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Universidad Pontificia de Salamanca

La Alianza Digital Unión Europea-América Latina y el Caribe: La Geopolítica en la Era de la Gobernanza Global Tecnológica

El presente artículo ha sido publicado originalmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre:

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Publicada por el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú.

Este texto fue publicado originalmete en el libro América Latina en la Nueva Geopolítica Global.

Resumen

En este artículo se examina la iniciativa de la Alianza Digital Unión Europea (UE)-América Latina y el Caribe (ALC), la cuál es una respuesta geopolítica por parte de la UE para restablecer las relaciones con los países de ALC y abordar los desafíos que presenta la era digital. Asimismo, se estudia la reconfiguración del tradicional sistema internacional y el sistema de gobernanza global, ambos alterados por el surgimiento de nuevos actores geopolíticos, las Big Tech Companies (BTC). Además, se analizan los diferentes dilemas geopolíticos que enfrentan ambas regiones para posicionarse como actores globales en lugar de observadores globales. Finalmente, se señalan las potenciales áreas de cooperación, destacando la regulación del ciberespacio y la acción exterior de las BTC, para lo cual la Techplomacy puede servir de instrumento de política exterior, defensa y seguridad a fin de crear normas y estándares internacionales en la era de la gobernanza global tecnológica.

Palabras clave: Unión Europea, América Latina y el Caribe, digital alliance, techplomacy, geopolítics, big tech companies, global tech governance.

Nuevos Espacios Territoriales, Nuevos Actores Geopolíticos: El Ciberespacio y las Big Tech Companies

Cuando Halford John Mackinder, en el año 1904, presentó su teoría geopolítica del heartland, defendía la relevancia del estudio al espacio territorial en términos de dominación y ejercicio de poder. Para Mackinder, quien gobierne Europa del Este gobernará el heartland; quien gobierne el heartland gobernará la Isla Mundo, y quien gobierne la Isla Mundo gobernará el mundo. Desde entonces, a lo largo de la historia, imperios y estados nacionales han buscado dominar esta región geográfica de Europa. Sin embargo, en la actualidad, existe una nueva dimensión, no física, denominada ciberespacio, que se ha convertido en el nuevo heartland, con nuevos actores que luchan por dominar y ejercer su poder en ese entorno virtual que integra numerosas tecnologías que permiten el desarrollo de las comunicaciones, facilita el intercambio de información y genera múltiples actividades a través de instrumentos como el Internet, las redes de comunicación, los servidores de datos, los sistemas operativos y software, y la cloud computing, entre otros.

El actual sistema internacional se está reconfigurando. Por un lado, se aprecia una disputa —regional y global— entre las actuales potencias, las potencias emergentes y las potencias históricas que reivindican un lugar en el escenario internacional, basándose en su pasado como potencia regional o hegemónica. Si, hoy por hoy, se hiciera una lista de grandes potencias, sin duda, en un primer grupo destacarían los Estados Unidos (EE. UU.), la República Popular China (RPC) y la Unión Europea (UE), mientras que en un segundo grupo estarían Rusia, India, Japón, Turquía, Irán y Arabia Saudita. Todos estos países tienen aspiraciones no solo de ser potencias hegemónicas regionales, sino también de ser actores globales. Asimismo, entre las potencias que revindican desde una perspectiva histórica un lugar en la arena internacional se encuentran la RPC (el Imperio chino), Irán (el Imperio persa), Turquía (el Imperio otomano) y Japón (el Imperio del Japón).

Cabe señalar que la UE, a su vez, integra entre sus Estados miembros a varios países que en el pasado fueron imperios regionales (a nivel europeo) y otros que fueron imperios globales, porque sus territorios abarcaban varios continentes, como es el caso del Imperio español, el Imperio portugués o el Imperio francés. Otro gran imperio fue el británico, aunque este no ha sido incluido en la lista anterior ya que actualmente no pertenece a la UE. No obstante, forma parte de la esfera de grandes imperios que tuvieron una trascendencia como actores globales en un determinado momento de la historia.

Otro país que revindica su sitio en la arena internacional es Rusia, considerando su pasado histórico como Imperio ruso. Es interesante cómo, a pesar de que el presidente ruso, Vladimir Putin considera que la caída de la Unión Soviética fue la mayor tragedia geopolítica del siglo XX,[1] no toma a la Unión Soviética como ejemplo de un período de éxito como poder hegemónico. En cambio, toma como referencia el imperio de los zares; algo contradictorio, en cuanto el comunismo luchó contra el impero de los zares y buscó eliminar todo vestigio histórico de dicho pasado.

Por tanto, la palabra imperio no debería ser un término peyorativo. De hecho, la historia de la humanidad demuestra que toda construcción de civilizaciones ha estado profundamente influenciada por la formación y el desarrollo de imperios. Etimológicamente, imperio proviene del latín imperium, que significa acción de imperar, es decir de mandar. En consecuencia, el término imperio refiere a aquella organización política que busca mandar sobre otras organizaciones políticas, sean estas ciudades, ciudades-estados, estados-nación o uniones de estados. De hecho, gracias a los imperios existe una marca indeleble en la evolución jurídica, política, económica, social y cultural de las regiones que controlaron, contribuyendo de manera positiva a la construcción y desarrollo de las múltiples civilizaciones existentes a lo largo de la historia de la humanidad.

Cuando se piensa en el sistema internacional, de manera inmediata se piensa en un sistema integrado por estados nacionales. Su propio nombre lo indica, es un sistema inter-nacional, es decir, un sistema entre naciones. Usualmente, existe un consenso académico, al considerar que el inicio de este sistema se originó con la firma de los tratados de paz de Osnabrück y Münster, en el año 1648, los cuales pusieron fin a la Guerra de los Treinta Años en el Sacro Imperio Romano Germánico y a la Guerra de los Ochenta Años entre España y las Provincias Unidas de los Países Bajos. Estos tratados, conocidos también como la Paz de Westfalia, son fundamentales en la historia europea, pero también en la historia de las relaciones internacionales y del orden mundial.

