta una tendencia creciente de violencia por enfrentamientos entre diversas organizaciones criminales que buscan posicionamiento económico y legitimidad en los diversos delitos graves que ocurren en el país. [6]

El informe del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado resalta que la violencia en Ecuador, particularmente en relación con las organizaciones delictivas, es un fenómeno reciente. Este incremento se atribuye en parte a la influencia de la criminalidad proveniente de países vecinos como Colombia y Venezuela. En el caso colombiano, se menciona la presencia de grupos armados organizados residuales que no participaron en el acuerdo de paz de 2016. Mientras que en Venezuela, la desestabilización política ha generado un éxodo de empresarios, clase media y criminales hacia naciones vecinas.

Considerando otros factores que han contribuido al aumento de la criminalidad, se encuentran algunos que no necesariamente son resultado de la negligencia del sistema o de los factores mencionados previamente. Además, «la descentralización del núcleo criminal coincidiría con la pandemia por COVID-19 de 2020 que también generó una problemática adicional en el entorno criminal del Ecuador».[7] Este factor propició la extraterritorialidad del crimen, lo que provocó que las bandas criminales se dispersaran por todo el país. No se está hablando únicamente de Quito, sino de otras ciudades principales como Guayaquil o Esmeraldas, donde la criminalidad transnacional está presente.

Factor Migratorio

La migración y la criminalidad son temas complejos que pueden estar interrelacionados de diversas maneras, por lo que es crucial abordarlos con precisión y contextualizarlos adecuadamente. En Ecuador, el flujo migratorio experimentó un aumento en los últimos años, especialmente con la llegada de migrantes venezolanos que han escapado de la crisis que azota su nación. Esta situación ha planteado desafíos en múltiples aspectos, entre ellos la seguridad y la incidencia delictiva. Diversos estudios han identificado posibles vínculos entre la migración y la criminalidad en Ecuador.

Tabla 2. Causas asociadas a la criminalidad

Aumento de la competencia laboral Tráfico de personas Crecimiento de la economía informal
La llegada de migrantes puede ocasionar competencia por puestos de trabajo, especialmente en sectores informales. Esta situación podría dar lugar a tensiones sociales y potencialmente incrementar la implicación en actividades delictivas entre sectores marginados. El incremento de la migración también puede favorecer el tráfico de personas, sobre todo, cuando los migrantes se encuentran desesperados por hallar medios para ingresar o quedarse en el país de forma irregular. Los migrantes pueden participar en la economía informal como una estrategia de supervivencia, lo cual puede abarcar actividades ilegales o semilegales que potencialmente aumentan los índices de criminalidad.

Fuente: Elaboración propia

Numerosos migrantes buscan mejorar sus condiciones de vida y contribuir positivamente a la sociedad ecuatoriana. El análisis de la relación entre migración y criminalidad debe ser integral y contemplar políticas que fomenten la integración social y laboral de los migrantes, así como medidas para combatir la delincuencia en general, sin importar el origen de los involucrados. De igual manera, es crucial abordar las causas subyacentes de la migración y trabajar en la cooperación regional para gestionar eficazmente los flujos migratorios y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, tanto migrantes como locales.

Factor Narcotráfico

El narcotráfico está intrínsecamente ligado a la criminalidad, tanto dentro como fuera del territorio ecuatoriano. Quienes participan en este flagelo se valen de acciones como la coacción, el uso de armas y la intimidación para proteger sus rutas de contrabando, sus plantaciones de coca y sus laboratorios. En consecuencia, se ha desencadenado un aumento en los homicidios, los secuestros y otros delitos violentos en el país. Asimismo, los involucrados en este negocio ilícito suelen sobornar a funcionarios para obtener protección y acceso a recursos. Como resultado, esta práctica corruptora ha debilitado las instituciones democráticas de Ecuador y ha dificultado la lucha contra el tráfico de drogas.

