Este artículo ha sido publicado inicialmente en la Revista Seguridad y Poder Terrestre
Vol. 3 No. 3 (2024): julio a septiembre
https://doi.org/10.56221/spt.v3i3.55
Resumén
La posible creación de una alianza/coalición geopolítica conformada por la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán es interpretada por analistas y políticos como una maniobra estratégica destinada a contrarrestar la dominación global de Occidente y, en particular, desafiar la hegemonía de Estados Unidos. Conocida comúnmente como el eje Beijing-Moscú-Teherán, esta coalición simboliza la convergencia de intereses entre estos países para fortalecer la colaboración económica, política y militar. Las agencias de defensa y expertos militares de la OTAN han reconocido el potencial disruptivo de esta unión, especialmente en términos de sus capacidades militares y las implicancias que podría tener en situaciones de conflicto. El acercamiento y la cooperación intensificada entre China, Rusia e Irán han provocado alarma en Washington y cierta inquietud entre los aliados de la OTAN, reconociendo la necesidad de prestar atención a cómo este bloque podría alterar el statu quo internacional y desafiar intereses estratégicos occidentales.
Palabras claves: relaciones internacionales, coalición, geopolítica, cooperación y seguridad internacional.
Introducción
La posible formación de una alianza/coalición geopolítica entre la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán ha sido considerada por analistas y políticos como un esfuerzo conjunto para desafiar la preeminencia global de Occidente, especialmente la influencia de los Estados Unidos y sus aliados. Esta alianza/coalición, a menudo referida como el eje Beijing-Moscú-Teherán, refleja el interés de estos países en colaborar en diversas áreas, incluyendo la cooperación económica, política y militar.
En términos demográficos y geográficos, los tres países representan un área combinada de aproximadamente 29 millones de kilómetros cuadrados y abarcan una población cercana a los 1.500 millones de habitantes, ofreciendo un amplio rango de recursos y capacidades estratégicas. La demografía puede fluctuar, pero estas cifras dan una idea del significativo tamaño de la población involucrada.
Desde el punto de vista económico, la colaboración entre China, Rusia e Irán sugiere un potencial significativo. Aunque el PIB combinado de estos países pueda constituir alrededor del 22% del PIB global, este cálculo está sujeto a variaciones debido a factores económicos dinámicos, incluyendo tasas de cambio, crecimiento económico y la fluctuación de precios de materias primas, especialmente energéticos y minerales, que son recursos claves para estas economías.
Militarmente, el eje se destaca por incluir a dos potencias nucleares, China y Rusia, que no solo son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con el poder de veto, sino que también poseen avanzados arsenales militares. Estos países han demostrado capacidades significativas en las áreas naval, terrestre y aérea, y se han comprometido en varias iniciativas de modernización y expansión de sus respectivas fuerzas armadas.[2]
El fortalecimiento de la cooperación entre Beijing, Moscú y Teherán ha generado reacciones en Washington y entre los miembros de la OTAN. Existe una preocupación creciente de que esta alianza pueda alterar el equilibrio de poder global y regiones específicas clave, como el Medio Oriente, Europa del Este y el Indo-Pacífico.
Los think tanks asociados a la OTAN y al Pentágono han expresado que las capacidades combinadas del bloque China-Rusia-Irán pueden presentar desafíos estratégicos notables. Estas evaluaciones son congruentes con declaraciones de altos mandos militares de la OTAN, quienes han reconocido que las capacidades militares de este eje pueden ser significativas, especialmente en escenarios en disputa.
El objetivo de este artículo es examinar la posible consolidación de un eje compuesto por la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán y determinar las posibles consecuencias, en términos económicos, políticos y militares.
Coalición o alianza
En el ámbito de las relaciones internacionales, los términos coalición y alianza se utilizan con frecuencia, pero tienen connotaciones diferentes.
Una alianza se refiere generalmente a un acuerdo formal entre estados para cooperar en áreas de interés mutuo y, a menudo, se asocia con acuerdos de defensa y seguridad. Las alianzas pueden ser de carácter bilateral o multilateral y a menudo involucran compromisos explícitos de mutua ayuda en caso de un conflicto. Estos acuerdos suelen estar codificados en tratados, como la OTAN, que se basa en cooperación mutua y defensa colectiva.[3]
Una coalición, por otro lado, se utiliza a menudo para describir una asociación menos formal que puede ser temporal y dirigida a objetivos específicos. Las coaliciones pueden o no tener acuerdos formales que las respalden y pueden ser más flexibles en cuanto a la participación y los compromisos de los miembros. Las coaliciones son comunes en las intervenciones internacionales donde los objetivos son a menudo específicos y de duración limitada.[4]
En el caso de la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán, podemos argumentar que estarían en proceso de formar una coalición más que una alianza, basándonos en los siguientes puntos:
Flexibilidad en la Cooperación: Hasta donde se sabe públicamente, los tres países no han firmado un tratado de defensa mutua formal que se parezca a otros acuerdos de alianzas tradicionales. En lugar de eso, parece que están trabajando en una serie de acuerdos cooperativos que cubren varias áreas como economía, política y seguridad.