Dado que en dichos tratados se desarrolla el concepto de la soberanía de los Estados, los príncipes alemanes del Sacro Imperio Romano Germánico ganaron el derecho a gobernar sus territorios con mayor autonomía, en cuanto se les reconocía la soberanía como Estados individuales, estableciéndose que ningún poder externo debía intervenir en los asuntos internos de otro Estado. Hecho que representó el origen del concepto moderno de estado-nación. Los tratados, además de buscar la paz, pretendían reconfigurar el orden mundial hasta ese momento establecido, creando un nuevo equilibrio de poderes con el surgimiento de nuevos actores geopolíticos, los estados-nación. El objetivo era establecer un equilibrio de poder para prevenir la hegemonía de una sola nación o coalición de naciones, sentándose las bases para el desarrollo de un derecho internacional, al definir las relaciones entre los Estados basadas en la soberanía y la igualdad jurídica.

El sistema internacional de Westfalia funcionó entre los años 1648 y 1951. Durante este período, los estado-nación fueron los únicos actores en la arena internacional que condujeron políticas de desarrollo para su población. Sin embargo, el año 1951 marcó un nuevo hito en la historia de las relaciones internacionales, al iniciarse un nuevo orden global basado en un mundo de las regiones,[2] dado que ese año, con la firma del Tratado de París, se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Este tratado dio inicio a la integración de los Estados europeos hacia una unión regional, entendiéndose como región a un grupo de países que comparten un proyecto político[3] y que —con este tipo de organización política— buscan transcender al Estado central.[4]

La integración regional europea nació con seis Estados, pero actualmente es una unión regional conformada por 27 países, llamada la UE. No obstante, Europa no fue el único continente que creó organismos de integración y forjó un sistema común de normas e instituciones. De hecho, los Estados americanos fueron los primeros en integrarse, cuando en el año 1889, organizaron la Primera Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington del 2 de octubre de 1889 al 19 de abril de 1890, con el objetivo de adoptar un plan de arbitraje para solucionar de manera pacífica cuestiones que puedan suscitarse entre ellos en el futuro, fomentar el comercio y ampliar los mercados, entre otros. Durante esta conferencia de ámbito continental, se creó la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, que luego pasó a llamarse la Unión Panamericana y que finalmente sería transformada en la Organización de Estados Americanos (OEA). Gracias a este proceso se empezó a desarrollar una red de instituciones y disposiciones que llegaría a conocerse como el sistema interamericano, el más antiguo sistema institucional internacional,[5] anterior incluso al sistema de las Naciones Unidas. En ese sentido, se puede afirmar que los países americanos han contribuido al sistema internacional y al orden mundial, creando dos modelos: la integración regional a escala continental y un modelo de sistema de instituciones internacionales.

Estas dos referencias históricas permiten evidenciar que a ambos lados del Atlántico surgieron nuevos actores políticos llamados organismos regionales o uniones regionales. Sin embargo, el proceso de integración americana tuvo una evolución distinta a la integración europea, al priorizar un método de trabajo intergubernamental y pretender ser un foro de concertación política continental, en lugar de ser un proceso de integración que promueve la cesión de competencias nacionales en favor de la creación y desarrollo de instituciones supranacionales o comunitarias. En cambio, la integración europea permitió la creación de una Alta Autoridad común (la CECA) para organizar la libertad de circulación del carbón y del acero, así como el libre acceso a las fuentes de producción.[6] Poco a poco, los Estados europeos fueron cediendo competencias a dicha autoridad común. La CECA vio ampliada sus competencias mediante los Tratados de Roma del año 1957, que constituyeron la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de la Energía Atómica. Posteriormente, el Tratado de Maastricht marcó una nueva etapa en la integración europea al contemplar como objetivos no solo el ámbito económico, sino también la integración política de los Estados europeos, pasando de una Comunidad Económica Europea a una unión política, que terminó siendo la actual UE.

Las décadas de 1980 y 1990 se caracterizaron por la irrupción de nuevos actores en la arena internacional. Las organizaciones no gubernamentales, asociaciones y fundaciones comenzaron a desarrollar una acción exterior, abriendo sedes en diferentes países para influir en la política y promover intereses y valores comunes, e interrelacionándose tanto con gobiernos a diferentes niveles (local, regional y nacional), como con organismos de integración regional y organismos internacionales. Asimismo, durante dichas décadas, se produjeron avances tecnológicos que terminaron siendo tecnologías disruptivas, afectando el funcionamiento tradicional del orden mundial. Tecnologías disruptivas como el Internet, los navegadores web y el lenguaje HTML transformaron por completo las comunicaciones y permitieron una interconectividad a escala mundial sin precedentes, dando origen a una Cuarta Revolución Industrial,[7] cuya característica es la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas,[8] que impactan en todos los ámbitos de la sociedad (jurídico, económico, comercial, cultural, social y medioambiental).

En términos empresariales se produjo una disrupción en los procesos de diseño, producción, comercialización y comunicación de los bienes y servicios, modificando el comercio internacional y el mercado laboral. Las empresas más grandes del sector tecnológico, conocidas comúnmente como Big Tech Companies (BTC), son aquellas que no solo han creado, sino que también gestionan, dirigen y controlan el ciberespacio. Estas BTC están desempeñando un papel fundamental en el desarrollo e implementación de la llamada Industria 4.0.[9] El concepto Industria 4.0 se refiere a la implementación de la Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la integración de tecnologías digitales avanzadas en los procesos de manufactura y producción. Tecnologías como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, la Big Data y análisis de datos, la robótica, la realidad aumentada y realidad virtual, la impresión 3 D, entre otras, modifican nuevamente el funcionamiento del mercado de trabajo, y alteran los flujos comerciales a nivel mundial.