Es preciso señalar que su impacto en la seguridad de Ecuador fue considerable, pues experimentó un ascenso de la violencia, la corrupción y la inestabilidad en los últimos años. Este escenario ha minado el avance económico y social del país sudamericano y ha comprometido la seguridad de sus habitantes. El Gobierno ha implementado medidas para combatir el comercio ilegal de drogas; pero la situación sigue presentando desafíos significativos, debido a que estas mafias poseen un gran poder y estructuras transnacionales bien establecidas, lo que dificulta que las autoridades lo combatan de manera individual. “Si bien Ecuador necesita coordinar esfuerzos con otros estados para combatir el narcotráfico, es importante que el país defina una estrategia antinarcóticos acorde a sus intereses y valores, sin aceptar ciegamente las estrategias promovidas por otros estados”.[8]

La frontera entre Colombia y Ecuador se extiende por 500 kilómetros, lo que los posiciona como dos actores clave en la lucha contra el narcotráfico. Este fenómeno afecta a ambas naciones de manera transnacional, resaltando la importancia de la cooperación entre sus respectivos gobiernos para abordarlo eficazmente. Colombia ha colaborado con Ecuador en esta lucha durante un extenso periodo de tiempo, fortaleciendo este trabajo conjunto en los últimos años, a medida que ambos países intensificaron sus esfuerzos para combatir el tráfico de drogas.

La experiencia de Colombia en la lucha contra este crimen transnacional lo convierte en un aliado crucial para Ecuador. La asociación recíproca ha sido evidente en diversas áreas, incluyendo el intercambio de inteligencia, operaciones conjuntas y asistencia técnica, lo que ha generado resultados positivos en la batalla contra el narcotráfico.

En el ámbito de la asistencia técnica, Colombia ofrece respaldo a Ecuador para fortalecer sus capacidades en la lucha contra el narcotráfico. Esta alianza abarca capacitación para las fuerzas de seguridad, el desarrollo de políticas y la implementación de programas preventivos, lo cual ha generado resultados positivos. En años recientes, se ha observado un aumento en la confiscación de drogas y en la captura de traficantes. A pesar de esto, la problemática persiste, por lo que la colaboración entre las naciones debe mantenerse para combatirla de manera efectiva.

Narco-Economía

En el contexto del narcotráfico, la financiación emerge como un factor crucial. Esta actividad ilegal genera una economía basada en la ilegalidad, lo que implica la comisión de delitos contemplados en la ley penal 599 de 2000 de Colombia.

Las empresas criminales establecen sus estrategias frente a otras organizaciones mediante la composición de la demanda. Para determinar el precio de los ilícitos, aquellas que se dedican a la producción de cocaína perciben, interpretan y dan respuestas a las necesidades de los compradores. Determinar el mercado de consumo y sus tendencias es fundamental para comprender las necesidades de los consumidores y las estrategias emprendidas.[9]

Cuando el mercado es activo, las organizaciones criminales tienden a competir por el “mercado”. Es en este contexto, donde se generan las guerras entre carteles, y sus residuos son las bandas que hoy tienen las ciudades de Ecuador tomadas por la violencia. “El narcotráfico está controlado en gran medida por grupos mafiosos y cárteles mexicanos, colombianos y albaneses que se asocian con bandas locales”,[10] estableciendo fronteras invisibles en la distribución minorista de drogas.

Debido al impacto de las organizaciones de narcotráfico en Latinoamérica y Europa del Este, en Ecuador se evidencia la necesidad de una política regional contra el tráfico de estupefacientes. En esta coyuntura, la colaboración entre países surge como una estrategia fundamental para combatir este flagelo en la región. Sin embargo, la dinámica del narcotráfico ha cambiado, involucrando a nuevos actores como Ecuador, antes no considerado productor. Por lo tanto, la política antidrogas ecuatoriana busca erradicar los cultivos de coca, materia prima de la cocaína, como objetivo principal.

El Acuerdo de Paz en Colombia como Desestabilizador de Ecuador

El acuerdo de paz, firmado entre el gobierno colombiano y las FARC en 2016, trajo consigo diversas implicaciones para la región, incluyendo Ecuador. Si bien este pacto representó un paso importante en la resolución del conflicto armado interno en Colombia, también acarreó ciertas consecuencias en países vecinos como Ecuador, como una creciente preocupación por la inseguridad y la criminalidad. Algunas de las posibles conexiones entre el acuerdo de paz en Colombia y la delincuencia en Ecuador podrían incluir:

  1. Desplazamiento de Grupos Armados. Después de la firma del acuerdo de paz, es posible que algunos grupos armados y excombatientes de las FARC hayan migrado a otras zonas, incluido Ecuador, en búsqueda de nuevas oportunidades económicas o para continuar con actividades ilícitas como el narcotráfico.
  2. Aumento del tráfico de drogas. Ecuador es un país de tránsito significativo para el tráfico de drogas, y la presencia de grupos armados en las zonas fronterizas con Colombia podría impulsar el incremento del tráfico de estupefacientes a través del territorio ecuatoriano.
  3. Influencia en la delincuencia local. La prevalencia de excombatientes y grupos armados podría incidir en la dinámica de la delincuencia local, incluyendo una posible influencia en la formación de pandillas y el incremento de la violencia en ciertas zonas.