Diversidad de Intereses: Mientras que una alianza a menudo requiere un acuerdo cohesivo y estrategias compatibles, una coalición puede admitir un mayor grado de divergencia entre los intereses nacionales de sus miembros.[5] China, Rusia e Irán tienen diferentes objetivos estratégicos y políticas externas que pueden no converger completamente, pero se unen para contrarrestar lo que perciben como un dominio occidental.
Objetivos Específicos: Estos países parecen estar uniendo fuerzas principalmente para resistir la influencia de Occidente y promover un orden mundial multipolar. Este objetivo compartido puede ser menos unificador y permanente que los compromisos comúnmente asociados con las alianzas militares tradicionales.
Cooperación Selectiva y Oportunista: La cooperación entre China, Rusia e Irán podría describirse como oportunista, ya que cada país ve beneficios estratégicos en colaborar en ciertos ámbitos mientras mantiene su independencia en otros.
Derecho de veto en el CSNU: Tanto Rusia como China son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con poder de veto. Esto les permite coordinar esfuerzos para influir en la política internacional de forma significativa, pero está más relacionado con la coordinación entre grandes potencias que con una alianza militar formal.
Oficialización de la coalición
Hasta el momento, no se ha establecido una coalición tripartita oficial y formalizada entre la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán que tenga una fecha de inicio de operaciones concreta y documentos firmados que establezcan dicha coalición como una entidad única y estructurada. Sin embargo, ha habido una serie de interacciones y acuerdos bilaterales y multilaterales que indican una creciente cooperación entre estos tres países en diferentes ámbitos:
China y Rusia: Han firmado varios acuerdos de cooperación y han realizado ejercicios militares conjuntos. Además, han coordinado posiciones en el Consejo de Seguridad de la ONU y han reforzado sus vínculos económicos, incluida la inversión en infraestructuras energéticas y el aumento de comercio bilateral.
Rusia e Irán: Mantienen una relación basada en la cooperación militar y técnica. Rusia ha ayudado a Irán en el desarrollo de su programa nuclear civil y ha sido un proveedor de armamento. Ambos países también han cooperado en el ámbito militar en el conflicto sirio en apoyo del gobierno de Bashar al-Assad.[6]
China e Irán: Han desarrollado lazos económicos y energéticos significativos, y en 2021, firmaron un acuerdo estratégico de cooperación de 25 años, que incluye sectores como el comercio y la economía, así como cooperación militar y de seguridad.
A pesar de la cooperación en diferentes áreas, estos acuerdos hasta la fecha no han constituido una coalición formal con una estructura de funcionamiento o un inicio de operaciones oficialmente declarado. Además, es importante distinguir entre la cooperación estratégica tangencial y la formación de una coalición con objetivos y políticas unificadas.
Por otra parte, en el ámbito multilateral, los tres países forman parte de diversos foros internacionales, incluyendo la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y el BRICS en el caso de Rusia y China, en donde intercambian puntos de vista y pueden alinear ciertas políticas. Irán ha mostrado interés en unirse de forma más integral a estas organizaciones, donde Rusia y China son miembros clave.
Implicancias geopolíticas
Una coalición entre China, Rusia e Irán tendría varias implicancias geopolíticas, dado que cada uno de estos países tiene un considerable peso en la arena internacional y capacidades que podrían complementarse mutuamente. Algunas de las posibles implicaciones son:
Multipolaridad Reforzada: El fortalecimiento de la cooperación entre estas naciones puede acelerar el cambio hacia un sistema mundial multipolar. Las acciones conjuntas de estos países pueden ser vistas como un esfuerzo para contrarrestar la influencia de Estados Unidos y sus aliados, proponiendo alternativas al orden internacional actual.
Balance de Poder en Asia: Una coalición de este tipo modificaría significativamente el equilibrio estratégico en Asia, posiblemente desafiando la influencia de Estados Unidos en la región y ofreciendo a países más pequeños un aliado potencial en oposición a la hegemonía percibida del Occidente.