Las BTC más importantes son principalmente estadounidenses y chinas, entre ellas, Amazon, Google, Microsoft, Apple, Nvidia, Meta, Tesla, Tencent, Alibaba, Xiaomi y Baidu. Para ejemplificar su poder económico, se puede mencionar que el capital de las tres primeras BTC dentro del 10 Top Ranking a nivel mundial (Microsoft, Apple y Nvidia) equivale a 7.771 billones de dólares,[10] mientras que el Producto Nacional Bruto de Alemania y Francia suma un total de 6.681 billones de dólares,[11] evidenciándose que su capacidad y poder económico es superior a la mayoría de los Estados.

Las innovaciones producidas por las BTC en inteligencia artificial, análisis de datos, internet de las cosas, servicios en la nube, son algunas de las tecnologías emergentes que están transformando sectores como la industria, agricultura, construcción o sectores de servicios como la educación, salud, banca, etc. Por otro lado, las empresas que se dedican a las redes sociales, análisis de datos y servicios de seguridad y defensa, se convierten en rivales sistémicos para los gobiernos, quienes ven las ventajas de los servicios de estas BTC, pero también aprecian su poder e influencia en el ciberespacio. A través de las redes sociales, se puede desarrollar no solo campañas de información para promover valores o sensibilizar a la población sobre un tema específico (como la protección de medio ambiente o la defensa de los derechos humanos, entre otros), sino también campañas de desinformación o contrainformación para alterar la vida política de los países (derrocando regímenes legítimamente democráticos o regímenes autoritarios) y modificar la intención de voto de una población frente a unas elecciones, sean de ámbito local, nacional o regional.

De pronto, los gobiernos se encuentran desafiados por nuevos actores económicos que escapan de su control, porque los gobiernos no tienen ni los recursos humanos ni financieros para hacer frente al poder económico y de influencia que poseen las BTC. Estas nuevas empresas intervienen no solo en la vida económica, comercial, política y cultural de los Estados, sino también en los asuntos de la gobernanza global, como son la economía y el comercio internacional, la defensa, la seguridad y la paz internacional. Por lo tanto, las BTC son de facto nuevos actores en el escenario internacional.

Los acontecimientos antes descritos han reconfigurado el tradicional sistema internacional, ya que —actualmente— los grandes asuntos globales no son tratados exclusivamente por los Estados, como tampoco lo son las políticas de desarrollo. En consecuencia, se asiste a una gobernanza global donde participan múltiples actores a múltiples niveles: Estados, organismos de integración regional (como la UE), organismos internacionales, instituciones que ejercen una acción exterior y participan en la vida política de los países (organizaciones no gubernamentales, asociaciones y fundaciones de ámbito global), y las BTC.

Si bien es cierto que las principales BTC son iniciativas privadas, muchas de ellas en sus inicios recibieron ayudas gubernamentales, y las que no recibieron subvenciones ahora tienen contratos con gobiernos; es decir, existe una relación entre las BTC y los gobiernos. Sin embargo, lo que no queda claro, es cuál de ellos tiene el poder en dicha relación, quién sirve a quién, y lo más importante, quién ejerce el poder geopolítico en el mundo de hoy. En ese sentido, se podría afirmar que la actual gobernanza global es prioritariamente tecnológica y quienes ejercen el poder son las BTC, considerándoseles los nuevos imperios, que han creado su propio heartland, llamado ciberespacio.

La UE no posee BTC, pero a través de la creación de normas ejerce un rol de actor regulador, lo cual hace que pueda convertirse en un actor global dentro de la gobernanza tecnológica. No obstante, la gobernanza global, al igual que la gobernanza tecnológica, requiere de socios estratégicos que permitan promover ideas, fortalecer posiciones y ejercer influencia en los foros y cumbres internacionales donde se toman las decisiones de los asuntos globales. Es ahí donde vuelve a jugar un rol importante una asociación estratégica entre los países de la UE y América Latina y el Caribe (ALC), considerando que en el año 2009 la Comisión Europea —en un documento oficial— calificó la asociación estratégica entre la UE-ALC como una asociación de actores globales.[12] No hay que olvidar que las relaciones interregionales entre europeos y latinoamericanos nacen en la década de 1960, justamente para coordinar posiciones conjuntas en la Primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, celebrada en Ginebra en el año1964.

Desde aquella Conferencia han pasado 60 años de relaciones interregionales UE-ALC. Cabría destacar que entre los mayores logros de esta asociación estratégica birregional destaca la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que fue adoptado por 196 partes en diciembre de 2015, pero que para finales del año 2016 solo había sido ratificado por 97 países, de los cuales 60 eran países europeos, latinoamericanos y caribeños. Hoy, más que nunca, se hace necesario que esos países impulsen, en el marco de las Naciones Unidas, la convocatoria a una conferencia mundial para crear un tratado vinculante que regule el ciberespacio y la acción exterior de las BTC. En este sentido, la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) pueden impulsar un nuevo interregionalismo, un interregionalismo 4.0 para una gobernanza global tecnológica 4.0.

EU-LAC Digital Alliance y los Dilemas Geopolíticos

En la actualidad, las relaciones entre los países europeos, latinoamericanos y caribeños se realizan dentro del marco de las Cumbres UE-Celac, las cuales representan una extensión de las cumbres UE-ALC, que se celebraban desde el año 1999. En el año 2010, en la cumbre celebrada en México, 33 países de ALC decidieron fusionar el Grupo de Rio y las Cumbres de ALC sobre Desarrollo y Cooperación en un solo foro, creando la Celac, estableciéndola como contraparte oficial para relacionarse con la UE y desarrollar un interregionalismo euro-latinoamericano y caribeño.