Es importante considerar que la relación entre el acuerdo de paz en Colombia y la criminalidad en Ecuador es compleja y multifacética. Si bien esta pudo tener algunas implicaciones en la dinámica de la delincuencia en Ecuador, también es solo uno de varios factores que pueden afectar la seguridad y la estabilidad en el país. Para enfrentar eficazmente las causas de la criminalidad en Ecuador y fomentar la seguridad ciudadana, es necesario un enfoque integral que englobe medidas de seguridad, prevención del delito, fortalecimiento institucional y cooperación regional. No obstante, Ecuador no ha conseguido establecer mecanismos efectivos para reducir la violencia criminal transnacional.

La situación se ha deteriorado de modo muy rápido, principalmente como consecuencia del reacomodo de las mafias de la droga en Colombia. Tras el acuerdo de paz de 2016, disidencias de las FARC y otros grupos de crimen organizado concentraron su actividad en el suroeste colombiano (especialmente en los departamentos de Nariño y Putumayo, que limitan con Ecuador), utilizando como punto de salida de la droga sobre todo el puerto de Tumaco, a pocos kilómetros de la frontera. Enseguida una parte importante del narcotráfico y de la violencia que conlleva se desbordó al vecino país: las rutas buscaron entonces también el puerto ecuatoriano de Esmeraldas, y cuando el volumen de los cargamentos de droga aumentó aún más, la salida principal de la cocaína pasó a ser Guayaquil, cuyo gran comercio marítimo facilita los envíos ilegales hacia Estados Unidos y Europa. Al atravesar Ecuador de norte a sur, el tránsito de la droga ha potenciado la corrupción, el enfrentamiento de bandas –en la calle y en las cárceles– y los homicidios.[11]

Antes de la firma del acuerdo de paz en Colombia, la criminalidad transnacional en la región estaba consolidada. Sin embargo, con dicho convenio, las estructuras delictivas que no se adhirieron a este encontraron en territorio ecuatoriano un refugio para evadir los enfrentamientos con el Ejército de Colombia. La permeabilidad de la frontera funciona como un resguardo para los grupos criminales colombianos en el país vecino.

Las siete acciones del FOS en lo que va de 2018 han impactado a la fuerza pública de Ecuador. Esta ofensiva, que ha dejado policías y militares ecuatorianos heridos y muertos, incluye hostigamientos y ataques con explosivos artesanales y carro bomba, y se ha dado, principalmente, en la provincia de Esmeraldas, en zonas rurales cercanas al río Mataje.[12]

Las disidencias de las FARC ejercen una influencia significativa en la región fronteriza entre Ecuador y Colombia. Estos grupos, compuestos por excombatientes que rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016, participan en actividades ilícitas como el narcotráfico, el contrabando y la extorsión en zonas remotas y de difícil acceso. La presencia de estas facciones de las FARC en la frontera ecuatoriana suscita grandes preocupaciones de seguridad para las autoridades del país, así como para la población local.

Es importante resaltar en este artículo que Ecuador ha implementado medidas para enfrentar la existencia de estas agrupaciones disidentes de las FARC en su territorio. Esto incluye la cooperación con Colombia y otros países vecinos, así como el fortalecimiento de las capacidades de seguridad en áreas fronterizas. Sin embargo, la influencia de estas disidencias sigue siendo una preocupación para la seguridad regional y requiere una respuesta integral y coordinada por parte de los gobiernos y las agencias de seguridad de la zona.