Economía y Comercio: Podría surgir un bloque económico con acuerdos comerciales preferenciales, inversiones mutuas y proyectos de infraestructura compartidos. Esto también podría incluir esfuerzos para reducir la dependencia del dólar estadounidense, desarrollando sistemas de pago alternativos que eviten el sistema financiero dominado por Occidente.
Seguridad y Cooperación Militar: Los tres países podrían incrementar la cooperación militar, realizar ejercicios conjuntos y compartir tecnologías militares, lo que tendría implicaciones significativas para la estabilidad regional y global. Esto también podría llevar a una carrera armamentística y a la reformulación de las alianzas de seguridad.
Energía y Recursos: Con Rusia e Irán como importantes productores de energía y China como uno de los principales consumidores, la cooperación en este campo puede aumentar su influencia en los mercados de energía globales, ofreciendo a China seguridad energética y a Rusia e Irán mercados estables para su petróleo y gas.
Desafíos para la Diplomacia Occidental: Una coalición efectiva podría limitar la efectividad de las políticas exteriores de EE.UU. y la UE, especialmente en lo que respecta a las sanciones y el aislamiento diplomático. Esta coalición podría proporcionar apoyo económico y político que contrarreste las medidas punitivas impuestas por Occidente.
Influencia en Organismos Internacionales: Podrían coordinarse para influir en las decisiones y políticas de organismos multilaterales, incluyendo la ONU, donde dos de los tres tienen poder de veto, para promover sus intereses y desafiar las iniciativas lideradas por Occidente.
Tensiones Regionales y Conflicto: La cooperación entre estos países podría exacerbar las tensiones regionales, especialmente en áreas controvertidas como Taiwán, Ucrania, el Mar del Sur de China y Oriente Medio. Los países vecinos y las potencias globales deberán navegar una dinámica de seguridad cada vez más compleja.
Retos para la No Proliferación Nuclear: La colaboración con Irán podría complicar los esfuerzos internacionales para limitar la proliferación nuclear, en particular si Rusia y China ven menos incentivos para contener el programa nuclear iraní en el contexto de la cooperación estratégica más amplia con Teherán.
Tecnologías Emergentes y Ciberespacio: Podría haber una cooperación en el desarrollo y uso de tecnologías emergentes, incluyendo inteligencia artificial, 5G y otros aspectos del ciberespacio. Esto también incluiría posibles estrategias coordinadas de ciberdefensa y ciberofensiva.
Narrativas Alternativas: Estos países pueden trabajar juntos para promover narrativas de gobernanza y valores alternativos que desafíen la visión occidental y promuevan la diversidad de sistemas políticos y económicos como algo igualmente legítimo.
Relaciones comerciales internacionales
La consolidación de una coalición entre la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán podría tener efectos significativos en las relaciones comerciales internacionales. Estos efectos pueden ser tanto directos, como cambios en los flujos comerciales y en las políticas de inversión, como indirectos, a través del impacto en la estabilidad geopolítica global. A continuación, se detallan algunas posibles consecuencias:
Reconfiguración de Cadenas de Suministro: Empresas internacionales podrían buscar diversificar y posiblemente alejarse de las cadenas de suministro que dependen de países dentro de la coalición, especialmente si las tensiones geopolíticas conducen a la imposición de sanciones o aranceles. Por otro lado, podría existir una aceleración en el proceso de desacoplamiento entre China y países alineados con Estados Unidos, donde las compañías buscarían alternativas para reducir su exposición a riesgos derivados de posibles conflictos comerciales.
Inversión Extranjera: Los países de la coalición podrían fortalecer sus lazos económicos internos y buscar atraer inversión de otras regiones que ven en esta coalición un contrapeso a la influencia occidental, modificando patrones globales de inversión extranjera directa. Asimismo, podría haber un incremento en los proyectos conjuntos de infraestructura, como los que ya están en marcha bajo iniciativas como la Belt and Road Initiative de China, pero ahora incluyendo la intervención de Rusia e Irán de manera más prominente.[7]
Normativas y Estándares Comerciales: Con una coalición más fuerte, podrían emerger normas comerciales y estándares alternativos que compitan con los impulsados por economías occidentales, especialmente en sectores como tecnología digital y telecomunicaciones. Estos países podrían desarrollar acuerdos preferenciales entre sí que excluyan a las naciones occidentales o que establezcan barreras comerciales más altas para los no miembros de la coalición.