La Primera Cumbre UE-Celac se celebró en Santiago de Chile en el año 2013, y la Segunda en Bruselas, en el año 2015; desde entonces, las cumbres se suspendieron hasta julio de 2023, en que se celebró la Tercera Cumbre UE-Celac en Bruselas. El motivo de la suspensión de las cumbres fue la crisis política de Venezuela del año 2015, la cual generó una división entre los propios miembros de la Celac, interrumpiendo sus propias cumbres y ocasionando la suspensión de las cumbres birregionales UE-Celac. El restablecimiento de las relaciones entre la UE y Venezuela se enmarca en la Nueva Agenda para las Relaciones entre la UE-ALC, concretada en las conclusiones de la Cumbre UE-Celac del año 2023. La UE aboga por encontrar una solución pacífica, democrática e inclusiva, liderada por los venezolanos, para poner fin al estancamiento político de los últimos años.[13] Ahora bien, mientras se escribe este artículo, el 28 de julio de 2024 se han celebrado las elecciones generales en Venezuela, en las cuales tanto el partido de gobierno como la oposición se dicen ganadores de las elecciones. Sin duda, este hecho puede agravar la crisis política en Venezuela, volver a dividir a los países de ALC, y estancar los avances que se habían producido por restablecer las relaciones entre la UE y Venezuela. Al día siguiente de las elecciones, un grupo de países integrados por Paraguay, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay solicitaban una reunión de urgencia de la OEA para abordar la situación sobre las elecciones en Venezuela.[14]

En octubre de 2022, bajo la Presidencia pro tempore de la Celac, en Argentina se celebró una reunión a nivel ministerial UE-Celac con el objetivo de restablecer el sistema de Cumbres UE-Celac, suspendido en el año 2015. En esta reunión se estableció la hoja de ruta birregional UE-Celac 2022-2023 denominada Renovación de la asociación birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible,[15] de la cual se destacan cuatro etapas. La primera incluye el Segundo Evento de Alto Nivel D4D (Digital for Development) Hub in Action para la Cooperación Digital UE-ALC, en diciembre de 2022, bajo la presidencia checa de la UE, introduciendo dos temas en la agenda birregional: (1) La creación de un centro de digitalización inclusivo sobre el ser humano con el apoyo de las tecnologías digitales, y (2) La creación de un paquete de inversión digital de puerta de enlace global para ALC. La segunda y tercera etapa involucran el lanzamiento de la alianza digital y el primer diálogo de alto nivel sobre políticas digitales en el año 2023, durante la presidencia sueca de la UE. Finalmente, la cuarta etapa comprende el restablecimiento de las Cumbres UE-Celac en julio de 2023, bajo la Presidencia española de la UE.

Ahora bien, para maximizar el potencial de la alianza digital, ambas regiones tendrán que superar los siguientes dilemas geopolíticos, planteados en forma de pregunta:

¿Cómo desarrollarán sus relaciones los países de la UE y la Celac frente a la disputa comercial entre EE. UU. y la RPC?

Dado que los dos países son los principales socios comerciales de la UE y de los países de ALC, la disputa comercial entre EE. UU. y la RPC no solo es económica-financiera, sino principalmente geopolítica.[16] Los estadounidenses ven desafiado su liderazgo en el orden mundial con la acción exterior del gobierno chino. Asimismo, dentro del contexto de la era de las BTC y las tecnologías disruptivas, dicha disputa redefine conceptos como soberanía y nacionalismo. Actualmente, se habla sobre la importancia de tener y defender una soberanía tecnológica para reducir la dependencia de tecnologías extranjeras. En el caso del nacionalismo tecnológico, este se define como las estrategias y políticas que implementa un gobierno para fomentar el desarrollo de tecnologías nacionales. Por tanto, es probable que tanto los Estados miembros de la UE como los Estados parte de la Celac quieran implementar políticas que fomenten un nacionalismo tecnológico, buscando desarrollar y proteger su soberanía tecnológica.

¿Cuáles serán las prioridades geopolíticas que adoptará la nueva administración del gobierno estadounidense tras las elecciones de noviembre de 2024?

Depende de cuál de los partidos gane las elecciones: demócratas o republicanos. En principio, según los discursos de los candidatos, se espera que con los demócratas continúe el apoyo estadounidense a Ucrania e Israel. Sin embargo, independientemente del resultado de estos conflictos, ambos afectan más directamente a la política exterior de la UE que a los EE. UU.

Para los países de ALC, el regreso del presidente Trump puede suponer una incertidumbre entre las democracias occidentales. El enfrentamiento con la RPC podría ser aún mayor con el candidato republicano, hecho que obligará a la UE y a los países de ALC a posicionarse, lo que probablemente alteraría las prioridades en materia de política exterior, seguridad y defensa para ambas regiones. Por ello, la UE necesita socios afines fiables, como los países de ALC, con los que pueda abordar los retos geopolíticos, fomentar el multilateralismo y defender la democracia y el Estado de Derecho.[17]

¿Cuál será el futuro de la OTAN?

La guerra entre Rusia y Ucrania evidenció la falta de autonomía estratégica, militar y de defensa y seguridad que posee la UE. Por tanto, la UE deberá de avanzar en sus planes de desarrollar una defensa europea y una industria de defensa, porque solo así tendrá la capacidad de actuar de manera independiente.

La OTAN contempla dentro de sus tipos de membresías a los llamados socios globales. Dentro de esta categoría están países como Australia, Irak, Japón, Corea del Sur, Mongolia, Nueva Zelanda y Pakistán. En ALC, Colombia es denominado socio de la OTAN y, si bien Brasil y Argentina cuentan con otra denominación, esta solo se atribuye a EE. UU. que los cataloga como aliados principales extra-OTAN. Sin embargo, cabe señalar que el 18 de abril de 2024, Argentina solicitó ser socio global de la OTAN. La diferencia entre ser socio global y miembro OTAN es la participación en operativos militares. El país miembro está obligado a ser parte de las operaciones militares ante una posible crisis global, mientras que el socio global no tiene dicha obligación.

La inclusión a la OTAN de dos nuevos miembros, Suecia y Finlandia, que a su vez son Estados miembros de la UE es, sin duda, un acontecimiento que no solo afectará la vida política de la UE, sino también que obligará a repensar cuál será el nuevo rol global de la alianza. Por lo pronto, la incorporación de estos dos países a la OTAN representará grandes cambios en los siguientes frentes:

– Innovación y relaciones exteriores de la UE: Los niveles de innovación por parte del conjunto de los países nórdicos hacen que sus intereses y relaciones con terceros países sean distintas a las que aspiran Estados miembros de la UE del centro o sur de Europa, lo que podría generar un cambio de agenda por parte de la UE con respecto a las prioridades de política exterior, seguridad y defensa.