Conclusiones

La crisis de seguridad que vive Ecuador, intensificada en la tercera década del siglo XXI, tiene sus raíces en el crimen transnacional. Grupos delictivos de diversa índole inicialmente convergieron en negocios pequeños y zonas limitadas. No obstante, la capacidad de respuesta del Estado ecuatoriano ha sido superada por el aumento de la criminalidad transnacional. Esta ahora abarca no sólo delitos menores y medianos, sino grandes estrategias criminales que prácticamente ocupan el país. Ciudades como Esmeraldas y Guayaquil, antes zonas pacíficas, han sido tomadas por el crimen transnacional relacionado con el tráfico y la venta de drogas.

El factor migratorio ha intrincado aún más el crimen transnacional en el país del Cono Sur. La criminalidad venezolana que azota toda América, desde los Estados Unidos hasta Argentina, ha extendido sus tentáculos por diversas zonas de la nación. Este tipo de flagelo se ha visto incluso envuelto en crímenes como el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio en 2023, donde ciudadanos colombianos y venezolanos se vieron involucrados.

La firma del acuerdo de paz en Colombia en 2016 y la negativa de varios frentes guerrilleros de las FARC para acogerse a esta desataron una violencia nunca antes vista en Ecuador. Las disidencias de las FARC en Ecuador crearon una geopolítica del crimen que opera en el sur del continente a través del narcotráfico, con Ecuador como columna vertebral de esa geopolítica. La poca experiencia del país en el combate al narcotráfico permitió que este penetrara con toda su fuerza. El trabajo en coalición con Colombia, que tiene décadas de experiencia combatiendo este delito, será fundamental para que Ecuador obtenga resultados positivos en este ámbito.

La economía del narcotráfico es, sin duda, la causa principal de la violencia criminal desbordada y desmedida que vive Ecuador. La cooperación regional será clave para hacer frente al crimen transnacional. Los esfuerzos en la frontera deberán sincronizarse para que el intercambio de información permita obtener resultados significativos contra el narcotráfico y los delitos conexos. La revisión de la estrategia y la evaluación de resultados fortalecerán la capacidad de anticipación a los escenarios futuros del conflicto armado.

Notas finales:

  1. Ibarra, P. A. (2021). Estrategias contra el narcotráfico en Colombia en el marco del acuerdo de paz. Análisis político, (92), 102-110.
  2. Rodríguez, M. T. (2016). Geografía del terrorismo en Colombia: Una visión retrospectiva. Revista de paz y conflictos, (17), 179-198.
  3. Jiménez, B. F. (2004). Violencia estructural. En Enciclopedia de paz y conflictos (pp. 523-530). Granada: Editorial Universidad de Granada.
  4. Riquelme, R. J.-S. (2019). El Crimen Organizado Transnacional (COT) en América del Sur: Respuestas regionales. Revista Estudios Internacionales, (57), 9-33.
  5. Maydeu-Olivares, S. (25 de octubre 2021). Estado de excepción en Ecuador: Crisis de seguridad interna y amenaza regional. Barcelona Centre for International Affairs. https://www.cidob.org/es/publicaciones/serie_de_publicacion/opinion_cidob/2021/estado_de_excepcion_en_ecuador_crisis_de_seguridad_interna_y_amenaza_regional
  6. Rivera, R. -O. (2022). Caracterización del crimen organizado. Fundación Panamericana para el Desarrollo.
  7. Ibíd.
  8. Espinoza, F. de. (2016). Una amenaza silenciosa: el narcotráfico en Ecuador. Polemika. Ecuador.
  9. Rivera-Rhon, R., & Bravo-Grijalva, C. (2020). Crimen organizado y cadenas de valor: el ascenso estratégico del Ecuador en la economía del narcotráfico. URVIO, (28), 8-29.
  10. Global Initiative, O. (2023). Índice Global de Crimen Organizado. Organización Global Iniciativa.
  11. Blasco, E. J. (2023, 14 de abril). Ecuador se desliza hacia el agujero de la violencia y del narcotráfico. Universidad de Navarra. https://www.unav.edu/web/global-affairs/ecuador-se-desliza-hacia-el-agujero-de-la-violencia-y-del-narcotrafico.
  12. Álvarez, V. E. (2018). Trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC. Fundación Ideas para la Paz.

 

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Las ideas contenidas en este análisis son responsabilidad exclusiva del autor, sin que refleje necesariamente el pensamiento del CEEEP ni del Ejército del Perú

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