Monedas y Mercados Financieros: La coalición podría fomentar la denominación de transacciones comerciales en monedas alternativas al dólar estadounidense, como el rublo ruso, el yuan chino o una nueva moneda común, como forma de eludir el sistema financiero dominado por Occidente. Esto también podría influir en los mercados financieros globales, creando nuevos centros financieros regionales o fortaleciendo los existentes en Asia y Oriente Medio, lo que ofrecería a los inversionistas alternativas a las bolsas de Nueva York, Londres o Frankfurt.
Mercado Energético: La cooperación entre Rusia e Irán, ambos importantes productores de energía, junto con la creciente demanda de China, podría dar lugar a una nueva dinámica en los mercados de petróleo y gas, posiblemente desplazando el centro de gravedad del mercado energético. Los países que actualmente dependen de Rusia o Irán para sus necesidades energéticas podrían buscar diversificar sus fuentes de energía ante el riesgo de sanciones o interrupciones en el suministro vinculadas a tensiones políticas.
Impacto en la Economía Global: Una alianza económica sólida entre estos tres importantes actores podría desafiar la hegemonía económica del occidente, lo que podría llevar a una nueva distribución del poder económico global. La incertidumbre generada por estos realineamientos podría causar volatilidad en los mercados globales, afectando el comercio, las inversiones y las tasas de cambio.
Relaciones políticas internacionales
El establecimiento de una coalición tripartita entre la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán tiene considerables repercusiones políticas que afectan el panorama internacional. A continuación, se detallan algunos de estos posibles impactos:
Reconfiguración del Orden Internacional: La consolidación de esta alianza podría presagiar una transformación fundamental del orden internacional. El surgimiento de un frente unido entre China, Rusia e Irán representa un potencial contrapeso a la predominancia occidental y sugiere el avance hacia un orden mundial más multipolar. Estos cambios podrían modificar las dinámicas de poder establecidas y permitir un escenario global donde distintos centros de influencia ejercen una mayor autonomía y relevancia.
Desafío a la Hegemonía de Estados Unidos: La coalición representa un desafío explícito a la hegemonía estadounidense. Al aumentar la interconexión en materia de políticas exteriores y defensa, estos países se posicionan para contrarrestar la capacidad de Estados Unidos de imponer su voluntad unilateralmente, sobre todo a través de medidas como sanciones. Estos esfuerzos se reflejan en la búsqueda de una mayor autosuficiencia y en la construcción de sistemas alternativos de comercio y finanzas que eludan el dominio del dólar.
Legitimación de Modelos de Gobernanza Alternativos: En contraste con las democracias liberales occidentales, China, Rusia e Irán representan distintos sistemas políticos que con frecuencia son catalogados como autoritarios o centralizados. La alianza puede mejorar la capacidad de estos países para promocionar y legitimar sus respectivos modelos gubernamentales, tanto a nivel regional como mundial, lo que podría tener un efecto dominó en la propagación de sistemas políticos similares en otras partes.
Transformación de Alianzas Regionales y Globales: Las consecuencias de este bloque para el tejido de coaliciones en distintas regiones son profundas. Podrían surgir alianzas adicionales compuestas por estados alineados con los intereses de la coalición, a menudo motivados por el descontento con la política exterior occidental o la búsqueda de nuevas oportunidades geopolíticas. Del mismo modo, la coalición puede ocasionar tensiones y fisuras en alianzas actuales, como es el caso de la OTAN o la Unión Europea, donde las políticas hacia China, Rusia e Irán ya han generado debate.
Soporte Mutuo en Foros Internacionales: La cooperación entre los países miembros puede ver su fortalecimiento en el apoyo recíproco dentro de organismos multilaterales como las Naciones Unidas. Esto podría permitirles promover agendas comunes y neutralizar iniciativas lideradas por potencias occidentales, particularmente en asuntos clave como los derechos humanos y el derecho internacional.
Potencial para influir en Conflictos: En zonas de conflictos, la coalición podría influir de manera significativa, ya sea exacerbando tensiones existentes a través del apoyo a actores específicos o buscando soluciones diplomáticas con nuevas configuraciones de poder. La alineación de intereses entre estos actores podría resultar en un cambio significativo en el patrocinio a actores no estatales y regímenes en países como Siria, Yemen o Ucrania.