– Seguridad y defensa: La guerra entre Rusia y Ucrania afecta principalmente a los europeos más que a los estadounidenses, dado que se desarrolla en territorio europeo. Por tanto, la perspectiva de Washington no es la misma que la de Bruselas. Incluso una vez acabada la guerra, los europeos tendrán que definir cómo restablecerán las relaciones con Rusia. Dado que este es un país vecino, no puede vivir eternamente sancionado y, en algún momento, la UE tendrá que restablecer las relaciones políticas, económicas, comerciales y financieras con él. Aunque, sin duda, la invasión de Rusia a Ucrania ha generado tal desconfianza en el seno de la UE que será difícil volver a establecer lazos de buena vecindad.

– La nueva ruta marítima del Ártico podría suponer un cambio en el comercio internacional. Los puertos chinos y rusos jugarán un rol importante en esta nueva ruta, pero antes habrá que definir bien las rutas dentro del Consejo Ártico, donde los países nórdicos tienen un gran peso, lo que llevaría, probablemente, a tensiones entre los países nórdicos y Rusia o, quizás, al punto de inflexión que se requiere en las relaciones con Rusia.

– Reconfiguración en la toma de decisiones dentro de la UE. Con los hechos antes descritos, Suecia y Finlandia tendrán más peso político dentro de la UE, y es probable que Dinamarca se sume a los países bálticos, que llevan años definiéndose como nórdicos, lo que haría que los países del Norte de Europa obtengan más peso dentro de la UE y busquen ejercer mayor influencia en la toma de decisiones dentro del futuro geopolítico de la UE.

¿Cuáles son los efectos del impacto del Brexit para la UE?

Las repercusiones del Brexit aún no se han calculado, ni se ha dimensionado el impacto económico y social que ha provocado la salida del Reino Unido en la UE, y que merma su crecimiento económico, como tampoco se ha evaluado la pérdida del poder defensivo y militar que aportaba el Reino Unido para el conjunto de la UE. La celeridad del mundo actual hizo que del Brexit se pasase a la COVID-19, luego a la invasión rusa en Ucrania y, posteriormente, al conflicto entre Israel y Hamas, incluyendo sus implicaciones en la región. Por ello, la UE necesita dejar de ser un actor reactivo para ser proactivo, pero con un pensamiento estratégico propio.

Asimismo, el aumento del gasto en armamento podría repercutir en los gastos de los gobiernos europeos, que dispondrán de menos fondos de recuperación para sus economías. En febrero de 2024, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la UE presentaría prontamente una estrategia para la industria de defensa europea, diseñada para fortalecer la producción militar y el suministro de armas.[18]

¿Cuáles serán los efectos de los cambios en seis gobiernos latinoamericanos y caribeños?

Durante el año 2024, se celebrarán en ALC elecciones presidenciales en El Salvador, Panamá, República Dominicana, México, Uruguay y Venezuela,[19] lo que —sin duda— tendrá repercusiones en las relaciones UE-Celac.

¿One Belt, One Road o Global Gateway?

Actualmente, en términos geopolíticos existen dos importantes iniciativas de ámbito interregional. Por una parte, la iniciativa china de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, también conocida como One Belt, One Road, la cual va más allá de una mera estrategia de desarrollo global de infraestructura para facilitar el comercio y conectar a la RPC con el resto Asia, Europa, África y las Américas (principalmente ALC). Se estima que, dentro del marco de esta iniciativa, la RPC ha invertido en 200 acuerdos de cooperación con más de 150 países (de los 193 países existentes según Naciones Unidas) y 30 organizaciones internacionales para desarrollar proyectos de desarrollo en infraestructura física (vías férreas, carreteras, puertos e incluso satélites).[20]

En el año 2023, el presidente chino, Xi Jinping, en el marco del décimo aniversario del lanzamiento de la iniciativa One Belt, One Road, mencionaba que cubriendo la tierra, el océano, el cielo e internet, esta red ha impulsado el flujo de bienes, capital, tecnologías y recursos humanos entre los países implicados y destacaba que la estrategia tiene sus raíces en la larga historia de la RPC de facilitar el comercio a través de las antiguas rutas de la seda que conectaban Asia, Oriente Medio y Europa.[21]

Por otra parte, la UE lanzó su propia iniciativa llamada Global Gateway, cuyo objetivo es movilizar hasta 300 mil millones de euros en inversiones hasta el año 2027 para impulsar la infraestructura global y buscar fortalecer las conexiones entre Europa y el resto del mundo. La iniciativa europea es una respuesta geopolítica a la iniciativa china, pretendiendo revertir la posición que tiene la RPC en los diferentes países en los que existe un proyecto relacionado con la One Belt, One Road. Mientras los chinos se centran en regiones como Asia, Europa, África y América Latina, la UE se focaliza principalmente en África, ALC, el Indo-Pacífico y los Balcanes Occidentales.

Lo cierto es que ambas iniciativas rivalizan no solo en términos económicos y comerciales, sino también en el tipo de modelo de cooperación internacional futuro. Los chinos implementan un modelo de cooperación bilateral, mientras que la UE utiliza una cooperación multilateral, buscando involucrar a las instituciones gubernamentales, el sector privado y los socios internacionales. Adicionalmente, el gobierno chino ha sido criticado por la falta de transparencia con respecto a los acuerdos firmados con los países, la falta de compromiso con el medio ambiente y el desarrollo sostenible, así como la falta de respeto a los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho. Además, existe una creciente deuda producida por el incumplimiento de pagos por parte de algunos países que no han podido honrar los préstamos otorgados por la RPC, lo que les ha generado una dependencia aún mayor con el gigante asiático. En cambio, la UE sigue apostado por programas de inversión que respeten las normas internacionales, la sostenibilidad y la transparencia.