Reconfiguración de Estrategias de Seguridad: La creciente capacidad militar combinada de estos tres países, junto con su posible alineación en asuntos de seguridad, podría obligar a las potencias occidentales a reconsiderar sus propias estrategias de seguridad. Esto también podría impulsar una intensificación de las carreras armamentísticas, particularmente en el ámbito de tecnologías emergentes y ciberdefensa.[8]
Promoción de Ordenamientos Económicos Alternativos: Desde un punto de vista político y económico, la coalición puede favorecer el desarrollo y consolidación de sistemas económicos que desafíen a las instituciones financieras dominadas por Occidente. Esto incluye la creación de mecanismos de intercambio y financiamiento alternativos que reduzcan la dependencia de las estructuras existentes.
Impacto en Derechos Humanos y Normativas Internacionales: El acercamiento entre estos estados puede llevar a una presión conjunta sobre las normativas internacionales, potencialmente desviándose del enfoque en la promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales que caracteriza a Occidente. Al mismo tiempo, la solidaridad dentro de la coalición puede debilitar las críticas internacionales sobre las prácticas domésticas de sus integrantes.
Cuestionamiento de la Globalización Liberal: Finalmente, la existencia de la coalición supone una crítica a la forma actual de la globalización y podría inclinar la balanza hacia modelos que prioricen el papel regulador y protector del Estado sobre mercados y sociedades.
Relaciones en el ámbito de la defensa y la seguridad internacional
En un contexto geopolítico en constante evolución, el surgimiento de una coalición entre China, Rusia e Irán desencadenarían una revisión profunda de las arquitecturas de seguridad y defensa actuales a nivel internacional.[9] A continuación, se explicará cómo la elevación de esta alianza dinámica podría remodelar el paisaje de la defensa global y reconfigurar los alineamientos estratégicos existentes. A saber:
Transformación del Equilibrio de Poder Militar: La integración militar y estratégica de estas tres naciones tiene el potencial de alterar significativamente el equilibrio de poder global. La convergencia de sus fuerzas armadas, sea a través de ejercicios conjuntos, desarrollo de armamento colaborativo o planificación estratégica unificada, introduce un nuevo vector de poder que inevitablemente reajusta el cálculo de la política de seguridad y defensa por parte de Occidente y sus aliados.
Causa de Carreras Armamentísticas y Desarrollo Tecnológico: La consagración de una coalición militar entre China, Rusia e Irán podría fácilmente generar un estímulo en las carreras armamentísticas, con un enfoque destacado en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el ciberespacio, y la militarización del espacio. Frente a esta realidad, se prevé un aumento en la inversión en I+D de defensa de parte de los Estados Unidos y la OTAN, con el objetivo de no quedarse rezagados ante las innovaciones que esta coalición pudiera introducir.
Desestabilización Estratégica y Cambios en el Ámbito Regional: El impacto de esta coalición se extiende más allá de la mera capacidad militar, ya que podría redefinir la geografía de seguridad y cambiar el balance estratégico en zonas críticas como Oriente Medio, Asia Central y el Ártico. La posibilidad de que China, Rusia e Irán ejerzan colectivamente más presión o influencia sobre estas áreas podría encender nuevas tensiones y requerir de los actores internacionales una reevaluación de sus políticas y alianzas regionales.
Reconfiguración de Alianzas y Tratados de Defensa: La existencia y el reforzamiento de esta coalición podrían poner a prueba la integridad y la eficacia de las alianzas existentes como la OTAN, instando a estas a reconsiderar sus estrategias colectivas de seguridad. Además, la cooperación entre estos Estados podría complicar el diálogo y la negociación de futuros tratados de armamento y medidas de confianza, desafiando la infraestructura del control de armas tal como la conocemos.
Ciberseguridad y Dominio Espacial en Primer Plano: En una era donde la guerra cibernética y la competencia en el espacio se vuelven cada vez más prominentes, la combinación de esfuerzos de estos tres países podría significar una amenaza sin precedentes a la seguridad cibernética y espacial global. La necesidad de una defensa colectiva y de una estrategia de seguridad en estas áreas emerge como crítica para la defensa nacional de cualquier Estado frente a la posibilidad de ciberataques coordinados o la competición por el espacio.
Influencia en la Industria de Defensa y el Mercado de Armas: Como contrapeso al dominio de los proveedores de armas occidentales, esta alianza podría motivar el nacimiento de un mercado alternativo de defensa, donde se promovería la transferencia de tecnología de defensa y el comercio de armamento entre los miembros de la coalición y otros países. Esto no solo puede variar el ecosistema de la industria de defensa internacional, sino también ofrecer a países sancionados por Occidente nuevas fuentes de equipamiento militar.
Intereses y objetivos
La posible constitución de una coalición entre la República Popular de China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán reflejaría una convergencia estratégica de sus intereses y objetivos, los cuales abarcan aspectos políticos, económicos, militares y tecnológicos. A continuación, se detallan y contextualizan las metas que tendría cada país dentro de esta coalición:
China: Afirmación y Proyección de Poder
China, en su ascenso a potencia mundial, tiene como uno de sus principales objetivos consolidar y expandir su influencia en el orden mundial. Con proyectos emblemáticos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China busca no solo tejer una red de infraestructura que conecte a Asia con África y Europa, sino también exportar su modelo de desarrollo, que combina política de Estado con iniciativa privada.
La alianza con Rusia e Irán le permite a China:
Contrarrestar la influencia de EE.UU., especialmente en regiones estratégicamente vitales como el Indo-Pacífico y Asia Central.
Asegurar el acceso a recursos naturales cruciales, diversificando sus fuentes de energía y materias primas para sustentar su crecimiento económico.
Abrir nuevos mercados para sus bienes y tecnologías, en particular en países menos alineados con occidente o afectados por sanciones internacionales.
Reforzar su capacidad de proyección militar y tecnológica, especialmente en el desarrollo y despliegue de sistemas de armas avanzadas.
Rusia: Reafirmación de la Grandeza Nacional
Rusia persigue la reafirmación de su estatus como una gran potencia, componente integral de su identidad nacional y política exterior. La colaboración con China e Irán atiende sus necesidades estratégicas:
Marca una oposición a la expansión de la OTAN y la presencia militar estadounidense en cercanías de sus fronteras y áreas de interés tradicionales.
Potencia su influencia en regiones como Medio Oriente y Europa del Este, fundamentales para su seguridad y esfera de influencia.
Le permite fortalecer lazos económicos y tecnológicos, especialmente en sectores críticos como el energético y el militar, facilitando el desarrollo y la venta de armamento y tecnología.
Provee una plataforma para eludir el impacto de las sanciones impuestas por potencias occidentales, mediante la creación de sistemas financieros y comerciales alternativos.
Irán: Fortalecimiento de Autonomía y Expansión Regional
Irán tiene como objetivo contrarrestar la presión política y económica proveniente de occidente, en particular las sanciones que afectan a su economía y programa nuclear. Este país busca:
Asegurar y proyectar su influencia en Oriente Medio, donde tiene intereses geopolíticos y religiosos.
Fortalecer su capacidad defensiva, teniendo en cuenta las amenazas percibidas por parte de adversarios regionales y la presencia militar estadounidense en la zona.
Buscar legitimidad internacional y apoyo para su programa nuclear, posicionándolo como parte de su derecho soberano a la autodefensa y desarrollo científico.
Diversificar sus alianzas y partenariados económicos para aliviar los efectos de las sanciones y promover su desarrollo tecnológico y militar.
Equilibrio de poder en Asia Central, Medio Oriente y Europa del Este
La posible consolidación de una coalición entre China, Rusia e Irán podría tener el potencial de alterar significativamente el equilibrio de poder en varias regiones clave alrededor del mundo. Aquí se analiza cómo esta coalición podría impactar Asia Central, Medio Oriente y Europa del Este:
Asia Central
Asia Central es una región rica en recursos naturales y posee una posición geoestratégica significativa entre Europa, Asia y Medio Oriente.[10] La colaboración entre China, Rusia e Irán podría:
Reforzar la presencia económica de China en la región mediante la profundización de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, estableciendo una infraestructura de transporte y comercio que pudiera disminuir la dependencia de la región con respecto a Rusia.
Facilitar la creación de una arquitectura de seguridad colectiva que podría disminuir la influencia de actores externos, como Estados Unidos y la OTAN, que han buscado establecer asociaciones con los países de la región.
Enfatizar la cooperación energética, con China y Rusia invirtiendo en instalaciones de gas y petróleo, mientras Irán podría proporcionar rutas alternativas para la exportación de estos recursos hacia el sur.
Medio Oriente
El Medio Oriente, una región tradicionalmente influenciada por la dinámica entre Estados Unidos y sus aliados versus Irán y sus aliados, podría experimentar los siguientes cambios:
Irán podría recibir mayor respaldo político y económico de China y Rusia, lo que potenciaría su influencia regional y capacidad para resistir la presión de sanciones impuestas por Occidente.
Rusia ha establecido recientemente una presencia militar significativa en Siria y busca expandir su influencia en otros países como Libia. La alianza con China e Irán puede consolidar la posición rusa en el Mediterráneo Oriental y en toda la región.