Si se tuviera que mencionar cuál es la principal ventaja de la iniciativa china frente a la europea, sin duda, sería el nivel de inversiones que la RPC ha hecho y está dispuesta a hacer. Si la UE quiere competir, tendrá que multiplicar su nivel de inversiones; de lo contrario, su Global Gateway no alcanzará el objetivo propuesto.

Cuadro. Tabla comparativa de iniciativas de la UE y de la RPC

Global Gateway One Belt, One Road
Objetivos:

  • Sostenibilidad: Promover proyectos sostenibles desde la perspectiva medioambiental, económico y social.
  • Digitalización: Mejorar la conectividad digital a través de la infraestructura digital.
  • Transición verde: Apoyar la transición hacia energías renovables y sostenibles.
  • Salud y educación: Invertir en sistemas de salud y educación.
  • Resiliencia: Principalmente en infraestructura y cadenas de suministro.
Objetivos:

  • Infraestructura: Construir y mejorar la infraestructura de transporte (puertos, carreteras, ferrocarriles, y aeropuertos).
  • Comercio: Promover y facilitar el comercio entre la RPC y los países participantes.
  • Conectividad: Promover la conectividad entre Asia, Europa y África.
  • Cooperación financiera: Fomentar la cooperación financiera y el uso del yuan en el comercio internacional.
Estrategia:

  • Transparencia y sostenibilidad.
  • Promover normas y estándares internacionales.
  • Colaborar con el sector privado.
Estrategia:

  • Acuerdos bilaterales para proyectos específicos entre la RPC y los países participantes de la iniciativa.
  • Priorizar la financiación de proyectos de infraestructura.
Financiación:

  • Presupuesto de la UE, instituciones financieras europeas y sector privado.
  • Se espera una inversión de 300 mil millones de euros hasta el año 2027.
Financiación:

  • Financiación de bancos estatales chinos y fondos soberanos.
  • Se estima una inversión de 1 billón de dólares estadounidenses.

Fuente: Documentos de Global Gateway y One Belt, One Road. Elaboración propia.

¿Cuál será la posición de los países de ALC respecto al alineamiento que se está dando el llamado Sur Globa?

Hoy por hoy, la RPC y Rusia apuestan por fortalecer el Sur Global. Al mismo tiempo, se aprecia una disputa entre México, Brasil y Argentina por ser los líderes regionales respecto al Sur Global. Los tres países tendrán que equilibrar sus intereses y definir sus socios, aliados y socios estratégicos con el fin de no perder espacio ni peso en la arena internacional. En ese contexto, si los países de ALC aspiran a ser parte del Sur Global (concepto que se refiere a una categoría geopolítica que engloba a los países en desarrollo de África, Asia, Oceanía y ALC), estarían aceptando ser observadores globales, más que actores globales. Es decir, estarían aceptando ser receptores de modelos económicos y políticos, consumidores de otros países productores y meros observadores en las tomas de decisiones de los grandes asuntos de la gobernanza global.

Habría que recordar que dicho concepto comenzó a utilizarse durante las décadas de 1980 y 1990 como una alternativa para evitar las connotaciones negativas al concepto Tercer Mundo, el cual pertenecía a una categorización de países que incluían tres tipos: países del primer mundo (países capitalistas liderados por EE. UU.), países del segundo mundo (países comunistas liderados por la Unión Soviética) y el tercer mundo (países no alineados con ninguna de las potencias).

En este contexto global, complejo y dinámico, la Alianza Digital UE-ALC es una iniciativa que busca fortalecer la cooperación en asuntos concernientes a la era digital entre ambas regiones. Esta alianza birregional tiene como objetivo promover la transformación digital sostenible e inclusiva, mejorar la conectividad y fomentar la innovación y el desarrollo tecnológico, optimizando —por ejemplo —la conectividad y el acceso a Internet. Asimismo, la Alianza Digital UE-ALC pretende no solo fomentar la digitalización de las pequeñas y medianas empresas para mejorar su competitividad y acceso a mercados globales, sino también implementar programas de capacitación y educación para mejorar las habilidades digitales de la población, así como facilitar la colaboración entre startups, centros de investigación y empresas tecnológicas de ambas regiones, entre otros.

La alianza birregional también aspira a: (1) desarrollar marcos legales para proteger la privacidad y los datos personales de los ciudadanos, (2) implementar medidas de ciberseguridad para proteger infraestructuras críticas y sistemas digitales, y (3) promover una gobernanza digital inclusiva y transparente que respete los derechos humanos y las libertades fundamentales. Sin embargo, el ciberespacio y la acción exterior de las BTC solo se pueden regular creando normas a nivel global. En ese sentido, la alianza digital birregional UE-LAC puede impulsar un nuevo interregionalismo 4.0 para una Gobernanza 4.0.[22]

Conclusiones

El 19 de julio de 2024 se produjo un apagón informático que mostró la debilidad y vulnerabilidad en la que se encuentran los países, cuyos gobiernos poco o nada pueden hacer ante la vigente era digital, liderada por las BTC. Un problema causado por el antivirus Falcon CrowdStrike afectó solo al 1 % de los usuarios de Windows (8,5 millones de usuarios); no obstante, eso bastó para sembrar el caos en aeropuertos de todo el mundo, cancelándose un promedio de 5.000 vuelos.[23]

La era digital ofrece oportunidades, pero también representa desafíos que afectan tanto a las personas como a las organizaciones y los gobiernos. La privacidad y protección de datos, la ciberseguridad y los derechos fundamentales se ven afectados directamente por el proceso de la digitalización de la economía. Por ende, la era digital requiere de un enfoque multifacético y colaborativo que asegure un desarrollo tecnológico equitativo, seguro y sostenible.

La historia demuestra que la cooperación internacional científica es una manera positiva de construir puentes entre países y contribuir a la integración regional.[24] La respuesta pasa por repensar el interregionalismo UE-Celac en la era digital, a través del desarrollo e implementación de una Techplomacy como un instrumento de política exterior para una Global Tech Governance.[25] La Techdiplomacy fue una iniciativa presentada por el gobierno danés en el año 2017, en el marco de su estrategia de política exterior y de seguridad, la cual contemplaba tres nuevos conceptos dentro de la historia de las relaciones internacionales: Techplomacy, Tech Ambassadors & Tech Embassies. En ese sentido, la Techplomacy consiste en desarrollar una política exterior focalizada en las BTC, hecho que evidencia el peso geopolítico que poseen estas empresas en el sistema internacional, y cómo su acción exterior afecta a la toma de decisiones de los asuntos de la agenda de la gobernanza global.