China, a través de su necesidad de asegurar el flujo de energía y su política de no intervención en asuntos internos de otros países, podría convertirse en un actor pacificador alternativo a Estados Unidos, posiblemente mediando en conflictos regionales con un enfoque distinto.
Europa del Este
Europa del Este es una región donde los intereses de la alianza podrían impactar notablemente la seguridad y la política, especialmente en relación con la presencia y acciones de la OTAN:
Rusia ve a Europa del Este como su esfera de influencia tradicional y ha mostrado una fuerte oposición a la expansión de la OTAN hacia el este. Con el apoyo de China e Irán, Rusia podría intentar fortalecer su influencia en la región y desafiar directamente la presencia militar occidental.
La cooperación en materia de defensa entre estos actores podría llevar al despliegue de sistemas de armamento más avanzados en el área, aumentando la tensión y potencialmente desestabilizando el equilibrio de poder existente.
La participación china en proyectos de infraestructura e inversión podría tentar a algunos países de Europa del Este a adoptar una postura más equidistante entre Occidente y el bloque liderado por China y Rusia.
Los think tanks asociados a la OTAN y al Pentágono
Los centros de estudio y análisis, conocidos como «think tanks», vinculados con la OTAN y el Pentágono han señalado que la sinergia de las capacidades militares y estratégicas de un bloque conformado por China, Rusia e Irán puede representar una serie de desafíos pertinentes para la seguridad global. Estas evaluaciones se alinean con declaraciones efectuadas por altos mandatarios militares de la OTAN, los cuales han subrayado que una cooperación efectiva entre dichos países puede traducirse en un incremento notable de sus capacidades bélicas, con especial énfasis en contextos de conflictos geopolíticos.
Las capacidades combinadas de China, Rusia e Irán no solo abarcan el ámbito militar convencional —como el terrestre, aéreo y marítimo— sino también las esferas de la ciberseguridad, la guerra electrónica, y el desarrollo y despliegue de tecnologías avanzadas, como los misiles hipersónicos y los sistemas de defensa antiaérea. El avance y la especialización en estos campos por parte de este bloque trilateral podría desafiar la capacidad de la OTAN y sus miembros de mantener una superioridad técnica y táctica.
Los think tanks afiliados principalmente subrayan preocupaciones relativas a la adaptabilidad y coordinación de las operaciones conjuntas de este bloque. Hipotéticamente, la construcción de una infraestructura militar y logística compartida, con ejercicios conjuntos y estandarización de procedimientos, podría permitir a China, Rusia e Irán exhibir una fuerza colectiva muy efectiva. Esto se traduce en la capacidad de proyectar poder en múltiples regiones a la vez, desafiando así la influencia y la preparación de los aliados occidentales.
Además, la imaginativa utilización de la influencia económica y la diplomacia por parte de estos países puede verse como un complemento a sus actividades militares. Implementando una combinación de «poder blando» y «poder duro», podrían desafiar el orden internacional existente, ofreciendo alternativas al sistema liderado por Estados Unidos y sus aliados. Las rutas comerciales como la iniciativa Belt and Road de China, el uso de alternativas al dólar en las transacciones financieras, y las alianzas políticas pueden llevar a la creación de bloques económicos y políticos que limiten la influencia occidental.
Al evaluar la postura de este bloque emergente, los think tanks también consideran factores como las disímiles ambiciones nacionales y las oportunidades donde los intereses se cruzan, especialmente en regiones como el Medio Oriente, el Ártico y Asia Central.[11] También se examinan las capacidades para la acción asimétrica, que pueden incluir estrategias no convencionales, como las operaciones de guerra híbrida, y estrategias para contrarrestar o eludir la superioridad tecnológica del adversario.[12]
Desde la perspectiva de planificación y estrategia defensiva, los análisis proporcionados por estos grupos reflexionan sobre la necesidad de desarrollar capacidades de contrainteligencia robustas, sistemas antimisiles más eficaces y estrategias de seguridad cibernética avanzadas para preservar las ventajas estratégicas de la OTAN. Además, recalcan la importancia de mantener y fortalecer las alianzas políticas y militares existentes, así como de explorar nuevas vías de cooperación internacional para equilibrar el futuro incremento de la influencia de la coalición China-Rusia-Irán.[13]
Conclusiones
El bloque en formación integrado por China, Rusia e Irán se asemeja más a una coalición que a una alianza en el sentido tradicional. Es una cooperación estratégica pero flexible, con intereses compartidos, pero también con diferencias significativas y no está regulado aún por un tratado de defensa colectiva con compromisos de seguridad recíprocos.
Hasta marzo de 2024, aunque hay indicios de una colaboración más estrecha entre estas naciones, no se ha establecido formalmente una coalición institucionalizada con documentos que certifiquen tal alianza ni existe una fecha de inicio operacional. Los futuros desarrollos podrían depender de incidentes y resoluciones que surgieran tras la fecha de corte de la información y redacción del presente artículo (abril 2024).
Una coalición formada por China, Rusia e Irán tendría el potencial de alterar significativamente las relaciones internacionales y las estructuras de poder existentes. Tal configuración de poder podría desafiar la preeminencia de los Estados Unidos y sus aliados, llevar a una redistribución de la influencia global y regional, y tener un impacto profundo en la política mundial en las décadas futuras. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que las diferencias internas y los intereses competitivos dentro de esta potencial coalición podrían limitar su alcance y efectividad.
La consolidación de esta coalición puede llevar a un replanteamiento sustancial de las relaciones comerciales internacionales, con implicaciones a largo plazo para las empresas, los gobiernos y las economías a nivel mundial. La capacidad de los actores internacionales para adaptarse a estos cambios dependerá de la agilidad y flexibilidad de sus respuestas económicas y diplomáticas.
Las ramificaciones políticas de esta alianza tripartita son extensas y pueden inducir cambios sustanciales en la dinámica internacional, avanzando hacia un entorno caracterizado por la multipolaridad y el resurgimiento de esferas de influencia regionalizadas. La consolidación de esta coalición demandaría a los países occidentales y a otros actores internacionales elaborar respuestas estratégicas complejas y estar preparados para navegar un panorama en constante transformación.
La colaboración estratégica entre China, Rusia e Irán desvela la emergencia de un eje de poder que pide a la comunidad internacional reexaminar y posiblemente redefinir sus enfoques de seguridad y política de defensa. La respuesta a este nuevo eje, desde las potencias occidentales y otros actores relevantes, se anticipa como determinante para modelar la futura estabilidad internacional y el orden de poder. Por lo tanto, la era de una competencia estratégica ascendente parece ser inminente, lo que requiere una reflexión profunda sobre las maneras en que las naciones manejan la seguridad global en un entorno cada vez más integrado y desafiante.
En efecto, la alianza entre estas naciones representa una estrategia deliberada para rediseñar tanto el panorama geopolítico como el sistema internacional. Buscan desafiar la hegemonía tradicional occidental y propiciar un equilibrio de poder más favorable a sus respectivos intereses nacionales, fortaleciendo sus posiciones en el escenario global frente a las dinámicas de poder establecidas.
En general, esta coalición trilateral podría tener un efecto disruptivo en el actual orden internacional. Representaría una alianza de países que persiguen un cambio en el statu quo, ofreciendo nuevas opciones de alianzas e influencia en un mundo que hasta ahora ha estado dominado por intereses occidentales. Un cambio hacia un sistema multipolar podría ser más evidente, con efectos imprevistos y el potencial para una nueva configuración de la política global.
La posibilidad de que este bloque consolide sus fuerzas es de gran interés no solo para la OTAN y el Pentágono, sino también para el equilibrio estratégico mundial, lo que lleva a un análisis continuo de sus implicaciones. A medida que se desarrollan las dinámicas geopolíticas, es primordial que las instituciones occidentales y sus think tanks aliados mantengan una vigilancia constante y adapten sus políticas y estrategias para enfrentar estos desafíos emergentes de manera efectiva y previsora.
Notas finales:
- https://orcid.org/0000-0002-2221-5956girubiopineiro@unla.edu.ar; pongui51@gmail.com
Universidad Nacional de Lanús (UNLa), Argentina.
Autor del libro: “Capacidades del Sistema de Inteligencia ruso”.
Es Mayor en situación de retiro del Ejército Argentino. Asimismo, es Magister en Defensa Nacional y especialista en estrategia operacional y planeamiento militar conjunto, así como en conducción superior de organizaciones militares conjuntas. Es Licenciado tanto en Comunicación Institucional como en Administración. Ha realizado el Curso de Oficial de Estado Mayor y Planeamiento Conjunto en la Escuela Superior de Guerra Conjunta del Ejército Argentino. Actualmente, es profesor en Geopolítica y Análisis Estratégico, en Defensa Nacional y en Instituciones y Regímenes de la Defensa y la Seguridad Internacional, en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).El autor declara que no tienen conflicto de intereses.
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- Ibíd. ↑