Con esta estrategia, Dinamarca se convirtió en el primer país del mundo en elevar la tecnología y la digitalización a una prioridad transversal de política exterior y de seguridad. Al respecto, en el año 2017, Jeppe Kofod, ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, señaló: “Hemos sido demasiado ingenuos durante mucho tiempo sobre la revolución tecnológica. Necesitamos asegurarnos de que los gobiernos democráticos establezcan los límites para la industria tecnológica, y no al revés. Ahí es donde entra en juego la iniciativa danesa Techplomacy”.[26]

Si antes se hablaba de que la brecha social se producía porque sectores de la sociedad no podían acceder a una educación de calidad que le permitiera acceder al mercado laboral, se debería tener en cuenta que, si no se hace una transición digital priorizando la educación, entonces la brecha social se verá agudizada por la brecha digital entre las personas, lo que se traducirá en un incremento de la desigualdad social.

Ante la era de las BTC, como nuevos actores geopolíticos, los gobiernos deben analizar cómo resolver los siguientes grandes desafíos:

– El contexto jurídico: Se hace necesario regular la recolección y control de los datos de usuarios, así como equilibrar la competencia en el sector tecnológico. El control de los datos abre un debate sobre una nueva forma de soberanía, la soberanía digital. Desde el año 1995, la UE comenzó a trabajar en esta área, primero con la creación de la Directiva de protección de datos y luego —en el año 2016— con el reglamento llamado General Data Protección Regulación,[27] el cual definía los derechos fundamentales de los individuos en la era digital, las obligaciones de quienes tratan los datos, los métodos para garantizar el cumplimiento, y las sanciones para quienes incumplan las normas.

– Las amenazas cibernéticas: Las BTC son actualmente uno de los principales actores en el campo de la ciberseguridad, y —por tanto— su infraestructura y acción puede ser considerada crítica para la seguridad nacional de los países.

– El ciberespionaje: Los Estados y actores no estatales pueden realizar espionaje a través del uso de plataformas tecnológicas.

– Las prácticas anticompetitivas y monopolísticas: Las BTC han enfrentado acusaciones de prácticas monopolísticas, lo que ha llevado a denuncias y multas por parte de reguladores, principalmente de EE. UU. y la UE, por uso dominante en determinados mercados. Por ello, equilibrar la competencia justa con la innovación tecnológica es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los gobiernos.

– Las BTC y su influencia en la vida política: Existen empresas, grupos de poder e, incluso, gobiernos, que —se sospecha— utilizan plataformas para realizar campañas de información, desinformación y contrainformación. Las campañas de desinformación pueden manipular la opinión pública e influir en los procesos electorales y, por tanto, alterar el sistema político de un país. Estas campañas pueden ayudar a derrocar regímenes antidemocráticos, dictatoriales, pero también a gobiernos elegidos libre y democráticamente.

– La desigualdad digital: La falta de acceso a la tecnología y a la conectividad puede crear países de primera y segunda clase. Si antes se hablaba en términos económicos de países desarrollados y de países en vías de desarrollo, es probable que se tengan las mismas definiciones, pero —esta vez— tomando en consideración sus niveles de desarrollo tecnológico y su acceso a la conectividad a Internet, lo que podría generar nuevas categorías de países (países avanzados tecnológicamente, países en vías de desarrollo tecnológico y países con subdesarrollo tecnológico).

Cada uno de estos desafíos son válidos tanto para los países de la UE como para los de ALC. Ambas regiones pueden establecer dicha alianza digital y —sobre la base de ella— buscar ser actores globales, en lugar de ser observadores globales en la nueva era de la gobernanza global tecnológica, donde los nuevos líderes mundiales y actores geopolíticos son las BTC (nuevos imperios con su propio heartland). En consecuencia, si los gobiernos desean ser actores en esta nueva era geo-tech-política, tendrán que buscar conquistar el nuevo heartland, el ciberespacio, porque quién controle el ciberespacio controlará el mundo.

Sobre el autor:

Mario Torres Jarrín – Universidad Pontificia de Salamanca / Instituto Español de Estudios Estratégicos

El doctor Torres es director del Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos de la Universidad Pontificia de Salamanca (España). Previamente fue profesor e investigador asociado en la Facultad de Negocios, Economía y Derecho de la Friedrich Alexander University Erlangen-Nuremberg (Alemania) y en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Estocolmo, así como director del European Institute of International Studies (Suecia). Ha sido profesor visitante en el Copenhagen Business School (Dinamarca), University of Bergen y University of Oslo (Noruega), University Institute of Lisbon (Portugal), National University of Political Studies and Public Administration (Romania), Universidad de Salamanca (España), University of Economics and Anglo-American University (República Checa), así como en diferentes academias diplomáticas de Europa, Asia y América. Asimismo, es miembro en varios comités científicos internacionales, en el marco de Naciones Unidas, G20 y Unión Europea, así como miembro en los consejos académicos del Foro Académico Unión Europea-América Latina y el Caribe, Center for Latin American Studies (República Checa), Latin American Center of European Union Studies at Federal University of Santa Catarina (Brasil) y del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica Argentina (Argentina). Sus investigaciones han sido publicadas en Suecia, Alemania, Estados Unidos, Brasil, España, Bélgica, Perú, México, Chile, Francia, Suiza, Italia, Arabia Saudita e India.

Notas Finales:

  1. Swi. “Putin vuelve a calificar de tragedia la disolución de la URSS”. Swissinfo, 12 de diciembre de 2021. https://www.swissinfo.ch/spa/putin-vuelve-a-calificar-de-tragedia-la-disoluci%C3%B3n-de-la-urss/47185640
  2. Katzenstein, P.J. A World of Regions: Asia and Europe in the American Imperium. Cornell University Press, Ithaca, 2005: 21.
  3. Hettne, B., Inotai, A. and Sunkel, O. Globalism and the New Regionalism. Palgrave Macmillan, New York, 2002: 1. https://link.springer.com/book/10.1007/978-1-349-27268-6
  4. Hettne, B. and Söderbaum: ”Theorising the Rise of Regionness” in Breslin, S., Hughes, C., Philillips, N. and Rosamond, B. New Regionalism in the Global Political Economy. Routledge, New York, 2002: 37 y 38. Ver también: Söderbaum, F. The Political Economy of Regionalism. The Case of Southern Africa. Palgrave Macmilan, Hampshire, 2004.
  5. Organización de Estados Americanos. “Acerca sobre la OEA. Quiénes somos”.https://www.oas.org/es/acerca/quienes_somos.asp
  6. Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, firmado en París, el 18 de abril de 1951, entró en vigor el 23 de julio de 1952.https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=legissum:xy0022
  7. Schawb, Klaus. The Fourth Industrial Revolution. What it means and how to respond. Foreign Affairs, diciembre 2015, New York: Council on Foreign Relations.
  8. Schawb, Klaus. The Fourth Industrial Revolution. Geneva: Worl Economic Forum.
  9. El origen del concepto “Industria 4.0” fue utilizado por primera vez en la feria industrial de Hannover Messe en 2011, y en 2013 el gobierno alemán elaboraría en base a dicho concepto un documento estratégico llamado “Plattform Industrie 4.0”, el cual fue creado bajo el modelo de innovación llamado “Triple Hélice”, el cual consiste en la interacción y colaboración entre tres sectores: industrial, gobierno y academia.
  10. Portal estadísticas de datos. “Leading tech companies worldwide 2024 by market capitalization”. Statista, 5 de junio de 2024. https://www.statista.com/statistics/1350976/leading-tech-companies-worldwide-by-market-cap/
  11. Eurostat. “Gross domestic product (GDP)”. Eurostat, 9 de agosto de 2023. https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Glossary:Gross_domestic_product_(GDP)
  12. Comisión de las Comunidades Europeas. “La Unión Europea y América Latina: Una asociación estratégica de actores globales”. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo, Bruselas, 30 de septiembre de 2009. COM (2009) 495 final.https://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2009:0495:FIN:ES:PDF
  13. Unión Europea. “Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea: Delegación de la Unión Europea en Venezuela”. Relaciones con la UE. La Unión Europea y Venezuela, 15 de marzo de 2024. https://www.eeas.europa.eu/venezuela/union-europea-y-venezuela_es?s=195
  14. El Mundo. “Resultado de las elecciones en Venezuela 2024. Nueves países piden una reunión urgente de la OEA y al ‘revisión completa’ de los resultados”. El Mundo, 29 de julio de 2024.https://www.elmundo.es/internacional/2024/07/29/66a74c8e41c6010024f5cad5-directo.html
  15. European External Action Service. “CELAC-EU Bi-regional Roadmap 2022-2023. Renewing the bi-regional partnership to strengthen peace and sustainable development”. European External Action Service, 27 de octubre de 2022. https://www.eeas.europa.eu/eeas/celac-eu-bi-regional-roadmap-2022-2023_en
  16. Golub, P. “Entre Estados Unidos y China, una guerra más geopolítica que comercial”. Le Monde Diplomatique, octubre 2019.https://mondiplo.com/entre-estados-unidos-y-china-una-guerra-mas
  17. Parlamento Europeo. “European Parliament. Latin America outlook: Issues to watch in 2024”. Europarl, febrero 2024.https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2024/759591/EPRS_BRI(2024)759591_EN.pdf
  18. Ibid.
  19. Malamud, C. y Núñez Castellano, R. “Elecciones en América Latina (2024): ¿fin del voto de castigo al oficialismo? ARI 6/2024, Real Instituto Elcano – Madrid, 17 de enero de 2024.https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2024/01/ari6-2024-malamud-nunez-elecciones-en-america-latina-2024-fin-del-voto-de-castigo-al-oficialismo.pdf
  20. Portal de la Franja y la Ruta: https://esp.yidaiyilu.gov.cn/ydylzt.htm
  21. Feingold, Spencer. “La iniciativa de la Franja y la Ruta de China que cumplió 10 años. Esto es lo que hay que saber”. World Economic Forum, 22 enero de 2024.https://es.weforum.org/agenda/2024/01/la-iniciativa-china-de-la-franja-y-la-ruta-cumple-10-anos-esto-es-lo-que-hay-que-saber/
  22. Torres Jarrín, M.: “Techplomacy. El interregionalismo de la Unión Europea-América Latina y el Caribe en la era digital: Un interregionalismo 4.0 para una goberanza 4.0”, en Paulina Astroza y Beatriz Larrain Martinez Relaciones entre la Unión Europea y América Latina: Escenarios futuros en un mundo de cambios. Valencia: Tirant Lo Blanch,75-99.
  23. Pascual, Manuel G. “El mundo en manos de cuatro gigantes tecnológicos”. El País, 27 de julio de 2024. https://elpais.com/tecnologia/2024-07-27/el-mundo-en-manos-de-cuatro-gigantes-tecnologicos.html
  24. Torres Jarrín, M. & Riordan, S. Science Diplomacy, Cyberdiplomacy and Techplomacy in EU-LAC relations, Switzerland: Springer. 2023: 117.
  25. Torres Jarrín, M. Rethinking EU-CELAC Interregionalism in the Digital World: Techplomacy as a Foreign Policy Instrument for Global Tech nGovernance, in Gardini, G.L. The redefinition of the EU presence in Latin America and the Caribbean, Peter Lang, Berlin, 2023: 199-213.
  26. Office of the Tech Ambassador of Denmark: https://techamb.um.dk/
  27. Diario Oficial de la Unión Europea: Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo del 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (Reglamento general de protección de datos). https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2016/679/oj

 

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